Huelga en la primera jornada de la Liga F
La falta de acuerdo entre patronal y sindicatos para la renovación del convenio colectivo desemboca en una huelga de jugadoras que aplaza el comienzo de la competición
La historia de nunca acabar. La actualidad del fútbol femenino sigue marcada, por desgracia, por asuntos extradeportivos. La falta de consenso para la renovación del convenio colectivo –acuerdo suscrito entre sindicatos representantes de las jugadoras y la Liga para fijar las condiciones de trabajo– tendrá como consecuencia una huelga en la primera jornada de la temporada 23/24 de la Liga F.
La vuelta a la competición oficial por parte del Real Madrid femenino, que estaba fijada para el sábado frente al Real Betis en el Alfredo Di Stefano, se verá aplazada hasta que patronal y sindicatos desencallen una situación que ya viene de atrás, concretamente desde noviembre de 2019. En ese momento, las jugadoras de la Primera Iberdrola –antiguo nombre de la competición nacional–, detenían el rodar del balón para pedir unas condiciones dignas de trabajo. Con la firma final de ese primer convenio colectivo en agosto de 2020, se alcanzaba uno de los primeros hitos históricos del fútbol femenino español.
La piedra angular, tanto de la primera versión del convenio como de su actual intento de renovación, ha sido el sueldo percibido por las protagonistas sobre el terreno de juego.
Los 16.000 euros fijados como sueldo base hace cuatro años, se han quedado en una cifra escasa en comparación con la subida que se dio a principios de la temporada pasada en el salario anual de las árbitras principales (25.000€). Finalmente, los tres días de intensas negociaciones entre sindicatos y patronal han concluido sin un acuerdo que desbloquease la huelga.
¿Cuáles eran las propuestas iniciales de cada parte?
La propuesta inicial planteada desde el banco social, compuesto por los 5 sindicatos que integran la mesa negociadora (FUTPRO, AFE, Futbolistas ON, CCOO y UGT) reside en un convenio colectivo de tres años con carácter retroactivo, en el que el sueldo mínimo anual de las jugadoras la temporada pasada ascienda a 20.000 euros, en la actual de 25.000 y en la 24-25, de 30.000. Por su parte, la patronal (Liga F y sus clubes) proponía, al comienzo de las negociaciones, unas cifras por debajo de las demandadas de las jugadoras: un aumento del salario a 16.500 euros para la pasada temporada, 17.500 para la actual, y alcanzar los 19.000 de base en la temporada 24-25.
La distancia que se mantenía entre ambas propuestas una vez concluido el Mundial, hizo que, el primer día de septiembre, los sindicatos trasladasen la convocatoria de la huelga de futbolistas al Ministerio de Trabajo y al Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA). Fue en la sede y con la mediación de este último organismo donde se han ido reuniendo los últimos días buscando desde la patronal un punto intermedio en la subida del salario mínimo.
Últimas propuestas
El martes, tras el segundo de los encuentros celebrados, la Liga F se hacía eco en un comunicado de la “complejísima situación económica” y atribuían este hecho al “ahogamiento económico” que experimentaban los clubes al verse obligados a proporcionar un 20% de sus ingresos comerciales a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Acogiéndose a ello, la patronal lanzaba una nueva propuesta al banco social, “realizando un notable esfuerzo económico”, que consistía en: eliminación de la parcialidad (actualmente esta es de un 75%) y la subida del salario mínimo de 18.000 (con carácter retroactivo) hasta los 25.000 en tres temporadas.
Tras diez horas de reunión durante la jornada del miércoles, la Liga F confirmaba la falta de acuerdo y exponía otra de las propuestas que, junto a la mencionada en el párrafo anterior, había llegado a plantear y había sido rechazada por los sindicatos. Esta última sería de un convenio por una sola temporada en el que el salario mínimo alcanzase los 20.000 euros anuales (un incremento de un 25% respecto al anterior), la eliminación de la parcialidad, además de la posibilidad de llegar a los 23.000 euros de base al destinar un porcentaje de los beneficios comerciales obtenidos durante la temporada. Todo ello con el añadido de beneficios en el ámbito de la conciliación y la maternidad (ayudas en materia de lactancia o cuidado de los hijos durante los entrenamientos), así como proyectos que supongan una ayuda a la formación y desarrollo profesional de las futbolistas.
Con la negativa a lo planteado por la patronal, los sindicatos pusieron sobre la mesa una última propuesta: partir de 23.000 euros de salario mínimo anual en la temporada 23/24 con la posibilidad de que la cifra se elevase a 25.000 euros en caso de haber beneficios de derechos televisivos.
Próximos movimientos
La diferencia de 3.000 euros en las propuestas de una y otra parte lleva a una huelga de las futbolistas durante, al menos, la primera jornada de la competición. Esta última piedra en el camino se suma a unos acontecimientos que, desde hace varias semanas, oscurecen la pasión que la conquista del Mundial había encendido en muchos aficionados. Los madridistas que prácticamente habían llenado la grada principal del Alfredo Di Stefano para el próximo sábado, tendrán que esperar para recibir a sus nuevas estrellas y ver en acción a las ocho campeonas del mundo que hay en sus filas.
Está previsto que sea el próximo martes día 12 cuando patronal y sindicatos vuelvan a reunirse. Ambas partes se sentaran de nuevo para intentar llegar a un acuerdo y desbloquear una huelga que también está convocada para la segunda jornada de la competición, un hecho que, de producirse, provocaría que el fútbol de clubes no regresase hasta después del parón internacional en el que Montse Tomé se estrenará al frente del combinado nacional.
Foto: Real Madrid