#MiradaBlanca | Bendita maldición
Que nadie os engañe. Ser del Madrid es una auténtica bendición. En primer lugar, porque no hay un equipo que tenga más seguidores, gente con la que tenemos una unión indisoluble, alrededor del mundo. En segundo lugar, porque cuando alguien lleva nuestro escudo sabe que un halo de invencibilidad le rodea, al dragón blanco hay que matarle mil veces pero siempre se levanta. Y en tercer lugar porque ser madridista es una forma de vida, algo que te enseña a no conformarte con lo que tengas por muy valioso que esto sea.
Sin embargo, esto último es también considerado por muchos una maldición. Muchas veces a los madridistas nos han acusado de no saber disfrutar del triunfo, ya que en cuanto ganamos pedimos aún más. Las palabras de Ramos hablando de la Decimotercera recién conquista la Duodécima resonaron en el vestuario hasta el pasado 26 de Mayo y el pasado lunes en la celebración el capitán del equipo de fútbol repetiría amenaza.
Pero como es lógico en el baloncesto tampoco somos ajenos a esta maldición. Cualquier equipo, tras la machada realizada en Belgrado, y más tras la espectacular fiesta del pasado lunes en el Bernabéu (algo inédito para el Madrid de baloncesto), se hubiera relajado. Sin embargo, como decíamos antes, esto no va en el ADN blanco. Y es que el Madrid no se conforma, la Décima no es suficiente. La derrota en la final la pasada campaña ante el Valencia aún escuece mucho y aunque los blancos se han quedado sin revancha (los taronja no han pasado de cuartos) por ello los de Pablo Laso quieren resarcirse conquistando también el torneo liguero y si pudiera ser vengándose de la derrota en Copa ante el Barça aún mejor.
La realidad es que los que nos acusan de este inconformismo crónico no se dan cuenta que en éste es precisamente la clave de nuestro éxito. Los madridistas son conscientes de que están ante una oportunidad única de sumar un nuevo título a su palmarés porque cómo dice Pablo Laso, en lo único que piensan es en ganar mañana. Porque ese no conformarse nunca, ese luchar hasta el último segundo, el no recrearse nunca en la victoria sino pensar en el siguiente partido; en definitiva, esas ganas de ganar por muy mal que se pongan las cosas es lo que ha logrado que este año se levantara la Décima pese a todas las dificultades y es lo que debe hacer que también levantemos la trigésimocuarta. Bendita maldición
Texto: @jmcanasv
Foto: AS