La encrucijada de Lopetegui: ¿incompatibilidad o infortunio?
Históricamente, al menos en la era contemporánea del fútbol, si algo ha caracterizado al Real Madrid ha sido su verticalidad, ese fervoroso juego ofensivo que sube y avanza como espuma, ese huracán que arrasa con todo a su paso hasta llegar a marcar. Ese juego, quizá poco vistoso para algunos; quizá de suma practicidad para otros, ha llevado al Madrid a ser, en gran medida, el equipo que es hoy.
Ahora bien, las épocas cambian y, como bien dijo Darwin en su momento: «No es la más fuerte de las especies la que sobrevive y tampoco la más inteligente. Sobrevive aquella que más se adapta al cambio». Si el entorno cambia, toca adaptarse a él. El Real Madrid parece haber visto esto y decidió contratar a Julen Lopetegui, conocido ya en la Casa Blanca, exentrenador del Porto y de La Roja. ¿Por qué? Muy probablemente para acoplarse al juego que parece regir este deporte en la actualidad: el fútbol de posesión.
La pregunta era, con la llegada de Julen, ¿cómo compaginar o cómo encontrar una conversión entre ese fútbol histórico que ha practicado el Madrid y la visión que tiene el entrenador dentro del rectángulo de juego? Los resultados, por los momentos, parecen indicar que el director de esta orquesta no ha logrado afinar muy bien a sus músicos.
Lo comentado antes puede verse muy claramente en aquel partido entre el Bayern Múnich y el Real Madrid en Alemania. Ese temible equipo teutón dirigido por Guardiola parecía arrasar con todo lo que pasara frente a sí, hasta que llegó el Rey de Europa y lo humilló 0-4 en territorio bávaro. ¿Cuál es el dato importante aquí? La posesión. Los de ‘Pep’ terminaron el compromiso con ¡69% de posesión! Es decir, más de dos tercios del tiempo de juego, el Bayern tuvo la pelota y no solo fue incapaz de marcar, sino que su rival, teniendo el esférico menos de un tercio del tiempo de partido, logró encajarle cuatro goles. Aquí valdría mencionar una frase que, probablemente, se haya dicho antes: más que tener el balón, es saber qué hacer cuando lo tienes.
Si se repasa esta estadística en los partidos en los que el Real Madrid ha pinchado esta temporada, pasará exactamente igual. Por ejemplo, los de Lopetegui acumulan cuatro partidos consecutivos sin anotar. En esos cuatro duelos la posesión le ha favorecido siempre -y por mucho- al cuadro merengue: en San Mamés (1-1), fue de 62-38; en la derrota ante el Sevilla por 3-0, la posesión favoreció a los blancos 59-41; en el empate a cero en el derbi, fue de 62-38 nuevamente; por la UEFA Champions League el número fue aun más abrumador, el Madrid cayó 1-0 ante el CSKA de Moscú a pesar de haber tenido 75% de posesión; y por último, pero no menos importante, la derrota (1-0) ante el Alavés el pasado fin de semana, partido en el que el balance favoreció 64-36 a los de Chamartín.
En 2012, en un artículo titulado Posesión del balón vs Posesión del espacio, Francisco Ruíz Beltrán escribió: «El movimiento del balón nunca es intrascendente…¡puede ser trascendental para que pierdas tú el partido! Si el equipo, en organización ofensiva, lleva el balón de un lado a otro, sin conseguir desordenar al rival por la horizontalidad de los pases y, además, fruto de la frustración que conlleva no progresar teniendo tanto el balón se buscan soluciones más “improvisadas” con movimientos, desmarques o conducciones individuales a las que el equipo no tiene respuestas para corregir, cuando el adversario recupere el esférico tendrá tiempo y espacio para correr en ventaja y finalizar rápido aprovechando el desorden del que siempre tenía el balón». Estas líneas pueden servir de resumen para todos estos partidos en los que el Madrid no ha podido conseguir los tres puntos.
Hay quienes dicen que el equipo está sintiendo la ausencia de Cristiano, un goleador innato, un killer del área que aseguraba al menos 50 goles por temporada. La verdad, el bajón que atraviesa el equipo parece ser más un cúmulo de infortunios: la lesión de Isco, un jugador clave para este tipo de esquemas de posesión por su facilidad para romper líneas con tan solo un pase al hueco; la posible baja de Bale por molestias, quien venía siendo el jugador número uno del equipo en ofensiva; el estado de forma de Marcelo y Kroos, quienes han sido sumamente irregulares en este inicio de temporada; la inexperiencia de Ceballos y Asensio jugando prácticamente de titulares cada fin de semana cuando solían alternar el banquillo de suplentes con la titularidad, más Asensio que Dani, claramente. Aunque podría tratarse de una incompatibilidad del sistema, también.
A todo esto, cabe añadir esa transición que está haciendo todo el club, porque no es solo algo de los jugadores y el DT. Repito: todo el club, porque los seguidores, el público que va al Bernabéu cada jornada, también es parte de este cambio que se está realizando. Y los cambios, como sabemos, muchas veces salen bien y muchas veces salen mal. Por ahora, sería injusto hacer un balance global o general del proceso más allá de los resultados, que, como se sabe, no son para nada alentadores.
La clave estará en la capacidad de Lopetegui para hacer esta transición de una manera en la que pueda conseguir resultados en el camino más allá de tener 60% de posesión partido tras partido. El entrenador tendrá que demostrar su capacidad de levantar al grupo tras esta mala racha, tendrá que utilizar todas sus herramientas -e incluso apelar a nuevas- si quiere que su modelo triunfe en un Madrid más horizontal que vertical a sol de hoy. Digamos que, dentro de lo complicada que es la situación, el equipo aún está muy bien situado: a tan solo dos puntos del liderato ocupado por el Sevilla, quizá una de las sorpresas de La Liga esta campaña. Creamos, por ahora, que es un asunto de incompatibilidad momentánea más que un problema de suerte. Creamos, entonces, en la capacidad de Julen para hacer que su estilo sea ahora el estilo del Madrid y que lo sea de una manera exitosa.
«Tengo el balón», «tengo la posesión», «poseo el esférico», «domino los pases»… Así como se dijo que parecemos estar en la era de la posesión del balón, habrá, ahora, que reinventar este estilo, habrá que arriesgarse, habrá que intentarlo, habrá que atreverse a cambiar algo para obtener resultados distintos… Habrá que adaptarse lo mejor posible al cambio para sobrevivir o, mejor dicho, para que no nos maten los demás clubes.
Texto: Simón Antonio do Couto
Foto: AS