Acabo de repasar los artículos de este mi (su) rincón baloncestístico y no había escrito nada todavía del que, sin lugar a duda, fue el mejor jugador de la extraña temporada pasada del equipo blanco. MVP indiscutido de La Copa ACB, motor y sostén de los chicos de Laso hasta que el virus tiró por la borda todo lo que prometía ser otro año excelente y lo dejó en notable con borrón final. Tanto es así que por momentos había Facudependencia como cuando la hubo en su día de Llull. El equipo era otro cuando él se sentaba en el banco, tanto en ataque como en defensa y Laso tuvo que exprimir al pequeño base, en ocasiones, para no perder comba en ciertos partidos clave.
Y cuando nos empezábamos a creer que teníamos base para unos cuantos años (renovación de larga duración, sueldo de estrella europea y cláusula NBA elevadísima) nos damos de bruces con el culebrón de la salida de Campazzo queriendo dar el salto a la “EnBiEi”.
Mucho se ha escrito, hablado y especulado sobre este asunto que todavía colea. La historia va tomando cariz de serie de Netflix con una vuelta de tuerca periódica que mantiene a la afición blanca en vilo con las noticias y consecuencias que se van sucediendo con cada nueva temporada:
Y todo esto sin que tengamos claro cuántas temporadas más pueda haber. La situación es tal que puede haber una más para completar hasta 2021 y terminar su ciclo en Madrid o puede prolongarse varios giros de guión más hasta largarse a la NBA a mitad del presente ciclo europeo.
No deja de ser paradójico que un tipo que ha demostrado tener dominado el arte de asistir desde cualquier suerte: pase en bote, pase de beisbol, “pocket pass”, pase en salto y hasta pase pernocta, haya tenido tan mal “timing” a la hora de dar el salto al charco. Cierto es que nadie podía prever la alteración de calendarios que ha traído la pandemia, pero desde luego, está jugando claramente en contra de los intereses del todavía base blanco. Y de rebote, de su actual equipo. Normalmente, estos cambios de continente llevan un tiempo de maduración que no ha tenido el base argentino. Influyen varios elementos:
Y es en este punto donde me acuerdo de una frase que se me quedó grabada de la segunda entrega de Misión Imposible (además de aquello de las falleras en Sevilla). Aquella escena en que el malo de turno le dice al bueno de Tom Cruise (sí, otra vez Tom): “Ya conoces a las mujeres, hombre. Son como monos. No sueltan una rama hasta que no tienen agarrada la siguiente”. Esta frase, que hoy generaría polémica a raudales, retrata la situación actual del Facu. Está queriendo saltar sin tener siquiera identificada la siguiente rama a agarrarse. Eso ahora mismo es un tortazo asegurado, por lo que le toca esperar a que alguna rama se ponga a su alcance. Y mientras, Laso teniendo que preparar un plan B para cuando se produzca el movimiento.
Creo que cuando un jugador manifiesta su voluntad de cambiar de aires, poco puede hacer el club para retenerle. Eso sí, que cumpla escrupulosamente las condiciones pactadas hace sólo un año y que sea consecuente con lo firmado. Si la posibilidad de firmar con un equipo NBA es plausible, es gracias al trampolín proporcionado por el Real Madrid y la capacidad de llegar al nivel de juego que interesa en USA. Otra cosa es que, por las circunstancias extrañas de toda esta temporada, la salida pueda no ser la ideal y obligue al club a cambiar el plan sobre la marcha. Por eso, lo que se demanda desde la afición es que cumpla religiosamente con el contrato. Le exigen profesionalidad mientras vista de blanco jugando hasta los bolos y que se dejen de regateos y boludeces y le gritan también aquello de: “Facu, show me the money!”.