#EnClaveMorada | Hermanos y Rivales
El Real Madrid Baloncesto debe afrontar su eliminatoria de cuartos de final frente a Panathinaikos con la desventaja del factor cancha: por tanto, los dos primeros enfrentamientos tendrán lugar en el OAKA, el tercero y el cuarto en el WiZink Center, y si fuese necesario desempatar el envite en un decisivo último encuentro, el conjunto griego contaría con la ventaja de disputarlo en Atenas ante su público.
Todos sabemos lo complicado que resulta obtener una victoria en canchas como la del PAO u Olympiacos en eliminatorias de esta trascendencia. El arbitraje suele ser excesivamente casero para tratarse de una competición que se presupone tan seria como la Euroliga, la presión ambiental bestial desde el primer segundo de partido hasta el último, y el rival endurece su juego para tratar de imponer su criterio sobre el parquet.
No obstante, los precedentes más inmediatos durante las dos últimas temporadas, en donde el conjunto heleno ha desperdiciado dicha ventaja de campo, nos empujan a ser optimistas.
Por otro lado, en el aspecto emocional se trata de dos aficiones con ciertos lazos de amistad desde hace algo más de dos décadas. Exactamente nos debemos remontar a la temporada 1994-1995, cuando el Real Madrid Baloncesto conquistó su Octava Copa de Europa tras vencer al Olympiacos. En la final la afición del PAO estuvo animando al conjunto entrenado por Zeljko Obradovic con pancartas y se sumó a los cánticos orquestados desde el sector de la afición madridista. La victoria de los blancos supondría la derrota de sus vecinos del Pireo.
Allí comenzó el hermanamiento entre las dos aficiones, que se reprodujo de nuevo un año después con el tapón de Vrankovic sobre el azulgrana Montero para lograr la primera Copa de Europa del club heleno y en la Final Four de Barcelona en 2011, donde ambas aficiones intercambiaron bufandas y cánticos de apoyo. Una buena relación entre aficiones que todavía sigue vigente.
Por tanto, se trata de un enfrentamiento en donde el componente de rivalidad se circunscribe estrictamente a la cancha. No es el Maccabi. Ni el FC Barcelona. Ni siquiera el Olympiacos, donde la carga de rivalidad va más allá del simple juego.
Pero que dicho hermanamiento y lazos de amistad no nos distraigan del verdadero objetivo: clasificarse para la Final Four de Belgrado. Hala Madrid.
Texto: @Bricepinkfloyd
Foto: El Confidencial