#MiradaBlanca | Tormenta

26 febrero 2019 - 17:09
#MiradaBlanca | Tormenta

Les voy a ser sincero. Soy un aficionado un poco extraño. A la mayoría de los aficionados cuando le hablan de que se acerca una maratón de partidos entre dos de los equipos más representativos del deporte que aman se alegran. Lo ven como una oportunidad de poder ganar a su eterno rival y como un evento único que poder ver. Son considerados partido del siglo, aunque puedan jugarse varios en pocos días.

Sin embargo, yo no. Cuando se acerca un Madrid-Barça o similar las únicas ganas que me entran son de que pase cuanto antes. Sinceramente, no me compensa la probable alegría momentánea que pueda sentir en caso de victoria con el malestar que me puede dejar una derrota ante el eterno rival. Si eso me ocurre con un solo partido imaginaos la huella que me dejó aquel maratón de clásicos de 2011. Probablemente mucho madridista guarde buen recuerdo de aquellos 4 partidos disputados entre madridistas y culés en apenas 18 días ya que fue cuando el Madrid volvió a mostrarse como candidato a todo y no sólo volvió a competir ante el Barça tras años sin hacerlo sino que además se saldó con un título (la Copa del rey). Sin embargo, deportivamente los resultados no fueron los mejores. Dejando aparte el entorchado copero conquistado en Mestalla, en aquellos partidos no sólo el Barça sentenciaría la liga en el Bernabéu (1-1), sino que también eliminaba al Madrid en Europa tras doble escándalo arbitral: la famosa expulsión a Pepe en el Bernabéu (0-2) cuando mejor asentados estaban en el campo los blancos y el gol anulado a Higuaín (que hubiera supuesto el 0-1 en el marcador con casi la mitad del partido por jugar) por una falta de Cristiano a Mascherano que no se habría producido si antes Piqué no hubiera pegado una patada por detrás al portugués. Al final, el resultado fue 1-1 y el Madrid que veía como su eterno rival pasaba a la final de una Champions que acabaría en las vitrinas azulgranas.

Pues bien, aquella tormenta tanto deportiva como extradeportiva puede volver a vivirse entre febrero y marzo. Este mismo miércoles se iniciará una nueva tormenta que supondrá tres clásicos en 96 horas y como mínimo 6 en poco más de un mes. ¿No les salen las cuentas, verdad? Yo se lo explico, al duelo futbolístico de Copa y Liga que viviremos este miércoles y sábado respectivamente hay que sumar el de Euroliga que se vivirá este viernes en el Palau. Un choque baloncestístico que supondrá el reencuentro entre ambos conjuntos menos de dos semanas después del escándalo sufrido en la final de la Copa ACB. Por lo tanto, si a estos encuentros les sumamos la ida del torneo del KO que se disputó en el Nou Camp hace dos semanas y el partido de Liga Endesa que madridistas y culés vivirán en el WiZink Center en un mes, ahí lo tienen. 6 partidos (que podrían ser incluso más si madridistas y culés pasaran su eliminatoria y se enfrentaran en cuartos de UEFA Champions League) en poco más de 30 días que no van a ser aptos para corazones sensibles de los que somos seguidores de ambos deportes.

En fin, que desde aquí deseo a los nuestros mucha suerte en esta tormenta de clásicos. 3 de estos 4 clásicos que restan, como dice un amigo mío, son en nuestra casa, con nuestra sangre, así que no hay otra hay que ganar por lo civil y contra lo criminal (no, no me equivoco en la preposición)… Por difícil que parezca hay que hacer pleno de victorias ante el eterno rival. Demostrar quién es el rey de Europa en fútbol y baloncesto. Yo intentaré celebrarlo… y sobrevivirlo.

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