#LaBoticaMadridista | Testigo de excepción
El protagonista de nuestra historia está a punto de cumplir 71 años. Y en estas siete décadas ha podido disfrutar de muchísimo y buen fútbol. Sobre todo, ha visto a su querido Real Madrid, al que ha visto reír y llorar, ganar y perder, hacer remontadas históricas y también quedarse con la miel en los labios. Pero además, ha sido testigo de grandísimas finales.
La primera que vio fue cuando sólo tenía diez años y empezaba a vibrar con esto del fútbol. La final de la copa de Europa, más conocida hoy como Champions, llegaba a Madrid en 1957 y en ella el Real Madrid alzaría su segundo título imponiéndose a la Fiorentina por 2-0. Quién iba a pensar por aquel entonces que el equipo blanco acabaría levantando once más de esas copas. Tan sólo tres años más tarde, cuando nuestro protagonista entraba en la adolescencia, celebraría la victoria merengue en una Intercontinental, imponiéndose el club de Chamartín por 5-1 al Peñarol, cuando dicho título se disputaba aún a doble partido.
Pero no sólo disfrutaría de finales de su equipo. En 1964, aunque aún no había cumplido la mayoría de edad, ya pudo presencia una final internacional, en la que la Selección española lograría su primera Eurocopa frente a la URSS, con el famoso gol de Marcelino. Tan sólo dos años más tarde repetiría con una Intercontinental, y también repetiría rivales, aunque en esta ocasión el Peñarol se impondría al Real Madrid. Poco después, en 1969 sería la copa de Europa la que pasaría por los ojos de nuestro amigo, en una final en la que el Milán barrería al Ajax y se llevaría el trofeo para Italia. Once años después el título más importante se lo llevaría el Nottingham Forest, que se impuso al Hamburgo por 1-0, y por supuesto ésta también la iba a disfrutar.
Ya había visto prácticamente todas las finales que se podían ver. Pero le faltaba una de las más importantes, la final de un mundial. Y esa llegaría en 1982, cuando la copa del mundo se disputaría en España. Italia y Alemania serían los dos rivales que se disputarían el título dorado, imponiéndose finalmente la selección azzurra por tres goles a uno.
En los años 85 y 86 volvería a disfrutar de sendas victorias del Real Madrid en las que conseguiría dos títulos consecutivos de la copa de la UEFA.
Ya en 2010 volvería a disfrutar de una final de Champions, algo que hacía muchos años no conseguía. No pudo ver a su adorado Real Madrid en ella, aunque sí sonrió viendo a Mourinho alzar el título, que supondría el triplete para el Inter esa temporada. El entrenador portugués ponía su broche de oro a su etapa con el conjunto italiano y emprendía su viaje hacia Madrid.
Además de todas estas finales internacionales, durante todos estos años nuestro fiel aficionado ha gozado de treinta y seis finales de la copa de España, denominada hoy copa del Rey. Y ahora, en 2018, se le ha presentado la ocasión de ver una final que jamás soñaba con ver. La final de la copa Libertadores. Los incidentes acaecidos la pasada semana en Argentina, que llevaron a la suspensión del partido, precipitaron los acontecimientos e hicieron que surgiera la posibilidad de que dicha final se dispute en Madrid. Y así será finalmente. El próximo domingo, River y Boca se enfrentarán por el título en presencia de nuestro testigo de excepción.
A estas alturas, ya todos sabéis de quién os hablo, porque evidentemente el protagonista de esta historia tiene nombre y apellidos: Estadio Santiago Bernabéu. Un estadio cinco estrellas que se levanta en el centro de Madrid imponente, con una belleza impresionante y que, a pesar de los años que lo contemplan, se muestra más joven y fuerte que nunca.
Foto: Ticketea