#MiradaBlanca | Ni olvido ni perdón
Ya no se oyen las burlas ni las quejas, ya nadie clama venganza y para la prensa el castigo impuesto a los injustos jueces es incluso excesivo. Para mucha gente lo ocurrido en Madrid el pasado 17 de febrero ya es historia…. pero esta gente no es precisamente madridista.
Este domingo se ha cumplido un mes de la gran afrenta, 30 días con sus noches desde que al baloncesto español se le cayó la careta e hirió de muerte a su competición fetiche, la Copa del Rey. Treinta días han pasado desde que los Garcia González, Pérez Pérez o Jiménez se unían a los Neyro, Peruga o Mitjana en la historia negra del madridismo. Ha pasado un mes sí, pero eso no significa que hayamos olvidado y, ni mucho menos, perdonado.
La herida sigue abierta y sangrando por la inacción de la ACB. Todo hubiera cicatrizado perfectamente si la Asociación de Clubes de Baloncesto hubiese pedido disculpas y hubiese apartado de su competición a los colegiados de la final. Pero no, la ACB prefirió creer que con sancionar tres semanitas a los prevaricadores (y tan solo a dos de ellos) podría calmar cualquier enfado del Real Madrid e incluso hacer olvidar la afrenta. No señores, esto no se olvida con un mero “te has equivocado” y un castigado a tu cuarto, te veo al cenar. Y más si eres incapaz de hacer un comunicado explicando el porqué, porque a sabiendas has tomado una decisión justa que le ha costado un título por segundo año consecutivo a un equipo simplemente para intentar lavar tu conciencia de un error anterior.
Pues bien, los hados han querido que precisamente treinta días después la ACB vuelva al Wizink Center lo que ha despertado nuestro enfado latente (y más que lo hará la próxima semana con la visita del equipo favorecido por la prevaricación). Un cabreo motivado por una decisión injusta sí, pero sobre todo completamente antideportiva, una decisión que sobrepasa cualquier límite del entendimiento humano y que es un auténtico golpe para una institución que ya ni siquiera asegura como premio para su campeón el acceso a la máxima competición continental, verdadero objeto de deseo de cualquier club con aspiraciones.
El adiós está más cerca que nunca y la ACB no ha querido enmendarlo. Han querido tapar un pozo de mierda que cada vez huele de forma más putrefacta. Pues no señores, de mí no esperen ni olvido ni perdón.
Foto: El Español