#EnClaveMorada | El «indigno» dinero del fútbol
Existe una verdad irreflutable en el baloncesto FIBA: el Real Madrid Baloncesto es el equipo más laureado no solo del baloncesto español sino de Europa.
Junto al FC Barcelona Lassa en España, es el equipo que mayores ingresos genera por patrocinios, marketing y ticketing en toda la Liga ACB. Si la venta de derechos de TV no estuviese centralizada, nadie duda ya que el club blanco ingresaría mucho más de lo que recibe en la actualidad. Pero no sólo en el aspecto estrictamente recaudatorio es el club que mejores resultados presenta, sino que sigue siendo – mal que le pese a algún fundador ACB – el equipo que más títulos nacionales acumula desde que allá por mediados del siglo XX se fundó la antigua Liga Nacional de Baloncesto.
En total son 64 trofeos nacionales (33 Ligas, 27 Copas y 4 Supercopas) y 24 internacionales (9 Copas de Europa, 5 Mundiales de Clubes o Intercontinentales, 4 Recopas, 3 Supercopas, 1 Copa ULEB, 1 Copa Korac y 1 Copa Latina).
Un palmarés que, no obstante, desde algunos sectores baloncestísticos, abiertamente antimadridistas, se tiende a despreciar constantemente apelando a un supuesto “dopaje económico” o “competencia desleal” al cubrir una parte del presupuesto de la sección de baloncesto del Real Madrid con una partida procedente del fútbol. Por tanto, se considera dicho dinero como “indigno” a la hora de salir a competir por todos los títulos cada temporada. Un argumento que aplican discrecionalmente en función de quién sea el club a examinar.
Si hacemos un breve repaso de la situación financiera que atraviesa cada uno de los clubes de la Liga ACB podemos comprobar como prácticamente no existe ninguno que no reciba dinero ajeno a los ingresos propios generados por la entidad. Podemos enumerar casos como el del Herbalife Gran Canaria, cuya propiedad recae en el Cabildo Insular – un organismo público – y recibe anualmente una subvención pública superior a los 3,4 millones de € para completar un presupuesto total en torno a los 8 millones de €. Algo similar ocurre con el Unicaja Málaga, propiedad al 100% de la entidad bancaria a través de su fundación, que recibe 3 millones de € anuales por el patrocinio principal, que incluye los naming rights, además de recibir aportaciones presupuestarias adicionales para paliar las deudas generadas por el club. El caso más dramático actualmente lo vemos en el Joventut de Badalona, cuya mala gestión económica en la última década ha propiciado que haya tenido que ser rescatado en varias ocasiones con dinero público procedente de las instituciones catalanas. La lista de clubes que para competir dependen del dinero aportado por administraciones públicas o entidades bancarias es infinita. Andorra Basket, Iberostar Tenerife, CAI Zaragoza, Bilbao Basket, Baskonia, etc.
Por todo lo expuesto anteriormente nos resulta muy curioso que el equipo que más atención mediática e ingresos genera y que repercute positivamente en los balances económicos del resto de clubes ACB, el mejor club de baloncesto en España, el que paga al día y no acumula deudas ni con entidades públicas ni jugadores o proveedores, siga siendo el foco de las críticas por parte de un grupúsculo de gurús baloncestísticos que parecen autoproclamarse absurdamente los garantes de la “raza pura del baloncesto”, acusando de “futbolera” a una afición como la del Real Madrid Baloncesto aportando argumentos tan inconsistentes y difusos que lo único que reflejan es su gran animadversión hacia el club blanco.
Algunos preferimos que el Real Madrid Baloncesto reciba anualmente ese “indigno” dinero del fútbol a que nuestros dirigentes por su mala gestión económica o por competir por encima de nuestras posibilidades soliciten que una parte muy importante de su presupuesto lo cubran las arcas públicas o entidades financieras que hasta hace dos telediarios estaban sometidas a control público y cuya razón de ser dista mucho de patrocinar o gestionar clubes deportivos.
En este aspecto, como aficionados al baloncesto en general, también debemos aplaudir que “mecenas” como Juan Roig dediquen una parte de su riqueza a apoyar monetariamente un proyecto deportivo como el del Valencia Basket, cubriendo parte del presupuesto del primer equipo y financiando infraestructuras para desarrollar su modelo de cantera, una inversión que esperemos repercuta positivamente en el fomento de la práctica del baloncesto en la región.
En definitiva, el Real Madrid es el club deportivo más grande del mundo no solamente por su sección de balompié sino también por el baloncesto. Un legado que entre todos debemos cuidar, recordar y sobre todo, reivindicar ante aquellos necios y botarates que lanzan críticas tan injustas y de tan poco fundamento como la que hemos relatado en este artículo.
Hala Madrid.
Texto: @Bricepinkfloyd