La opinión de @djmontero: Solos contra todos
La eliminación del Real Madrid al PSG el pasado martes en el Parque de los Príncipes y la victoria in extremis del sábado en Ipurúa, victorias en las que además Cristiano Ronaldo ha tenido un papel decisivo, han vuelto a demostrar nuestra soledad, frente a todo y frente a todos.
De nuevo esos guiones – especialmente los mediáticos y, por qué no decirlo, de muchos madridistas, que tenían sus crónicas escritas, en el caso de la eliminatoria ante el PSG, desde el pasado mes de octubre -, han acabado en la basura y todo por darnos por muertos y enterrados antes de tiempo.
Curiosamente, cuando se conoció que el París Saint-Germain iba a ser nuestro rival en octavos de final se dio por sentado que aquello iba a ser equiparable a la matanza de Puerto Hurraco y que el único aliciente de la eliminatoria pasaba por saber cuántos goles íbamos a encajar y quién de la terna infernal del equipo parisino (Mbappé, Neymar y Cavani) iba a marcarnos más goles.
Además, esa eliminatoria contaba con el aliciente, para mucho madridista tuitero, cenizo y negativo, de ver cómo con la exhibición que sin duda daría Mbappé, refutaría su teoría del error histórico que había supuesto para la institución anteponer la salud económica y no haberle dado al joven jugador galo y a su papá el oro y el moro que sí le dio, por ejemplo, el Jeque Al-Khelaifi.
Pues bien, el Real Madrid tiene estas cosas y, hete aquí, que no sólo dimos la gran sorpresa al ganar en el Bernabéu, como ya todos recordamos, sino que también lo hicimos en la vuelta, en el parisino Parque de los Príncipes, con una majestuosa exhibición de fútbol y goles.
Y es que a nadie se le escapa que los mismos que vieron cómo sus libretos catastrofistas preestablecidos para la ida se fueron al retrete pero aún conservaban en su fuero interno la esperanza de la remontada bleu, tuvieron que volver a usar sus crónicas escritas desde que el árbitro pitó el final en el Bernabéu para envolver sus bocadillos.
Pues bien, desde este mismo instante se desató en todo el panorama mediático español, sin excepción, una catarata imparable de bilis tratando de quitar mérito a una excelente clasificación que, además, les había dejado retratados por enésima vez.
Hay que reconocer que, al menos en esta ocasión, los jugadores del PSG no estaban gordos ni eran un hatajo de jubilados como lo era por ejemplo el Manchester City de Pellegrini o la Juventus de Turín de Allegri.
Sin embargo, sí que se dijo que el PSG era una “banda” (cito textualmente las palabras de ese “maestro ciruela” de periodistas que es J.J. Brotons), un equipo imberbe y sin experiencia en Europa, que no sabe competir y que estuvo pésimamente dirigido desde el banquillo por un, digamos, “reservón” Unai Emery.
En definitiva, una nueva muestra del auténtico invierno mediático que vive el Real Madrid en nuestro país, donde nadie se alegró siquiera mínimamente por el pase a cuartos del club blanco.
No así fuera de él, donde la prensa internacional –que sí respeta y tiene en la consideración a un equipo que tiene 12 Copas de Europa en sus vitrinas- se volvió a rendir ante el despliegue táctico y de fútbol con el que Zidane se volvió a exhibir ante los ojos de millones de espectadores del Viejo Continente. Pero claro, qué va a saber esta gente frente a los falsos gurús, los cuñados de los micrófonos que cobran salarios astronómicos por decir y/o escribir payasadas, eso sí, siempre contra el Real Madrid.
Lo peor es que para esta gente, la semana futbolística de los de Zidane ha acabado de la peor manera posible para ellos, con un nuevo triunfo como tantos que han hecho famoso al Real Madrid, esto es, en el último suspiro del partido.
De nuevo, aunque es cierto que esta temporada la fortuna de ganar o empatar partidos en los últimos momentos no se ha producido muy a menudo, sino más bien todo lo contrario (Betis, Levante, Villarreal o Espanyol), en esta ocasión y ante el Eibar, hemos vuelto a ganar con un gol cuando todos daban por hecho el empate madridista en Ipurúa.
Otra vez las crónicas, despedazando al Madrid y a Zidane, seguramente por rotar y obviando, como no puede ser de otra forma y en tantas ocasiones, la deplorable labor arbitral vivida en el césped del equipo armero, han acabado en la papelera y, de nuevo, los ríos de bilis por las redacciones.
Pues bien, todos estos hacen que pensemos eso de que el Real Madrid es el único equipo que hace feliz a todo el mundo porque, cuando gana hace felices a los madridistas y cuando pierde, a todos sus detractores, que para nuestra desgracia son legión, especialmente desde los micrófonos de radios y televisiones y desde las redacciones de los diarios, especialmente esos que llaman madridistas como As y Marca,
Unos detractores que, eso sí, nunca serán más que los millones de madridistas por todo el mundo que vibramos con nuestro equipo a diario.
Texto: @djmontero
Foto: OK Diario