La culpa no es de Danilo
No concibo la derrota que refuerza. Todas ocasionan contrariedad. Duelen. No hay palabra reparadora ante la eliminación. Ni descanso, ni liderato. El Madrid aspira a todo y no se reserva para otros títulos con más lustre o más deseados por su afición.
Es cierto que hoy en el campo el Real Madrid no se ha rendido. Se pueden evocar los disparos a la madera de Cristiano, la ocasión franca de Ramos, el pundonor de un equipo que ha tenido al Celta -con sus jugadores frescos y descansados- practicamente cercado en su área. Hasta Zidane después del gol de Wass aplaudía y jaleaba a los suyos. No quería claudicar. Llamaba a la resistencia incluso cuando el tiempo y las fuerzas nos inducían a pensar en lo peor. No hay objeción que se me ocurra a un equipo que muere, pero lo intenta, que mantiene la fe, que pelea.
Y en el anterior relato incluyo a Danilo, a quien exculpo con convicción de cualquier preponderancia en esta derrota. Un futbolista avalado por sus logros en el Santos y en el Oporto, donde se granjeó un nombre como lateral ofensivo, goleador, directo.
Reconozco que en el Madrid ha ofrecido actuaciones mejorables motivadas por cierta fragilidad defensiva, por falta de tino en sus centros y por algún control impreciso. Los centros y los controles, en su caso, no se asemejan a los que protagonizaba este mismo jugador en sus otras etapas. Seguro que es cuestión de confianza, de sentirse más liberado, despojado de esa losa que le acompaña cada vez que salta al césped. En el Santos centraba y controlaba bien. Ahora no. Y lo que es peor, parece que no habrá retorno si el público sigue pertinaz en su idea de atribuirle todo suceso adverso.
Su comparecencia en el campo ya arrastra los silbidos, las desavenencias y la discusión. Debe ser imposible para cualquiera realizar un trabajo con tantos críticos entregados a detectarte cualquier error que, de no existir, se inventa.
El primer gol que recibe el Real Madrid hoy no es responsabilidad de Danilo. No lo es se mire por donde se mire. Es más, aplaudo su personalidad, su carácter, su esfuerzo por querer revertir la situación. No se esconde. Desea ofrecer su fútbol, sabe que alguna vez lo que ahora no le sale le salió. Sabe que no es tan malo como “quieren sentenciar” los que nunca lo vieron antes de venir a España.
En la ida puede cometer un error Lucas Vázquez que cuesta la derrota, pero el culpable mediático es Danilo y la culpa es de Zidane por no dar entrada a un canterano. Hoy, el primer gol puede ser culpa de cualquiera, pero nunca de Danilo; en cambio las Redes estallan, son un clamor y se le imputa la eliminación al brasileño.
Es triste que ciertos prescriptores dispersos en la prensa dirijan los enfados y los disgustos del madridismo en días de derrota. Eso agrava los pitos a Danilo, seguro.