#ElGranOjoBlanco | Una rivalidad histórica
Si hay dos equipos que se odian, se temen y se necesitan en la historia de la Copa de Europa, son sin duda el Real Madrid y el Bayern de Múnich. Sus enfrentamientos siempre han sido guerras sin concesiones, sin hacer prisioneros, con la saña del que quiere rematar al enemigo porque en el fondo teme que se levante. Son encuentros con aromas a tradición, a cuero antiguo, a madera noble, a un tiempo en que las Copas de Europa en este país llamado España, solo las ponía un equipo, el Real Madrid. Encuentros que han marcado y no siempre para bien la carrera de mitos del madridismo.
Todo empezó en 1976, el Madrid jugando de local empata a uno y se produce la vergonzosa agresión de un espectador al árbitro y al portero del Bayern, Seth Meyer en una noche de infausto recuerdo para la Casa Blanca qué pasó a la historia como la del «Loco del Bernabéu». El partido de vuelta no fue mejor, el Madrid pierde por 2 a 0 y un mito cómo Amancio Amaro se despide de la Copa de Europa expulsado por tarjeta roja. Aquello no pintaba bien, pero fue mucho peor cuando unos años después en 1980 se volvieron a enfrentar en un partido amistoso en el Olímpico de Munich donde el Madrid fue literalmente aplastado por la maquinaria bávara con un resultado de 9 goles a 1. La única nota destacable para el equipo de Chamartín en aquel encuentro fue la frase que dejó su entrenador Vujadin Boskov para la historia «prefiero perder un partido por 9 goles que no 9 partidos por un gol».
Lejos de mejorar la relación de los dos equipos se enturbia todavía más un año después cuando el Bayern se retira de la final de consolación en el Trofeo Santiago Bernabéu tras la expulsión de Rummenigge, del capitán Paul Breitner y del entrenador Uli Hoeness. Pasan 7 años, el Madrid ya lleva más de 20 sin ganar una Copa de Europa, su peso en la máxima competición se está viendo cada vez más mermado y las urgencias empiezan a ser cada vez más acuciantes. Una vez más el equipo alemán pasa por encima del español ganando 4 a 1, produciéndose además la jugada que, a la postre, significaría el final de la carrera de Juan Gómez «Juanito» en el Real Madrid. Su pisotón a Lothar Matthäus le acarreó una sanción de 5 años. Otro mito caído en un enfrentamiento directo con el equipo alemán. El partido de vuelta el Madrid fue incapaz de remontar sufriendo además las burlas de Klaus Augenthaler. Aquello parecía que iba a marcar una tendencia imposible de remontar en la que el equipo de Múnich superaba absolutamente al conjunto blanco. Pero un año después la tormenta venida del norte de Europa empezó a escampar, el Madrid de la Quinta de los Machos, acompañado por la Quinta del Buitre elimina por primera vez al equipo alemán. Gesta que, al no ser finalizada ganando la Copa de Europa, pasó sin pena ni gloria por el club de Concha Espina dónde, desde siempre, lo único que cuenta es ganar, ganar y ganar.
Llegó el 20 de mayo de 1988, llegó el que sin duda es el gol más importante de la historia moderna del Real Madrid, llegó el gol de Mijatovic a la Juventus de Turín y con él llego la ansiada séptima Copa de Europa. Los más jóvenes no son conscientes de lo que aquello significó, del peso enorme que en un solo partido el Real Madrid se quitaba del cuello. Yo, por ejemplo, no había nacido cuándo se ganó la Sexta. Teníamos que aguantar las bromitas por parte de los culés sobre las Copas de Europa en blanco y negro y color. Claro que decíamos que teníamos 6 y que ellos solo una, pero en el fondo, muy en el fondo, hacia dentro, sin que nadie se diera cuenta, nos sonaba una voz qué nos decía «tú no habías nacido cuando se ganó la Sexta». Aquello cambió esa noche de mayo, cambió el Madrid y con el Madrid, cambió el fútbol. Papá ya estaba de vuelta. Y esta vez venía para quedarse.
Llegó el cambio de milenio y, entre las cosas extrañas que ocurrieron ese año en el mundo, estuvo el único gol de cabeza en su carrera profesional de aquel «capricho imposible» de Lorenzo Sanz llamado Nicolás Anelka, gol con el que se elimina el Bayern de nuevo y que resulta crucial para la consecución de la Octava. Al año siguiente…
De nuevo los alemanes se apuntan un tanto eliminando al equipo blanco. El despegue definitivo de la entidad blanca es ya un hecho, tanto es así, que en 2002 en el tercer enfrentamiento consecutivo con el equipo múniques es este quién empieza a perder los papeles y a realizar sus jugadores declaraciones que no están a la altura de su entidad. Salihamidzic acusó al Real Madrid de haberse cagado en los pantalones tras perder el partido con ellos por 2 a 1 y su portero Oliver Kahn aseguró que a él no le metían dos goles en el Bernabéu ni borracho. Los nervios y los síntomas de inferioridad habían cambiado de barrio claramente. Y en el Bernabéu Oliver Kahn se tragó dos golitos como dos soles.
En 2004 el Madrid vuelve a eliminar a los alemanes con cantada de Oliver Kahn incluida y sanción de 2 partidos a Roberto Carlos por agredir a Demichelis, la guerra campal continuaba. El resurgir alemán lo sufre Capello al frente del Madrid en el 2007, eliminatoria que se recordará por los cortes de manga a la afición madrileña por parte de Van Bommel y por el gol a los 7 segundos en el Allianz Arena a cargo de Makaay. El Bayern resurgía como el gran equipo que es. Lo refrendan en el 2012 clasificándose por penaltis contra el Real Madrid entrenado por José Mourinho.
Un año después refrendan su buena marcha ganando el triplete con Heynckes. A ese equipo que lo ha ganado todo llego el gurú, el inventor de la pólvora, el empaquetador de humo, Pep Guardiola y, en uno de los actos de soberbia más grandes que se recuerdan en la historia del deporte, trató de cambiar a un equipo que lo había ganado todo porque él tenía el secreto de los seres superiores, de los mea colonias. Y esta vez fue el Real Madrid el que lo aplastó, como un insecto, sin consideración ninguna, en un histórico 0 a 4 en el Allianz Arena. Se puede decir que los árboles que iban a arder según Rummenigge los apagaron los jugadores del Madrid sacándose la chorra y meando tranquilamente. Otra Copita de Europa para Papá.
Y en 2017 ¿adivinan qué? Pues sí, se volvieron a enfrentar. Esta vez el Bayern había recurrido al entrenador que llevó al Madrid la Décima Copa de Europa, Carlo Ancelotti, ni con eso bastó, el Madrid de la mano de su alumno aventajado, Zinédine Zidane se alzó con la Duodécima Copa de Europa. Y aquí nos encontramos otro año más en otra semifinal.
El equilibrio entre los dos equipos es máximo, 24 partidos con 11 triunfos para cada uno y dos empates. Los dos tienen derecho ganado a base de Champions a mirar a los ojos al otro. Los dos se han maltratado con auténtico sadismo. Los dos han perdido los papeles frente al otro. Uno aspira al triplete, el otro se agarra la Champions como un náufrago a una tabla. Uno tiene un entrenador rescatado de la jubilación, otro tiene a un Míster que todavía está dando sus primeros (maravillosos) pasos en el fútbol de élite. Uno pone 12 Copas de Europa encima de la mesa, otro solo 5. Pero todo eso no significará nada esta noche, cuando el árbitro pite el comienzo del partido. Será una página más en la brillante historia de 2 enemigos irreconciliables, que se odian tanto como se respetan.
Texto: @pepegh7
Foto Portada: AS