La opinión de @djmontero : Absurda impunidad

28 febrero 2018 - 09:30
La opinión de @djmontero : Absurda impunidad

Mientras aún sigue caliente el “cadáver” del Deportivo Alavés, la última víctima del enésimo escándalo arbitral en el que el Barça, cómo no, ha vuelto a ser protagonista, este fin de semana hemos vuelto a vivir un nuevo esperpento arbitral en Can Barça, en esta ocasión en la búsqueda deliberada de sendas tarjetas amarillas para dos de sus futbolistas. Al parecer, y mientras a Dani Carvajal le cayó un partido de sanción por la UEFA por forzar su segunda amarilla en el encuentro de vuelta ante el Apoel chipriota y así entrar “limpio” de tarjetas en la fase definitiva de la Champions, el pasado sábado asistimos a una especie de chirigota arbitral, en la que tanto Jordi Alba como Luis Suárez buscaron con ahínco su quinta amarilla para perderse el encuentro liguero de este jueves, ante la UD Las Palmas.

Ambos jugadores estaban apercibidos de sanción al contar con cuatro cartulinas en su haber y, con el importante encuentro ante el Atlético de Madrid dentro de dos jornadas en el radar, no era plan de arriesgarse a una tarjeta que les privase de estar en el Nou Camp en tan importante cita.

Por eso, tanto uno como otro lo intentaron todo ante el Girona para lograr su propósito, pero es que la impunidad arbitral que han alcanzado los jugadores culés estos últimos tiempos ha alcanzado tal nivel que, ni buscándolas aposta, lograron su propósito, al menos en parte. Si bien es cierto que Jordi Alba consiguió ver la ansiada quinta amarilla, hay que decir que no fue por falta de ganas. El lateral zurdo se pasó prácticamente todo el partido buscando esa tarjeta por todos los medios.

Protestas, entradas a destiempo, agarrones…pero el colegiado Alberola Rojas no entraba al trapo. Finalmente, y tras un descarado agarrón a Maffeo, el árbitro le mostró la ansiada cartulina, pero tuvimos que esperar nada menos que 87 minutos para que esto se produjese.

Peor le fueron las cosas a Luis Suárez que desplegó todo su catálogo de malas artes y marrullerías para buscar la quinta amarilla, pero en este caso no tuvo tanta suerte. Desde agarrar de la pierna a un rival, perder tiempo en un saque de banda, retrasar adrede un balón e incluso coger con la mano el balón pero ni por ésas y Suárez acabó el partido sin encontrar la ansiada amonestación.

Sin embargo, sólo conociendo el “historial delictivo” y los antecedentes de impunidad del polémico delantero charrúa se puede entender que, a pesar de sus denodados esfuerzos, Suárez acabase una vez más sin castigo arbitral.

Efectivamente, no me llamó en absoluto la atención que un jugador como él, que a pesar de sus mil y un desmanes, agresiones salvajes a rivales, insultos y faltas de respeto a compañeros y sobre todo árbitros y asistentes, no ha sido expulsado NI UNA SOLA VEZ desde que pisó España allá por el verano de 2014.

Por tanto, es normal que para un jugador que, como ocurrió contra el Deportivo de la Coruña esta misma temporada en vísperas del último Clásico, agredió salvajemente con un codazo en la cabeza al suizo Fabian Schär en las mismas barbas de Mateu “Te queremos, Victoriano” Lahoz, lo que hizo este sábado buscando la quinta amarilla haya sido pecata minuta.

Una agresión que, a pesar de que el colegiado decretó falta a favor del equipo gallego, no mereció no ya la expulsión -que la merecía- sino que ni siquiera vio la tarjeta amarilla, algo que en cualquiera de los casos habría supuesto que Luis Suárez se hubiese perdido aquel partido ante el Real Madrid y en el que, por cierto, anotó el primer gol culé del encuentro.

Por tanto, si ni por esas Suárez, que tampoco duda en llamar “cagón” entre alaridos y espamódicos gestos a cada árbitro asistente que no señala algo que sea de su agrado, nunca es amonestado, me pregunto cómo podía esperar que por agarrar una pierna o desplazar un balón intencionadamente le fuesen a mostrar una tarjeta amarilla. Ahora bien, esto me lleva a una breve reflexión y es que, bromas aparte, el clima de impunidad que vive el Barça es tremendo. Y no es una sensación que sentimos los madridistas, no. Es algo constatable empíricamente, entre otras cosas, gracias al trabajo de investigación que tuiteros, afortunadamente cada vez menos “anónimos” como @maketolari o @juanpfrutos desde la web y el podcast de Objetivo Cibeles han desvelado sobre el saldo arbitral, tanto en tarjetas rojas como en penaltis en contra. No parece, pues, serio ni creíble que un equipo como el Barça lleve 107 partidos sin jugar en inferioridad contra rivales porque no le hayan expulsado a un jugador en más de dos años naturales ni que haya cumplido dos temporadas completas, que se dice bien pronto, sin que les piten un penalti en contra.

No obstante, éste es un tema que, por espinoso y desgraciadamente de la suficiente gravedad que merecerían un capítulo aparte y bien extenso y no es lo que nos ocupa hoy.

Por otra parte, me pregunto por qué extraño motivo los jugadores de Ernesto Valverde pueden hacer alarde público de su intención de ser amonestados y, aunque en parte, salirse con la suya y que se admita con total naturalidad.

Sobre todo porque hace menos de tres meses y como dije anteriormente, Carvajal vio el partido ante el PSG desde la grada porque, en aras de la defensa de un presunto fair play, el lateral madrileño cometió el delito de buscar una amarilla que le permitiese acceder sin la amenaza de la sanción por acumulación de tarjetas en la fase decisiva de la Champions League.

¿Acaso el indecente espectáculo ofrecido por Jordi Alba y Luis Suárez no atenta como en el caso de Carvajal contra las más elementales normas del juego limpio y la deportividad? ¿Es que la Liga española va a tener un rasero diferente y más laxo que el criterio de la propia UEFA? ¿Por qué?

¿Y dónde está la prensa, que en casos anteriores en los que el Real Madrid protagonizó alguna jugada similar se puso como una hidra y llegó incluso a pedir duras sanciones contra el club blanco por comprometer el espíritu de la deportividad de la competición? ¿Por qué calla o, en el mejor de los casos, se limita a hacer bromitas sobre el tema cuando el que las hace es el Barça? Evidentemente, se trata de interrogaciones retóricas porque todos sabemos que existen dos varas de medir a la hora de enjuiciar situaciones similares, en función únicamente del color de la camiseta del que cometa las infracciones. Y con ésta, como era de esperar, la cosa no iba a ser diferente.

Por tanto, que respire tranquilo Luis Suárez porque, aunque no haya logrado su propósito de llevarse su amarilla y cumplir ciclo el próximo partido, conociendo la impunidad arbitral, por ridícula que parezca, seguirá su curso y el uruguayo continuará esperando la amarilla por los siglos de los siglos, amén…

@djmontero

Imagen: pasionarbitral.com

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