Olga es como muchas otras niñas, una luchadora que pelea por cumplir su sueño. Nacida en Sevilla el 12 de junio del 2000, desde muy pequeña acompañaba a sus hermanos a los entrenamientos y los veía detenidamente subida a una valla. Una de las cosas que más le llamaba la atención era ese olor a césped, y aquel balón que no paraba de rodar. Mucho tuvo que luchar la sevillana, su madre al principio era reacia a que su hija jugara al fútbol, lo probó primero con las sevillanas, como no… y con la natación, pero Olga lo que quería era ser futbolista, y tenía claro que lo iba a conseguir.
Al principio, la joven empezó a jugar con niños, y como todas las futbolistas de su edad, fue tratada de manera injusta por algún entrenador, hasta que llegaron las pruebas con el Sevilla FC, donde las pasó, y por fin pudo jugar con niñas de su edad en uno de los clubes más emblemáticos de su ciudad.
Olga seguía creciendo y destacando, tanto en el Sevilla como en la Selección Andaluza. Olga se estaba saliendo, fruto de ello, Maribel Marquez le dio la oportunidad de jugar la fase de ascenso a primera donde el conjunto andaluz consiguió ese ansiado ascenso.
Una temporada bastó, para que el Madrid se fijara en ella, Su polivalencia, su constancia y sobretodo su personalidad la han llevado a día de hoy a ser una de las capitanas del conjunto que dirige Toril, y de la Selección campeona del mundo.
El destino ha querido que este año, pudiese levantar una Copa del Mundo. Cabe recordar que en pandemia, la generación de Olga y Athenea clasificaron al conjunto sub 20 al Mundial que fue aplazado y que también ganó el conjunto nacional el pasado mes de noviembre.
Foto: PIERRE-PHILIPPE MARCOU/AFP via Getty Images