El Rincón de Apple Tree | Never say Carroll again

26 marzo 2020 - 10:00
El Rincón de Apple Tree | Never say Carroll again

Estatura normal y cara de no haber roto un plato en su vida. Le pones una camisa blanca de manga corta, mochila y corbata y le viene como anillo al dedo. Quizá por eso le sentaron tan bien la de tirantes albina cuando la vistió por primera vez aquel septiembre de 2011. Cuando la historia del baloncesto blanco volvió a reescribirse. Un escolta tirador (y metedor) para un Real Madrid que llevaba echando de menos un anotador fiable, desde que Bullock dejó huérfano al equipo de un jugador básico en cualquier configuración de plantilla. Se puede ganar defendiendo, a meter pocos puntos (tostones de años 90) pero si puedes hacerlo defendiendo y golpeando en cada ataque, mejor que mejor. Y eso iba a ser el Madrid de Pablo Laso y con Jaycee nos mostraba claramente sus cartas. Juego alegre, sin racanear en posesiones y tirando ante cualquier situación de ventaje sin escatimar en defensa.

Y es que este ciclo victorioso (y ya histórico), del Madrid de Laso, no se entiende sin la figura de Jaycee Don Carroll. Éste que os escribe, le conoció en plena exuberancia en la Copa del Rey de 2011. El motor ofensivo del Gran Canaria en su partido contra el Madrid era este tipo pequeño, rápido, escurridizo y, sobre todo, certero, que nos endosó 30 puntos sin despeinarse. Era un Madrid que seguía luchando por volver al primer plano, y que el Barcelona de Xavi Pascual nos hacía sombra una y otra vez con derrotas sonrojantes. «¿Por qué no fichamos tipos como éste?», pensé ante la exhibición que estaba dando el escolta de Laramie.

En ese inicio de temporada de 2011/2012 tuvo unos primeros partidos con dudas. ¡Cuatro jornadas sin anotar triple!. Pero pronto nos dimos cuenta del tesoro que habíamos encontrado en la isla de Gran Canaria. Esa sensación de un tirador fiable era algo que necesitábamos como el comer en la grada madridista. Esa ya olvidada confianza de que cuando se encontraba al tirador desmarcado (abierto, que se dice ahora), la metía casi siempre. Esa garantía de tener un jugador que veía el aro más grande que los demás. Pronto vimos resultados en forma de títulos con la copa del Sant Jordi ante el todopoderoso FCB que nos tenía intimidados y comida la moral por unos cuantos años ya. Vaya recital de suspensiones junto con Sergio Llull para quitarnos una losa del tamaño de un dolmen de Stonehenge y volver a sentirnos un equipo competitivo.

Desde ese día, Carroll conquistó a la grada madridista. Un tiro ultraortodoxo, rápido, fiable y mecanizado hasta la perfección. Y bonito hasta fallando. Desde que el balón sale de su mano siempre parece que va dentro. La exquisitez técnica ejecutada académicamente una y otra vez como fotocopias. Un lanzamiento capaz de hacer levantarse a un rey de su asiento y asombrarse de que ese tiro imposible entrara. Y es que han sido muchas las demostraciones de Jaycee durante este ciclo victorioso del Madrid. Esa mencionada copa del rey de 2012, la F4 de Madrid 2015 del asombro real, el segundo partido de playoff semifinal 2017 contra Unicaja con récord de triples, el triple ganador en la remontada imposible en la final 2019 contra el FCB. Y numerosos partidos donde ha sido el artillero del equipo ejerciendo de anotador compulsivo cuando hacían falta sus servicios.

Foto: Revista Gigantes

Esos servicios han ido evolucionando durante su ciclo madridista. De venir de ser estrella y lanzarse hasta las zapatillas jugando muchos minutos a llegar a un equipo donde tenía que compartir tiros con gente como Llull, Sergio Rodríguez o Rudy, hasta economizar sus minutos en estas últimas temporadas para usarlo en dosis menores cuando el equipo carece de puntería. El bueno de Jaycee siempre ha cumplido con creces y se ha hecho un hueco bien merecido en la historia madridista. Extranjero con más partidos de blanco dice mucho tanto de su calidad de jugador como de su capacidad para adaptarse al equipo y a la ciudad.

Pero corren tiempos oscuros para el deporte. Esta pandemia que nos ha tocado vivir nos ha quitado de un bofetón un montón de cosas. Y el baloncesto, tanto nacional como europeo, no está muy claro que vaya a volver esta temporada. Todavía seguimos con la incertidumbre sobre la continuidad de Carroll en el Madrid. Él todavía no ha dicho su última palabra (igual no es la suya la que cuenta), a este respecto. Querría uno agarrarse a que esta temporada extraña (¿acabada?), pueda ser el detonante para continuar un año más en el equipo. La duda eterna de retirarse con gasolina en el depósito o de acabar con la reserva en sus últimos partidos. Creo que todos tenemos la sensación de que podría seguir jugando algún año más al más alto nivel, con el papel actual en el equipo.

Si el gran Sean Connery volvió a ser James Bond, doce años después de decir no a 007, con “Never say never again”; y volvimos a ver volar al Halcón Milenario después de veintidós años, no veo imposible que Jaycee extienda un año más su estancia en Madrid. O puede que sea esa parte de mí, que nunca quiere que acaba esa película que me hace sentirme un chaval otra vez. Porque así me siento cuando veo al bueno de Carroll metiendo triples como si fuera sencillo, levantando al público de su asiento. Carroll fue el germen de aquel “Despertar de la Fuerza” de los rebeldes blancos y parece que con su retirada se irá uno de los pilares de este ciclo galáctico. Si algo ha demostrado esta saga… perdón, equipo es saber reinventarse cada temporada. Pero uno no deja de agarrarse a esos años primigenios de la alianza, cuando se empezaron a ganar batallas al Imperio y se le recuperaba terreno en cada contienda.

El proyecto blanco no muestra señales de envejecimiento. Acabamos de ganar el primer (¿y único?) trofeo de esta temporada. El archienemigo se ha reforzado llevando al lado oscuro a antiguos héroes blancos. Y es en esos momentos cuando hay que confiar más en los nuestros. Recordemos que el Imperio fue derrotado con Obi Wan retirado y así habrá de ser también en el baloncesto. Aunque no nos vendría mal recurrir a una princesa de armas tomar – guiño, guiño y como en la pantalla (“Help me Obi Wan, you are my only hope”) pueda reclamar la ayuda de nuestro Jaycee en forma de un último servicio y acuerden extender la saga #OneMoreYear, como se le pidió en la tele tras la final de Copa de este año.

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