#EnClaveMorada | Historia de un divorcio anunciado

18 febrero 2019 - 14:02
#EnClaveMorada | Historia de un divorcio anunciado

El polémico arbitraje de ayer durante los últimos instantes de la final de Copa va a pasar a la historia como uno de esos episodios más negros del baloncesto español. De igual forma que para una generación de aficionados la famosa liga de Petrovic fue rebautizada como «la Liga de Neyro», tras el más que cuestionable arbitraje del colegiado vasco, Juan José Neyro, en esta ocasión, un partido de muy alto nivel baloncestístico, con Heurtel, Randolph, Llull, Ayón, Tomic o Kuric, demostrando su enorme categoría sobre el parquet, será recordado por una lamentable concatenación de errores arbitrales durante los últimos 20 segundos de juego. La única nota positiva que podemos sacar de todo ello es que mirarse el ombligo que tiene el baloncesto ACB desde hace mucho tiempo, con sesudos analistas queriendo sentar cátedra, se va a terminar. No somos especiales por ver baloncesto, ni por seguir la ACB o Euroliga, ni somos mejores que el fútbol. Somos hipócritas y snobs, como todo cualquier aficionado ajeno al deporte rey en España. Por cierto, el baloncesto se futbolizó en 1989 con Aito y la campaña contra Petrovic.

Recapitulemos. El Real Madrid fuerza la prórroga tras haber completado un nefasto último cuarto, donde el FC Barcelona de la mano de Heurtel, logró darle la vuelta al marcador y más de algún directivo azulgrana ya apretaba el puño en señal de victoria antes de que Llull anotase sobre la bocina y les dejase con cara de bobos.

En el tiempo extra, la igualdad se mantuvo hasta el último minuto. Y es aquí donde inexplicablemente los tres colegiados designados por la ACB para su final de Copa cometen una tropelía tras otra. En primer lugar, observamos en la repetición, como existe una falta antideportiva de Randolph no señalada, al intentar taponar sobre Singleton. Acto seguido, en las sucesivas posesiones finales no señalan una técnica clarísima a Pesic por invadir el terreno de juego y presentarse casi en línea de tiro libre para protestar, tampoco se señalan unos pasos de Tomic, ni una infracción de Kuric cortando debajo de la canasta por fuera del terreno de juego.


Y así, tras 4 jugadas mal arbitradas, llegamos al polémico «tapón ilegal» inexistente. En la repetición se ve sin ningún género de dudas como no existe tal tapón, sino que se trata de un rebote.

¿Por qué el Real Madrid Baloncesto, a través de su director de la sección, Juan Carlos Sánchez, se muestra tan indignado en rueda de prensa? Pues precisamente porque no se trata de un acto aislado o un fallo puntual. No debemos olvidarnos que la final del año pasado también estuvo marcada por una falta de Claver sobre Taylor no pitada, que hubiese dado el título de Copa al Real Madrid en los segundos finales del encuentro. Es decir, en apenas dos temporadas, el conjunto madridista ha sido claramente perjudicado por dos decisiones arbitrales que no dan lugar al debate. Ni siquiera debemos considerar la interpretación como una opción. Fue falta, y punto. De igual manera que no existe tapón ilegal en la final de ayer. Y en la revisión del Instant Replay, el error no es una opción.

Resulta indignante comprobar como incluso revisando esa jugada sosegadamente en un monitor, ninguno de los tres árbitros considera suficientemente probado la inexistencia de infracción en la acción del ala-pivot americano. Podríamos incluso concluir de que existe prevaricación o lo que es lo mismo, cuando un juez o árbitro dicta una resolución arbitraria a sabiendas de que es injusta y contraria al reglamento. Parece bastante claro de que el trío arbitral era consciente de estar tomando una decisión injusta como compensación a un error anterior de hace 4 o 5 jugadas. El hecho de que hayan decidido revisar en el Instant Replay con las dos peores tomas de las once disponibles, parece, un acto preventivo, conscientes del «delito» perpetrado.


¿Que debe hacer el Real Madrid? De momento, oficialmente el club solo ha exigido a la ACB que emita un comunicado, donde admita que la jugada decisiva del encuentro ha sido mal arbitrada y que no existe tapón ilegal de Randolph sobre Tomic. Esto se traduce en una reprobación pública y explícita de la competición hacia sus tres colegiados, lo cual podría desencadenar en un veto para que no arbitren ningún partido más al equipo blanco o incluso su despido, si se considera que los hechos son demasiado graves y que carecen de legitimidad hacia el resto de clubes de la competición. Es obvio que a partir de ahora el resto de clubes van a poner la lupa sobre ellos y a sospechar de cada acción que les perjudique. Extraoficialmente, desde el club se ha lanzado el órdago de que si la ACB, a través de su presidente, Antonio Martín, no actúa ni toma ninguna decisión, el Real Madrid Baloncesto podría abandonar la Liga a final de la presente temporada. Parece una postura en caliente o un programa de máximos que difícilmente se va a hacer realidad a corto plazo, pero que a buen seguro, una parte importante de su hinchada aplaudiría con entusiasmo.

Porque la cuestión va más allá del arbitraje. ¿Al Real Madrid le compensa seguir disputando la Liga ACB, competición que recordemos, lleva más de una década de progresiva devaluación tras el crecimiento de la Euroliga y ver manchada su imagen y reputación una vez tras otra con polémicas arbitrales? Al final, lo ocurrido ayer en el WiZink Center no ha hecho más que reavivar un viejo debate que lleva mucho tiempo en las cabezas de club y aficionados del Real Madrid: la idea de abandonar la competición doméstica y centrarse única y exclusivamente en la Euroliga. La historia de un divorcio anunciado. Un divorcio que tarde o temprano se plasmará sobre un papel. Es cuestión de tiempo.

Foto portada: AS

Redactor Jefe de MadridistaReal

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