Marcelo Vieira, digno sustituto de Roberto Carlos
Son varios los jugadores brasileños de orígenes muy humildes que han llegado a triunfar en el fútbol europeo. Pero si hablamos de Marcelo Vieira, la palabra triunfar se le queda corta. El jugador lo ha ganado todo en el Real Madrid, y se ha consagrado como uno de los mejores laterales izquierdos de la historia.
Marcelo Vieira Da Silva nació el 12 de mayo de 1988 en la Rua do Catete, en Río de Janeiro, Brasil. Desde niño, y con su abuelo como mentor y máximo apoyo, el brasileño tenía claro su objetivo en la vida, ser futbolista profesional. La falta de recursos que acusaba su familia, en ocasiones le puso obstáculos en sus comienzos en el mundo del fútbol, pero su esfuerzo y perseverancia, y la de su abuelo, le permitieron seguir su camino. Las primeras patadas a un balón las da en una cancha de fútbol sala, de aquí sus típicas pisadas de balón características de este deporte. Pero su destino no estaba ahí, Marcelo iba a triunfar sobre el verde.
En 2001 ficha por el Fluminense, importante club brasileño que le serviría de escaparate para nuestros ojeadores. Debuta haciendo un gol, lo que sería un indicio de la vocación ofensiva del lateral, su principal seña de identidad. Tras cinco años en el equipo, en 2006 llegaría un punto de inflexión en su carrera deportiva. El 15 de noviembre de este año, Marcelo llega al Real Madrid por (los que ahora nos parecen ridículos) 6 millones de euros, una de las mejores inversiones de la historia del club blanco. Pocos lo conocían, pero el presidente Ramón Calderón y el entrenador Fabio Capello apostaron por el joven de 18 años.
Aquí se encuentra un vestuario plagado de figuras de talla mundial como Iker Casillas, David Beckham, Robinho o Van Nistelrooy. Pero, entre todos ellos, destaca uno, su ídolo y al que viene a suceder, Roberto Carlos. Coincidir con él es uno de los momentos más importantes para Marcelo en su carrera en Chamartín.
El segundo de estos momentos viene en su debut, ante el Deportivo de la Coruña el 7 de enero de 20017. En el encuentro, el lateral sustituyó a Michel Salgado y gozó de 33 minutos que resultaron agridulces por la derrota del equipo.
Este mismo año llega el que sería el primero de muchos títulos con la elástica blanca, su primera Liga como madridista. también tiene lugar un acontecimiento clave en su carrera; Roberto Carlos dejaba el club, momento duro para el de Catete ya que su ídolo se había convertido además en su padrino y amigo. Pero con su marcha llegaba la hora de Marcelo, y el nuevo técnico Bernd Schuster depositaría su confianza en él para relevar a un Roberto que parecía insustituíble. En la siguiente temporada llegaría la segunda Liga de Marcelo.
Su primer gol tendría que esperar a la temporada 2008-2009. Se lo hizo al Sporting de Gijón, siendo uno de los cuatro goles que recibiría el club asturiano. El brasileño aún guarda un recuerdo nítido de este gran momento en su carrera madridista, así como de la especial dedicatoria a su primer hijo Enzo.
La temporada 2010-2011 sería de gran importancia para el jugador. En ella, además de alzarse con su primera Copa del Rey con Mourinho en los banquillos y ante el eterno rival, se convertiría en uno de los tres capitanes del equipo. Su primer partido con el brazalete llegaría ante el Getafe en la jornada 36, concluyendo con un contundente 4-0 en el Bernabéu.
En la campaña 2013-2014 comienza el reinado blanco en Europa. Marcelo se convierte en uno de los protagonistas de la inolvidable final de Lisboa anotando el tercero de los cuatro goles que recibió el Atlético de Madrid. Su entrada en la segunda parte fue esencial, pues se convirtió en un quebradero de cabeza para el acorralado rival que no pudo aguantar las embestidas madridistas. No hace falta recordar lo que pasó en el 92:48. El carioca consigue su primera Champions, la Décima, entrando así en la selecta lista de los jugadores que han conseguido el título más importante del fútbol continental. En esta temporada consigue su primer doblete, volviendo a ganar la Copa al FC Barcelona.
Otro de los momentos que nuestro segundo capitán tiene grabados en su retina llega dos temporadas después de la Décima. El Real Madrid vuelve a colocarse la corona europea consiguiendo la Undécima, y en ella vuelve a ser clave el protagonista de esta historia. Como él mismo afirma, su tanto en la tanda de penaltis fue el gol que más ha sentido y con el que más ha vibrado y se ha liberado.
Lo de Marcelo con las finales de Champions es tradición, y si no es protagonista por marcar lo es por protagonizar acciones determinantes. En la Duodécima, tras una magistral jugada, el brasileño realiza un fenomenal pase de la muerte que Marco Asensio convierte dejando encarrilada la final ante la Juventus. Aquí comienzan sus 3 años consecutivos apareciendo en el 11 ideal de la gala The Best, lo que le acredita como mejor lateral zurdo del mundo. Pero antes de la final, no podemos pasar por alto quizá el mejor partido del defensor como futbolista del conjunto blanco, la vuelta en semifinales ante el Bayern de Múnich. Cumplía su partido 400 como madridista, y pareció celebrarlo con su actuación. Aquí muestra lo que ha sido durante su carrera, un dolor de muelas para ataque rival, pero lo también lo mismo para la defensa. Con dos salvadas bajo palos y una asistencia a su inseparable amigo Cristiano, firmó una actuación imposible de olvidar para todo el que lo presenció.
Y como parece ser costumbre, en la Decimotercera nos volvió a dejar otra asistencia para que Gareth Bale realizase esa inolvidable chilena que enmudeció a Europa.
Marcelo todavía siente un cosquilleo en el estómago cada vez que pasa por Cibeles a pesar de haberla visitado en 22 ocasiones con motivo de los 22 títulos colectivos logrados. En las 15 temporadas en el equipo ha jugado 519 partidos en los que ha acumulado 38 goles, registro que reseña su vocación ofensiva, pero sin olvidar su gran compromiso defensivo.
Con la salida de Roberto Carlos del club, el carril izquierdo de nuestra defensa parecía haberse quedado huérfano. Marcelo Vieira llegó e hizo lo imposible, ser digno sucesor del que había sido el mejor lateral izquierdo que el mundo había visto, quedando a la altura de su ídolo de la infancia para los anales de la historia del fútbol mundial. Con 32 años y toda una vida en el Real Madrid, el brasileño puede presumir de haber luchado y seguir haciéndolo para llevar al club a lo más alto.
Foto de portada: GABRIEL BOUYS/AFP via Getty Images