El Real Madrid y un manual de supervivencia para el asalto del Etihad
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Los blancos aguantaron con uñas y dientes en el ejercicio defensivo de cada ataque del City sobre la portería de Lunin, que remató 33 veces y gozó de 8 córners
El Real Madrid se clasificó a las semifinales de la Champions tras derrotar al Manchester City en la tanda de penaltis en el Etihad, en un partido apoteósico que pasará a la historia de la Champions como uno de los encuentros en el que un equipo aguantó, revivió y superó todas y cada una de las trabas gigantescas que el conjunto citizen les iba dejando por el camino.
El equipo se ajustó, salió ordenado y con las ideas muy claras al Etihad. Tenía que pasar gran parte del encuentro sin el dominio del balón, pero ya está visto y comprobado que la posesión de pelota de manera estéril, inútil o irrelevante, no sirve para nada. 33 veces remató el City y tuvo 8 córners a favor por solo uno del Madrid. Lo que vale son los goles, y el Real Madrid fue el primero que golpeó. A los 12 minutos de juego, Rodrygo hizo el 0-1 tras una jugada que comienza con una volea altísima de Carvajal, que posteriormente bajó Bellingham con muchísima clase y luego, entre Valverde y Vinicius, conectaron de manera muy rápida para que el ex del Santos anotase su decimoséptimo gol en lo que va de curso. Rodrygo Goes, más conocido como Mr. Champions, apareció cuando más lo necesitaba el equipo.
A partir de ese minuto, hasta el 105’ de la prórroga, el Madrid realizó un ejercicio defensivo muy aguerrido, muy disputado y muy bien organizado también por parte de los futbolistas blancos. Aguantaron todo y achicaron cada ocasión del City como se un golo se tratase. Rüdiger animaba a los suyos, Carvajal daba confianza y Lunin se agigantaba cada vez más en cada parada que hacía. El Madrid empezaba a agitar la maquinaria de la épica y eso fue lo que ocurrió.
Tras la prórroga por el gol de De Bruyne en la segunda mitad de los 90’ reglamentarios, el encuentro se marchó a los penaltis y ahí, el Real Madrid, se llevó el mayor de los premios: el pase a semifinales de la máxima competición continental. Falló únicamente Modric y Lunin, con dos paradas de ser un grandísimo guardameta, salvó a los suyos y le dio la posibilidad al Madrid de llevarse una tanda desde los 11 metros en los que él estaba siendo el héroe. Y así fue.
Lunin atajó los penaltis de Bernardo Silva y Kovacic, y el último lanzamiento, Antonio Rüdiger, que cuajó un partido sensacional, metió al Madrid en semifinales para el delirio y el éxtasis de los jugadores, cuerpo técnico, del propio Ancelotti y de la afición madridista que se desplazó a Manchester para presenciar el mejor partido del mundo. Nuevamente logró morir y resucitar el Real Madrid en un mismo partido y no en uno cualquiera, sino en los cuartos de final de la Copa de Europa que vale un billete a semis, ante el actual campeón y en un estadio en el que nunca había ganado. Hasta el final, siempre llega el Real. Porque sí, al Madrid, el rey de la competición, nunca hay que darle por muerto.