Gareth Bale y Juanito
Antes de negociar con un futbolista extranjero el Real Madrid debería informarles de lo que les espera. Cada semana serán sometidos a una estrecha vigilancia por parte de dudosos analistas cuyo único objetivo es sembrar discordia y, a poder ser, generar descrédito hacia el futbolista en cuestión. Dará igual su rendimiento. A la más leve oportunidad el futbolista leerá que es un obstáculo para el juego del equipo y que está usurpando el puesto al titular español de turno. Hay un precedente singular: Se llegó a cuestionar al propio Zidane.
Se es injusto y avieso con los futbolistas venidos de fuera. Para sumirlos en la devaluación se emprenden campañas de desgaste, para que entre el aficionado arraigue la idea de que el jugador foráneo priva a otro compañero de dar lo mejor de sí. Incluso los más osados se dedicarán a formular comparaciones extravagantes y anacrónicas, de la víctima con algún mito admirado por el madridismo. No importa que se mezclen pasajes históricos distintos. Todo vale con tal de estigmatizar al jugador y cumplir con el cometido último: criticar al club y su estrategia deportiva.
La demagogia alcanza su punto más elevado cuando se enuncian frases como esta: “Fulanito no puede vestir la camiseta que llevó Amancio”. Los términos de la comparación son A -jugador extranjero, nunca un Pedro León de turno- y B -jugador nacional de la plantilla-.
En el día de hoy los términos de la comparación han sido más dañinos. Juanito y Bale han comparecido en el escenario mediático. Por un lado, una referencia para el madridismo, una figura que representa los valores de entrega, coraje y rebeldía ante la derrota. No se le olvida. Su memoria se transmite entre todas las generaciones de madridistas. Juanito será querido eternamente, como se ha podido constatar esta semana en los actos de homenaje que ha recibido. Él -desde donde esté- y su familia querrán siempre al Madrid y querrán a sus integrantes; los apoyarán.
Por otro lado, el galés, el futbolista más en forma antes de su último parón por lesión. Pueden estar tranquilos, recuperará ese estado. Aunque muchos sueñen con lo contrario. Y aunque les duela. Ya es parte de la historia de este club.
En su primera temporada resultó determinante para conquistar una Champions y una Copa del Rey. Y demostró su carácter y su liderazgo al lanzar un penalti al borde de la extenuación en la final de Milán. Con calambres. No se escondió. De haber fallado algunos le habrían responsabilizado hasta el fin de los tiempos. No fue así. Tiene algo de talismán. Con él se barruntan títulos; muchos. Y eso colmaría a Juanito y a cualquier madridista.
Resulta aberrante la comparación. Cualquier madridista de verdad -como Juanito- apoyaría un activo como Bale. Lo animaría, sabedor de su poderío. En cambio, a quien se opondría es al analista que desea un partido más bajo del jugador foráneo para arremeter contra el club. Eso sí que es atentar contra los valores y la historia de este club, abierto a los mejores. ¡Qué se revisen la Eurocopa del pasado verano y se ilustren de que Bale lo es!