Opinión | La sonrisa de Eduardo Camavinga
¿Qué esconde el último fichaje del Real Madrid?
La semana pasada disfruté con las noticias sobre la presentación de Eduardo Camavinga. Las presentaciones son eventos que derrochan ilusión, tanto por parte del aficionado (el club no ha comprado un jugador, ha comprado posibilidades; quizá un gol en la final de la Champions, tal vez un regate decisivo, mil opciones que pueden llevar al club a la gloria) como por parte del jugador, al que casi siempre se le ve feliz por llegar a su nuevo club. Me alegra ver a las familias arregladas y eufóricas, casi sin creerse donde están.
Este es el caso de Eduardo en su presentación: foto tras foto, noticia tras noticia, la sonrisa de Eduardo permanece invariable. Tenga a quien tenga a su lado, en la rueda de prensa, escuchando a Florentino. Se le veía genuinamente feliz. Solo se le ve solemne en la foto con las Champions, como valorando el desafío al que hace frente.
Creo que no somos conscientes del valor de esa sonrisa; el valor implícito que tiene que un chaval de dieciocho años, que lleva en Francia desde los dos, haya elegido al Real Madrid y no al dominador de su liga. Más aún si consideramos que no tiene la titularidad asegurada y que se va a enfrentar a una dura competencia. Por otro, también podríamos señalar el mensaje que mandó el PSG en los últimos días de este mercado de fichajes a sus futuribles, pero prefiero centrarme en lo positivo, y sobre todo, en lo nuestro.
Me pregunto si no estaremos recogiendo los primeros y jovencísimos frutos de aquel ciclo glorioso llamado “Cuatro de cinco”. Eduardo tenía 12 años en 2014, el año de la Décima ¿cuántos chavales como él habrán crecido anonadados por aquello? ¿Cuántos no tan niños? Podemos llevar esta hipótesis un paso más allá; Zidane despierta devoción en el país galo; ¿estarán creciendo los hijos de los que le vieron jugar en el Madrid, una segunda generación de madridistas que ahora han tenido la oportunidad de ver al ídolo de sus padres en la banda?
Acabo estas líneas mientras veo a Camavinga dar su primera asistencia en Champions. También le vi hace poco marcar en su debut con el Madrid. Seis minutos necesitó en su primer partido, la criatura. Como decía al principio, nunca sabemos lo que ha fichado exactamente el club hasta que pasa el tiempo. ¿Qué más oculta la sonrisa de Eduardo Camavinga?
Foto: Rubén Albarrán / Imago