#LaBoticaMadridista | La flor del trabajo

30 abril 2018 - 09:00
#LaBoticaMadridista | La flor del trabajo

Cuando fue presentado en enero de 2016, lo primero que se dijo de él es que no le había ganado a la Roda. Dos años y medio después de aquello, Zidane ya ha ganado dos Champions, una liga, dos supercopas de Europa, una supercopa de España y dos mundiales de clubes. Aún así, no parece suficiente para que se le reconozca algo en este país. Seguimos oyendo cómo le llaman alineador, que tiene flor, que es un simple gestor de vestuarios… No quiero pensar qué se diría si lo que ha conseguido el entrenador francés lo hubiera hecho otro entrenador, de Sampedor o Buenos Aires, por ejemplo.

Porque no son sólo los títulos. Zidane ha dado auténticos recitales desde el banquillo, ganando dos veces en el Camp Nou, otras dos veces en Múnich, eliminando al Atlético con un partido de ida memorable, ha aplastado a la Juve en dos ocasiones, una de ellas en su propio estadio. Claro que ha tenido también errores y planteamientos desacertados, pero no ha nacido aún el entrenador que no los tenga.

Y sí, seguramente todo esto sea producto de la flor. Pero de la flor del trabajo, del esfuerzo diario, del conocimiento de un club y un vestuario. Cogió a un equipo roto, hundido, tras el paso de Rafa Benítez (¡ay!) por el banquillo y lo llevó a ganar la Champions con todos unidos en torno a su figura. Al año siguiente consiguió un doblete histórico en Chamartín. Y todo sin levantar la voz, sin dar importancia a lo que hace, sin frases filosóficas de inventor de algo, destrozando con su eterna sonrisa a esos periodistas que van a las ruedas de prensa a seguir llenando su pozo de basura.

Afortunadamente, el madridismo ha dicho basta. La afición está hasta la mismísima flor de que se menosprecie a su equipo, a su entrenador y que se hagan de menos todos sus logros. Hartos de que cada equipo al que se gana, sus jugadores engorden y entren en decadencia en cuestión de horas. A un paso de meternos en la cuarta final de Champions en cinco años, hay que seguir remando contra viento y marea; es una lucha diaria, pero es nuestra lucha. Por eso desde aquí les pido humildemente a los jugadores un penúltimo esfuerzo para el próximo partido. Y que no lo hagan sólo por nosotros, que sufrimos desde casa. Que no lo hagan sólo por ellos, que se merecen estar en una nueva final y volver a levantar la orejona. Que lo hagan especialmente por su entrenador, que se ha partido la cara por ellos, que los ha defendido siempre, especialmente en los momentos de dificultad.

El martes tenemos el partido más importante en lo que va de temporada. Estamos a un pequeño gran paso de seguir haciendo historia. El Bernabéu tiene que ser el de las grandes ocasiones, el que lleve a su equipo hacia la victoria, destrozándose sus gargantas desde el primer segundo. Nuestros jugadores tendrán que dejarse el alma en cada carrera, en cada balón dividido, en cada remate. Pero lo más importante es que en el banquillo, al mando de todo, estará el capitán del barco, el que nos ha llevado a buen puerto en cada viaje, a pesar de las tempestades, el que cada flor que le colgaban la devolvía en forma de título. Don Zinedine Zidane.

Texto: @boticario_81

Foto: FootTheBall

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