Míchel Salgado | Un lateral para el recuerdo
Si ha habido dos posiciones bien cubiertas en el Real Madrid durante las últimas dos décadas, han sido los dos laterales. Roberto Carlos y Marcelo en la banda izquierda han asegurado el talento en el lateral zurdo, pero el derecho no ha estado exento de calidad. Antes de Carvajal y Arbeloa ese lateral derecho tuvo un dueño indiscutible de origen gallego: Míchel Salgado. Un jugador que merece ser recordado, ya no solo por sus excelentes condiciones futbolísticas sino por su compromiso y madridismo.
Salgado aterrizó en el año 1999 en el Real Madrid procedente del Celta de Vigo, siendo fichado por Lorenzo Sanz en su último año de mandato. El lateral gallego no venía como una estrella y le tocaba sustituir a un jugador de mucho nivel y muy querido como el italiano Cristian Panucci. No fue la temporada ideal para llegar a Madrid, ya que por un lado el lateral venía siendo muy criticado por su famosa entrada a Juninho, jugador del Atlético de Madrid, y por otro el club de Chamartín vivía una época convulsa, con Toshack siendo destituido en el mes de noviembre. Pese a estas circunstancias, Salgado se asentó en el equipo titular desde esa primera temporada, y no soltaría el puesto en las siguientes 7 temporadas, que se dice pronto.
Su rendimiento en el equipo fue a más y ya al final de su primera temporada se metió en el bolsillo a todo el mundo. Míchel no era un jugador extremadamente técnico ni tenía la velocidad de otros laterales, pero todo eso lo suplía con entrega, mucha inteligencia táctica y una capacidad para defender a jugadores muy veloces que no han tenido demasiados laterales en la historia reciente del fútbol. En el año de su debut en el equipo madridista fue el cuarto futbolista con más minutos, y cerró la temporada con una brillante asistencia a Morientes en la final de Champions que ganaría el equipo de Del Bosque. Fue su primer año, pero los siguientes serían aún mejores.
Tal fue su nivel en las siguientes temporadas que el club ni se planteó fichar un jugador para su posición. Salgado rendía en el campo, pero además se cuidaba fuera y eso le permitía jugar una media de más de 30 partidos de liga cada temporada. Prácticamente nunca necesitó descanso, y a nivel colectivo las cosas seguían saliendo bien. Con él de titular indiscutible se gana la liga 2000-2001, siendo junto a Manuel Pablo el mejor lateral del campeonato y ganándose el sitio en las convocatorias de Camacho. Ya no era solo un futbolista bregador y buen defensor, sino que el estilo ofensivo del Real Madrid le permitía lucirse en sus subidas al ataque, logrando algún que otro gol. En concreto en esa temporada 2000-2001 llegaría el primer gol de los 5 que anotaría con la camiseta blanca.
La temporada 2001-2002 probablemente fue la mejor de su carrera. Por una lado volvió a ganar la Champions como titular (la segunda en tres años) y por otro jugó su mayor número de partidos en una temporada, con un total de 56. Ningún jugador del primer equipo disputó tantos partidos de liga (35) como el lateral gallego esa temporada. Eso le valió para un premio más: ser el lateral derecho titular de la selección española. Sin embargo Salgado no tuvo suerte, y un problema familiar le impidió estar en la cita mundialista tras una temporada inmaculada. Pero volvió rápido a la carga, y en la campaña 2002-2003, además de volver a jugar 35 partidos de liga y más de 50 en la temporada, logró un nuevo título de liga. En ese momento, salvo Cafú, existían pocos jugadores en su puesto con un nivel tan elevado. Salgado cumplía en defensa, daba asistencias cuando se sumaba al ataque y se crecía en los partidos importantes.
A nivel colectivo las cosas no funcionaron igual de bien en las tres siguientes temporadas, pero Salgado siguió siendo el dueño del lateral derecho del Real Madrid. En la temporada 2004-2005 lograría por primera vez dos goles en una misma temporada, y cumplía un lustro en la casa madridista con la sensación de que nadie podía quitarle el puesto. En una dinámica colectiva muy mejorable, Salgado consiguió mantener su nivel, dando durante el año 2005 seis asistencias de gol y siendo titular con Luis Aragonés en la selección española. El club le fichó un suplente para lograr dosificarle: Carlos Diogo. Pero el uruguayo no daba el nivel y en la primera parte de la temporada 2005-2006 Salgado seguía siendo el titular en el puesto. Serían seguramente sus últimos meses a un gran nivel, aunque con la llegada de Cicinho en invierno y un par de lesiones, perdió por primera vez su puesto.
Su carrera iría para abajo, pero aún le daría tiempo a ser convocado para el Mundial de Alemania 2006 como suplente de Sergio Ramos, que también había fichado por el Real Madrid. Tres temporadas le quedaban aún por disputar, aunque el número de partidos fue bajando: 17 en la 2006-2007, 14 en la 2007-2008 y 13 en la 2008-2009, su última temporada en Madrid. Ganó 2 ligas, y prueba de que pese a la edad y las lesiones seguía siendo un jugador útil es que fue titular en el partido decisivo ante el Mallorca en el que se ganó la liga con Capello. Perdió esa velocidad y ese físico que le hacían indiscutible, pero aprovechó su experiencia para ser un suplente de garantías, primero de un Cicinho que no duró demasiado y después de Sergio Ramos, que pasó a jugar de lateral. Míchel, como buen profesional que fue, supo asumir su rol y saber que ya no estaba para tantos trotes, algo de lo que deberían aprender muchos veteranos.
Su despedida fue emotiva, a la altura de su trayectoria en el club. El Trofeo Santiago Bernabéu sirvió para rendirle homenaje con su familia presente y todos los títulos acompañándole en el césped: 4 ligas, 2 Champions, 1 Intercontinental, 3 Supercopas de España y 1 Supercopa de Europa. Un total de 371 partidos con la camiseta blanca repartidos en 9 temporadas, logrando 5 goles, demuestran que no solo no fue un jugador cualquiera sino que forma parte de la historia del Real Madrid por méritos propios. Algo olvidado con el tiempo como ocurre con otros jugadores, pero no por ese madridismo que agradece la profesionalidad y el esfuerzo, algo de lo que Salgado siempre anduvo bastante sobrado.
En conclusión, más jugadores como Salgado harían falta en el fútbol actual. Un jugador voluntarioso pero no exento de calidad, profesional al máximo y madridista agradecido. Prueba de ello fueron sus lágrimas al despedirse, o el cariño con el que habla del club y su pasó por el mismo en entrevistas o redes sociales. Un jugador que destacó en el Madrid «galáctico», pero que también lo hizo en los momentos malos y lo hubiera hecho hasta que hubiese sido necesario, incluso en el Madrid actual. Cuando toque repasar los mejores laterales del Real Madrid en la historia reciente, Míchel Salgado es uno que no podrá faltar nunca.