#Opinión | Esos despachos no son del Madrid
La Copa del Rey de Madrid está cada vez más cerca. Ya se conocen los equipos participantes y la conclusión es una: el campeón de Europa y de España no será el conjunto que ejerza como anfitrión. Una gran noticia porque supone que el equipo entrenado por Pablo Laso llega por méritos propios a la gran competición de baloncesto nacional.
Los que han conseguido su pase a la Copa a base de decretazo son los pobres de Madrid. El equipo del pueblo y de esa cantera invisible que completa la plantilla del primer equipo. Invisible por ser mínima y en algunos casos incluso falsa.
Pero la cuestión es otra. El baloncesto español necesita mejorar, aumentar la competitividad y eliminar las injusticias gestadas en despachos y no en pistas de parqué. El Estudiantes, una vez más, se ha visto beneficiado por los desajustes del reglamento. El Estudiantes, una vez más, ha demostrado que esos despachos no son del Madrid.
Los mismos que les mantuvieron en la máxima categoría, en una ACB codiciada por muchos, a causa de la falta de potencial económico de otros clubes de la LEB, logra ahora su presencia en la Copa del Rey con apenas seis victorias en toda la temporada, tres menos que el equipo que cierra el grupo de playoffs.
No me quiero imaginar ni un solo segundo si fuera el Real Madrid el que no perdiera la categoría por su capacidad de pagar un precio. No me quiero imaginar si fuera el Real Madrid el que no lograra clasificarse para un torneo pero que, por el simple y estúpido hecho de ser anfitrión, consiguiera su presencia en dicha competición.
Estudiantes ha sido el mejor de los peores. Su duelo con el Fuenlabrada en la zona baja de la tabla era el único requisito que tenían para clasificarse. Tanto que hasta aficionados del equipo naranja han dejado claro en redes sociales que su equipo ha perdido la oportunidad de estar presentes en la Copa del Rey más fácil de la historia para un club de la capital española.
Esa superioridad moral que se han asignado algunos, al fin y al cabo les acaba retratando. La única fortuna de la falta de apoyo mediático del baloncesto es que se evitan horas y horas de polémica por la injusticia que respalda la jurisdicción.
Los cánticos de “¿quién manda en la capital?” van cogiendo un tono cada vez más irónico. Porque la respuesta para algunos sería el Madrid, pero para otros deberían ser los despachos, la suerte o la mera injusticia.