Por favor no silben
En ocasiones, cuando mi fe en la afición del Bernabéu parece venirse abajo, recurro al visionado de vídeos de las grandes citas europeas para fortalecerla. Me veo reflejado en una hilera de niños que, ilusionados, chocan la mano de sus ídolos en las puertas de la ciudad deportiva antes de que éstos partan hacia la guerra.