#MiradaBlanca | «Morituri te saludant… aut non»
“(..) Edidit et in Martio campo expugnationem direptionemque oppidi ad imaginem bellicam et deditionem Britanniae regum praeseditque paludatus. Quin et emissurus Fucinum lacum naumachiam ante commisit. Sed cum proclamantibus naumachiariis: «Have imperator, morituri te salutant!» Respondisset: ‘Aut non’…”
Suetonio, De Vita Caesarum, Vita Divi Claudio XXI (121 d.C.)
Cuenta Suetonio en la Vida de los doce Césares que cuando el emperador Claudio quiso representar la batalla náutica y el saqueo de Bretaña en el campo de Marte los gladiadores que allí iban a combatir se presentaron bajo el lema de “Salve César, los que van a morir te saludan”. Este episodio acabaría entrando en la leyenda y ahora, parece que de forma errónea, se cree que cada vez que un gladiador entraba en el Coliseo saludaba al emperador bajo el mismo lema.
Ahora, dicienueve siglos después de aquel episodio, otros gladiadores van a otro coliseo romano. Tal vez en este en vez de haber agua y naves haya césped y un balón pero al igual que entonces en esta ocasión los gladiadores (al menos los blancos) están en esta situación por cometer un delito. Si en la Roma clásica la mayoría de los gladiadores eran esclavos o delincuentes, esta noche en el Olímpico los que comparezcan allí lo harán bajo uno de las mayores atrocidades que se puede cometer llevando la camiseta blanca: la de la falta de actitud.
Una falta de actitud que se lleva viendo durante toda esta campaña pero que tomó una especial virulencia el pasado sábado en Ipurúa donde el 3-0 que les endosaron en Eibar se quedó hasta corto. Todos estos antecedentes podrían hacer pensar que, al igual que los duros gladiadores que narra Suetonio, los blancos marchan a Roma con muchas probabilidades de perecer en el intento (el 100% si no cambian su actitud).
Pese a ello, la realidad es que necesitamos que los nuestros pronuncien esa misma frase ante su César Solari. Necesitamos que vayan, o mejor dicho, que salgan a morir. Que en cada balón, en cada carrera, en cada segundo pongan todo su corazón en el intento. Si lo hacen tal vez, el Dios del fútbol les diga lo mismo que entonces respondió Claudio a los gladiadores cuando le dijeron que iban a morir: “O no”.