Minuto 93 del Sevilla – Real Madrid (Liga Santander 2019-2020 Jornada 5)
1- Idiosincrasia: las dudas dejadas ante el Valladolid, Villarreal, Levante y sobre todo PSG habían servido de llamada a los buitres. Las aves carroñeras planeaban sobre Zidane y el Real Madrid, pero al menos de momento acabaron marchándose sin botín. Aviso para madridistas de nuevo cuño y tuiteros al borde de un ataque de nervios: esto es el Real Madrid. Más allá de sus numerosos títulos, lo que siempre le han reconocido los rivales, incluso aquellos tan acérrimos como Xavi Hernández, ha sido su capacidad de supervivencia, de escapar del abismo cuando lo fácil es acabar cayéndose.
2- Monsieur: no es casualidad que el gol de la victoria lo marcara Karim Benzema. A este tipo se le caen los tantos de los bolsillos. Igual se saca un remate imposible a bote pronto como el día del Valladolid, que ejecuta de cabeza como si fuera gemelo de Iván Zamorano. Menos mal que no tenía gol. Y si había alguna duda sobre otras facetas, se fajó en defensa. Lo de ofrecerse siempre y en cada momento ya viene en el catálogo por defecto.
3- Maratonianos: lo que realidad futbolística demostró en París lo vino a corroborar la estadística. Andaba el madridismo tan enfadado con el 3-0 que al ver las cifras de kilómetros recorridos por el equipo en el Parque de los Príncipes a alguno le dieron ganas de desterrar a media plantilla. La UEFA retiró la estadística, dicen las malas lenguas que para tratar de comprobar si era cierta. A la espera de conocer el veredicto, donde no hubo dudas fue en Sevilla: todos y cada uno se dejaron hasta la última gota de oxígeno, con unos 100 kilómetros en las piernas de todo el equipo.
4- Por alusiones: uno de los chivos expiatorios del varapalo en París fue Carvajal, servidor incluido. El de Leganés pareció hacer oídos sordos, se vistió de corto en Sevilla, secó a sus rivales y además se prodigó en ataque para poner un centro con música que Benzema convirtió en el 0-1. Eso sí es reivindicarse y no a través de declaraciones en los medios de comunicación.
5- La escoba: en el campo del Sevilla estuvo el Madrid con sus líneas tan juntas que Casemiro pudo pasar la escoba sin las fatigas de otros días. Con esa capacidad innata para pasar el borrador donde sus compañeros dejan algún tachón, el brasileño lució con sus mejores noches. Sólo le faltó sacar la aspiradora, dejarse bigote y homenajear a Freddy Mercury cantando el ‘I want to break free’.
6- Muro: estaba teniendo un arranque de curso de lo más flojo que se le recuerda, pero bastó su ausencia en París para volver a calibrar que la ausencia de Sergio Ramos sería delicada en cualquier equipo, más en este Madrid que parece empeñado en regalar goles hasta en los partidos de solteros contra casados. Fue volver el de Camas en un campo que le pone y los de Zidane jugaron con más empaque, contagiando incluso a un Varane que no se le veía tan entonado desde que se marchara a jugar el Mundial de Rusia.
7- Aviso para navegantes: un compatriota de Varane es Ferland Mendy, uno de esos jugadores que rara vez ocupara portadas de periódicos y que dignifica como pocos la posición de lateral izquierdo. En estos tiempos modernos, donde parece que todos y cada uno de esos defensores deben ser la reencarnación de Roberto Carlos o Cafú, el galo viene a recordar que el principal cometido no es aportar desequilibrio en ataque (si esa cualidad está, mejor que mejor), sino cerrar tu espacio en defensa. Marcelo, ponte las pilas.
8- Mono de trabajo: hablábamos semanas atrás de que James podría ser el capítulo 2.0 de lo que en su día aconteció con Amavisca. El colombiano dejó el frac en casa y se puso el mono de trabajo para ayudar en lo que fuera necesario, achicar espacios, hacer ayudas en defensa o asociarse en ataque.
9- Courtois 0,0: otro que vuelve de Sevilla con la autoestima reforzada. Habría que tirar de hemeroteca para recordar la última vez que Courtois cerró un partido con el Real Madrid con la portería a cero. Ya se lo digo yo: 3 de febrero, en un 3-0 al Alavés. En medio, los blancos firmaron algún ‘clean sheet’, siempre con Keylor como portero.
10- Inexplicable: con la excepción de Ramos por Militao, este equipo serio, aguerrido, solidario e implicado que se vio sobre el Pizjuán es el mismo que jugó en París. En apenas cuatro días, las líneas estaban más juntas, el corría más y mejor y dejó un poso de conjunto serio. Sí, hubo más intensidad de la que reclamaba Zidane, y sí, también hubo algo de ese trabajo táctico que los críticos reprochaban al entrenador francés. Sólo falta que alguien dé una explicación lógica, porque estoy empezando a pensar que lo uno o lo otro es fruto de un fenómeno paranormal.