Los diez mandamientos del señorío, por @antoniovv
Cuesta encontrar una definición exacta que delimite lo que es y lo que no el tan manido señorío madridista. Por mucho que aficionados y periodistas con claras filias por otros equipos se apropien del término, siempre para usarlo como arma arrojadiza contra el Real Madrid, claro está. El señorío se emplea como un código ético que única y exclusivamente se le puede aplicar al vigente campeón de Europa, y que está en manos de aquellos que más le odian y le desprecian, para que lo reescriban a capricho. Así, cualquier detalle que afecta a la entidad capitalina se convierte de inmediato en un acto intolerable.
El último ejemplo lo vivimos con la ya célebre pancarta de la ida de las semifinales de Champions. Su mensaje, considerado muy ofensivo por buena parte de la opinión publicada, se limitaba a exhibir las Copas de Europa del equipo sobre un mapa que resaltaba las ciudades en las que se habían conquistado. El único lema, el escueto “Decidme qué se siente”, que forma parte de un cántico habitual. No alcanzo a advertir un mínimo atisbo de apología de la violencia. La puya al rival, que existe, es bastante suave en comparación con los mensajes que recibe el Madrid en la mayoría de los estadios que visita, siendo el Vicente Calderón uno de los más beligerantes y ofensivos desde siempre.
Recordemos además que ya hubo cierta controversia con la pancarta del último derbi liguero en el Bernabéu, con el lema “El trono es nuestro”. Algunos ya la tildaron de ofensiva y violenta. Y también criticaron con dureza que una parte de la grada le pidiera la hora a Koke, días después de que el centrocampista del Atlético hubiera sufrido un atraco a punta de pistola en el que le sustrajeron un reloj de lujo.
Todos estos episodios, en especial el primero, generaron una catarata de reacciones adversas, de apelaciones al supuesto señorío, afeando el comportamiento de los hinchas, y la connivencia del club. El escrutinio no ha sido igual de severo al recibido por vergonzosos cánticos (que me niego a reproducir) en contra de Juanito, el hijo de Pedja Mijatovic o Aitor Zabaleta. Ni siquiera se han criticado con ese celo pancartas notablemente más ofensivas, y los violentos incidentes previos al choque de vuelta. En estos casos, casualmente, el atacado siempre era el Real Madrid, que no deslizó un atisbo de queja.
No quiero extenderme mucho más, pero sí me gustaría describir, a modo telegráfico, un pequeño decálogo de obligaciones inherentes al señorío, o a eso que los enemigos del Real Madrid denominan señorío.
Para evitar herir susceptibilidades, todo madridista, directivo o empleado del club debería conocer y respetar esta especie de tabla de los diez mandamientos que un Moisés ‘hater’ de todo lo blanco recibió en el monte Sinaí.
- Cualquier persona tiene derecho a la crítica, por falsa o insultante que esta sea, del Real Madrid, pero nadie que tenga que ver con el club posee derecho de réplica. El señorío obliga a permanecer en silencio. Permanecer en silencio implica necesariamente que se está dando validez a esa crítica.
- Es indiscutible que las decisiones arbitrales favorables al Real Madrid tendrán la categoría inmediata de robo, y que adulteran la competición. En el hipotético caso de que hubiera alguna en contra, no se valorará, ni generará derecho a protesta alguna.
- La afición madridista no debe caer en la más mínima desconsideración al rival, mientras que el once veces campeón de Europa tiene la obligación de callar y asumir de buena gana todo tipo de insultos, descalificaciones o mentiras.
- Ningún jugador blanco puede celebrar con demasiada efusividad un tanto, ni mirar a la grada del contrario tras marcar. Cualquier comportamiento de este tipo será considerado chulesco, provocador y antideportivo. En cambio, si un rival se encara con la grada del Bernabéu, los hinchas presentes tienen la ética obligación de aplaudir.
- Hay que asumir como certeza indiscutible que es el dinero del Madrid la principal razón por la que gana a otros equipos. Si los adversarios también tuvieran presupuestos elevados, podría apelarse también a razones relacionadas con la fortuna o, en el peor de los casos, la pegada.
- Es una verdad irrefutable que el Real Madrid controla a placer los sorteos de competiciones europeas. Esto es evidente cuando es emparejado con rivales supuestamente inferiores. En el caso de que su adversario fuera del máximo nivel, y a pesar de ello el Real Madrid le ganara, los méritos del contrario serán inmediatamente menoscavados.
- Otro hecho ante el que no caben quejas es que toda decisión arbitral a favor de un equipo español que no sea el Real Madrid en competiciones europeas se celebra y jalea. Jamás se discute.
- El Real Madrid es el único equipo que posee una deuda evidente con la selección española, y la obligatoriedad de alinear a cada uno de los jugadores nacionales de su plantilla, anteponiendo los intereses del combinado nacional a los propios. En el caso de otros equipos, no hay problema alguno con que titulares habituales con la Selección sean relegados al banquillo.
- Se da por supuesto que el interés del club del Bernabéu por jugadores de otros equipos de la Liga es una clara falta de respeto, con intenciones desestabilizadoras. En el caso de que sea otro equipo el que pretenda fichar a un jugador del Madrid, esto no supondrá problema alguno.
- La persona que ose defender al Real Madrid ante alguno de los supuestos anteriores o cualquier otro, será considerada de inmediato como miembro de la caverna o la central lechera, socavando su credibilidad, si es que alguna vez la tuvo.