#LaBoticaMadridista | Recuperar la ilusión
Cuando a Laura le sonó el despertador, ya llevaba un rato dando vueltas en la cama. Hacía dos noches que le costaba dormir; en cuestión de cuatro días su equipo había sido eliminado de la copa del rey y se descolgaba casi definitivamente de la clasificación de la liga. Para colmo, en ambos partidos lo había hecho enfrentándose a su máximo rival y en su propio estadio.
Se levantó, se dio una ducha que la despejara y salió a la calle. Tras quince minutos caminando entró en una cafetería con la intención de desayunar. Pidió un café y una tostada; tenía el estómago cerrado, pero había que comer algo. Mientras removía el café, echó un vistazo a los periódicos desperdigados por la barra y cogió el que más a mano tenía. Tras ojearlo un poco, llegó a las páginas de deportes. Allí se encontró con una foto de Luka Modric. Esa noche había partido, el Ajax visitaba el Santiago Bernabéu y el pase a cuartos de final de la Champions estaba en juego.
De repente, empezó a sentirse más animada. Leyó toda la noticia referente a la previa del encuentro. El desayuno empezó a sentarle mejor de lo que esperaba y en el estómago ahora lo que tenía era ese cosquilleo de los días de partido grande. Salió de la cafetería y se dirigió al trabajo, tarareando el himno de la Champions.
Las horas se le empezaban a hacer eternas. Estaba siendo una temporada de muchos baches, demasiado densa para los madridistas, que llevaban varios años en la cima y para los que esta repentina caída estaba siendo dolorosa. Pero había que levantarse rápido, aún no estaba todo perdido. Cuando llega la copa de Europa, el equipo se transforma y la ilusión se renueva. Y esa noche volvería ser especial. Se esperaba un Bernabéu como el de las grandes ocasiones, que durante noventa minutos olvidara todo lo ocurrido en esa semana y se volcara con el equipo.
Y mientras, el resto, haría lo propio desde sus casas. Laura volvió rápido, sin entretenerse con nada ni nadie, no quería perderse ningún detalle, desde la llegada del autobús al estadio hasta el calentamiento. Había que preparar el ritual, la camiseta, la bufanda, la misma cena de las noches de Champions. Ya nada importaba, los partidos anteriores pasaron al olvido y todas las fuerzas estaban centradas en la competición favorita de los madridistas.
A las 20:45h –no se acostumbra al cambio de hora- allí estaba, delante de la tele, nerviosa pero confiada en un equipo que en los tres últimos años no conoce la eliminación en esta competición. El himno empezó a atronar y la cámara fue enfocando a nuestros jugadores. No nos podían fallar, ellos lo sabían. Laura respiró hondo y el balón echó a rodar. La décimocuarta esperaba a pocos kilómetros de allí…