La Primera Pizarra de Lolo (III): el bautizo en el Magariños
En esta tercera y última entrega, el historiador Javier Márquez nos cuenta detalladamente todo lo ocurrido en aquel partido de sanción impuesto a Pedro Ferrándiz así como el debut inesperado de Lolo Sáinz como primer entrenador del equipo.
Dicho partido de sanción se cumplió el 9 de enero de 1972 en la 15ª jornada en el Polideportivo Antonio Magariños contra el Estudiantes, máximo rival ciudadano, con lo que echando mano del sabio refranero español, éramos pocos y a la abuela le dio por fecundar (ya me entienden). El equipo de la calle Serrano, entonces entrenado por el ex madridista Ignacio Pinedo otro viejo zorro de los banquillos, no era precisamente uno de los mejores rivales para invitarle a la fiesta. Aunque esa temporada no estaba siendo ni al final fue especialmente brillante para los del Ramiro ya que ocuparon la quinta posición en la clasificación final con 10 derrotas en 22 partidos, estos siempre estaban, como siempre, frescos y dispuestos para aguar la fiesta al todopoderoso y archienemigo blanco y en este caso al bueno de Lolo Sáinz en el día de su bautizo.
Como preámbulo reseñar que Pedro Ferrándiz decidió no acudir a presenciar el partido ya que según palabras textuales, “me comería todas las uñas”.
En la víspera del partido y con Lolo Sáinz en capilla, este concede una entrevista a Martín Tello de AS en las que da sus primeras impresiones como entrenador blanco, aunque sea de forma ocasional. Entre lo más destacado se puede destacar las siguientes declaraciones:
“La verdad es que me ilusiona bastante (sobre su debut), aunque no me haga gracia el que se deba a una sanción a Ferrándiz” “Yo soy de la misma escuela que Pedro” “Para mí lo principal es que los equipos que entreno se caractericen por una fuerte agresividad en defensa y que, como consecuencia de ello, se empleen luego con gran rapidez” ”En resumen: gran defensa y gran contraataque.” “No tengo miedo pero siempre que me siento en el banquillo me encuentro algo asustado” (sic)
A la pregunta de ¿Te ha costado mucho ganar la batalla sucesoria? ”Me ha costado y me está costando. Ya te confesé hace tiempo, desde mozalbete, soñaba con ser entrenador, un buen entrenador. Ahora llevo cuatro años como entrenador de la cantera del Madrid y para mí es una satisfacción el que los directivos estén contentos con mi trabajo”.
Ya estamos en ese día cuando el entonces segundo entrenador “Lolo” Sáinz tuvo que ejercer de “primera espada” en el sacrosanto banquillo blanco. En cuanto al resultado se refiere, en aquella ocasión el Estudiantes no le aguó la fiesta al debutante y el Real barrió de la pista a su vecino y venció por 91-62. Con toda la plantilla disponible a plena disposición del de Tetuán en este su primer día, a excepción del americano de entonces Timothy Muller por no poder disputar competición nacional, este dispuso a Vicente Ramos, Wayne Brabender, Antonio “Toncho” Nava, Clifford Luyk y Rafael Rullán como quintento inicial (a beneficio de inventario, su primer e histórico quinteto titular).
El partido resultó parejo hasta el descanso en el que se llegó con una ventaja madridista por tan solo unos cinco inquietantes puntos (33-38). Una primera parte en el que el Estu ponía toda la carne en el asador a pesar de su menor calidad y banquillo con una lucha extrema al límite de sus posibilidades. Al comienzo de la segunda parte los pupilos de Ignacio Pinedo se dieron cuenta de que la gasolinera de la esquina estaba cerrada y no tuvieron más remedio que ver como las figuras blancas se iban en el marcador hasta finalizar el encuentro con esos 29 puntos antes reseñados.
Llegados a este punto convendría muy mucho glosar algo de lo aportado por el novel entrenador en el día de su debut. A raíz de las crónicas de los “papeles” de aquel día, la máxima aportación que se vio de Sáinz fue el continuo movimiento del banco que hizo, vamos, lo que hoy estamos hartos de escuchar como rotaciones. Hemos de entender que en el contexto de la época, esto era bastante novedoso ya que a Pedro Ferrándiz no le iba mucho el hecho de poner a todo su plantel, especialmente en partidos de faena grande, a no ser por mor de las circunstancias. De hecho, Lolo sacó al campo a todos los jugadores disponibles, incluso a un imberbe base junior con el dorsal 15 de nombre Juan Antonio Corbalán, al que Pedro Ferrándiz ya había hecho debutar con anterioridad.
Lolo Sáinz ya se había presentado pues en sociedad dejando su tarjeta de visita y su candidatura para suceder al gran maestro. ¿Lo conseguiría? Bueno, a estas alturas ya sabemos que lo conseguiría de sobra. En la siguiente temporada entrenó al Club Vallehermoso de Madrid, filial oficioso del club blanco, y ya finalmente, del 73 al 75 se convirtió en el segundo entrenador junto a Ferrándiz. Durante esta época volvería a hacer de primer entrenador ocasional, según tengo “censados”, en cinco partidos. En la 73-74 en tres partidos de Liga y uno de Copa de Europa (Círculo Católico y Ymca en el pabellón y Vallehermoso y Berck fuera); en la 74-75 en uno de Copa de Europa en Madrid contra el Berck. El porque de estas sustituciones repentinas se debían a que Pedro Ferrándiz era propenso a de tanto en tanto ir a espiar a próximos rivales, especialmente los de Copa de Europa y delegar para el partido de turno, especialmente los domésticos, al segundo entrenador o a quién fuese, porque incluso una vez fue Emiliano el que hizo las funciones de entrenador. Bueno, para ser sincero, y ahora que no nos oye el bueno de Pedro, alguna que otra vez como en el partido contra el Vallehermoso que antes indicábamos, se tomaba algún fin de semana sabático, especialmente durante sus dos últimas temporadas, y más teniendo en cuenta que con algo de anticipación ya había anunciado su “jubilación”.
Llegado a este punto y final, solamente remarcar que con mucho tiempo de antelación sobre el final de su contrato, Pedro Ferrándiz oficializó el acuerdo al que había llegado con Raimundo Saporta para dejar el banquillo del Real Madrid de manera definitiva a final de la temporada 1974-1975 y nombrando como su sucesor a su pupilo Manuel “Lolo” Sáinz. Pero como no se podía marchar de una forma, digamos indiferente, dejó una frase para la ocasión que pasó a la historia de nuestro baloncesto, y por ende de nuestro club:
“En España sólo dos personas han nombrado sucesor. El otro soy yo”
Ferrándiz dixit
