Güler se queda con la miel en los labios
ANGELOS TZORTZINIS / AFP via Getty Images
El turco se despidió de la Eurocopa tras hincar rodilla ante Países Bajos. Dio una asistencia y a punto estuvo de anotar un gol de bandera
La joven perla del Real Madrid, Arda Güler (19 años), que cada día va dilatando su figura a un ritmo vertiginoso y supersónico, dijo adiós ayer a la Euro. Se quedó a las puertas de hacer historia, un sueño que terminó hecho añicos: el de obtener un cheque a las ‘semis’. Peldaño que, lógicamente, no es un lar muy conocido para la selección de Turquía. Su verdugo, Países Bajos (2-1). En apenas seis minutos, el 0-1 a favor otomano mutó a un 2-1 en contra.
En el Estadio Olímpico de Berlín, feudo que acogerá la final el próximo 14 de julio, Turquía vendió cara su derrota. Es de esos combinados de casta guerrera que últimamente están en peligro de extinción. El elenco neerlandés capitaneado por Koeman puede dar fe de ello. Y, para alcanzar las semifinales, Arda Güler fue uno de los quebraderos de cabeza para el ex técnico del FC Barcelona.
El jugador del Real Madrid, al que la Eurocopa le ha venido a pedir de boca en aras de llenar la mochila de minutos -después de una temporada insulsa por las lesiones-, dio un clínic. El único tanto de los suyos llevó también su firma. Puso un centro con música que remachó con todo el alma Akaydin antes del tiempo de asueto. Gol psicológico, de esos que suponen un mazazo para el rival.
Ya en la segunda mitad, Arda rozó el 0-2… resultado que hubiese puesto un cerco casi imposible de traspasar. Pero, la suerte no estuvo del lado de Güler, al estrellar un envío al palo de la portería de Verbruggen. Ocurrió una máxima del balompié: si perdonas, lo pagas. Así fue, tal cual. Porque la ‘Orange’ metió una marcha más que le bastó para efectuar la remontada y, así, evitar el paso fatídico por la prórroga o, quién sabe, si los penaltis hubieran sido el juez del encuentro.
Catarsis para Güler
A pesar del jarro de agua fría, Güler se marcha de Alemania con un ‘lavado’ de cara: catarsis en toda regla. Ha mostrado su mejor fútbol en un escaparate bestial (marcó frente a Georgia y si su selección ha llegado hasta cuartos es en gran parte culpa suya), así que el aficionado blanco ya cuenta los días, horas y minutos para verle de nuevo vistiendo la camiseta del Real Madrid. Precisamente, con el club blanco sumó un final de campaña excelso, mismo nivel que ha proyectado en la Euro. Eso sí, le queda el resquemor de no haberse metido entre los cuatro mejores de Europa. Palabras mayores. En esa mesa… comen pocos.