El Real Madrid también es defensa, incluido el Juvenil A
“El Real Madrid no juega a nada”. La siguiente aseveración es asidua en las tertulias periodísticas. ¿Qué quieren decir? Parece que pretenden preconizar un supuesto equipo formado por 10 futbolistas de campo, españoles, virtuosos en lo técnico. La potencia, la fuerza, el juego aéreo o el rigor táctico importan menos; tampoco es relevante la aptitud para defender o atacar en las jugadas de estrategia.
A veces esta corriente de opinión arraiga entre los propios madridistas. Es frecuente hallar aficionados al Real Madrid que desean que los laterales desdoblen siempre, que todos los centrocampistas sean como Isco y que los centrales aúnen una salida de balón limpia y una pericia para sumarse al ataque. Y, por supuesto, que en ninguna fase del partido el equipo puede dedicarse a juntar las líneas atrás, todo un sacrilegio. Lo catalogan de vergüenza y de funcionar como un equipo pequeño. “¡Co… que somos el Madrid!” pronuncian.
Hay hechos que cuestionan lo anterior. Nos vamos al partido de hoy, con Guti de protagonista. Él encarna en el fútbol como casi nadie lo de la calidad y el talento. Lo diferencial como entrenador es que les sabe imbuir de otros muchos principios como mantener el orden y la concentración cuando el adversario empuja.
En la Youth League el Juvenil A ha disputado unos 20 primeros minutos primorosos, de una brillantez excelsa, con una circulación de balón ágil y certera, con muchos jugadores cerca del esférico que se ofrecían para obstar el trabajo de recuperación de los fornidos y correosos holandeses. Se combinaba el pase corto con el largo (cambio de orientación). Los que persiguen lo sublime aludirían a esos minutos como única referencia válida.
El caso es que existe un contrincante, el Ajax, un equipo intenso, con arrojo, vigor y con un extremo notable como Kluivert ha apretado. Han colgado balones hasta desde la defensa. Han impulsado un fútbol directo y han obligado al Madrid a replegarse. Es ahí cuando el equipo ha expuesto sus credenciales defensivas.
Álex Martín y Manu han estado formidables. Tenían que vigilar a un 9 puro, a un jugador que se había anticipado a todos sus defensores en la competición hasta sumar 8 goles. Lo han anulado. Solo tenía una tregua moderada y consentida en posiciones alejadas del área. Eso es estudiarse al rival. Eso es controlar la amenaza. En su zona de influencia no han existido las concesiones. Le han ganado por alto y por bajo. No se han conformado con ello. En distintos momentos han acudido al rescate de sus compañeros para tapar posibles remates de otros holandeses.
En los minutos más delicados han disfrutado de la inestimable salvaguarda de Valverde. El uruguayo entiende este deporte como pocos y en una fase de la segunda parte se ha situado en defensa como tercer central para ofrecer consistencia en el juego aéreo, y contrarrestar la aparente superioridad del rival. Sí, tercer central. Una función para la que está preparado. Sus coberturas, su fuerza, su colocación y su contundencia en los duelos particulares se lo permiten.
El equipo se ha conjurado para sufrir. Ha resistido. Al finalizar el encuentro Manu y Álex Martín han evidenciado síntomas de desgaste. Estaban al borde de sus fuerzas. Con rostro desencajado. Ese espíritu de sacrificio debe ser considerado por los madridistas.
Si hoy han sido los centrales del Juvenil A los que han llamado mi atención, ayer fueron Pepe y Ramos los que brindaron una lección exquisita de cómo sostener a tu equipo desde la defensa. Seguro que Manu Hernando y Álex Martín han ido tomando nota de dos referentes, dos auténticos ejemplos a seguir.
Un Madrid entregado en defensa, que aguanta, que no da un balón por perdido y que no permite un remate a mí me hace vibrar. Y que no falte, que en la cantera se prepare a los chicos para ello. No vaya a ser que el fútbol para el Madrid se convierta solo en ataque. No vaya a ser que la prensa imponga su canon para este club.