El Real Madrid: historias de redención
DARREN STAPLES / AFP via Getty Images
El fútbol parece un guión elaborado por el mejor escritor que pueda existir. Una serie de acontecimientos que dan lugar a historias de redención. Más aún cuando el Real Madrid lo protagoniza
Un partido tiene varios giros, alternativas y cambios. Muchas historias dentro de una misma. Errores y aciertos. Es un futuro incierto difícilmente predecible por muchos datos que se manejen o expertos que quieran colgarse la medalla.
Desde que se fundó el Real Madrid, se ha colocado el traje de superhéroe que resiste todas las inclemencias posibles para finalmente acabar siendo vencedor. Y eso no significa no perder, significa no sucumbir.
Ayer el Real Madrid se presentaba en el Etihad Stadium sin haber podido ganar en tal escenario. Con la última eliminación en la competición de las competiciones tras caer en ese mismo lugar por 4-0. El Real Madrid desafió nuevamente a la historia.
Pero viendo el devenir del partido, no sólo se enfrentó a la historia, también a la lógica. No hay explicación posible para el ejercicio de supervivencia que el conjunto blanco llevó a cabo ayer en Manchester. Once humanos desafiando los test de concentración y capacidad física. Parecían superhéroes enfrentándose al villano más villano de la película. Resistieron los golpes una y otra vez y encontraron en la capacidad de doblarse, el recurso para no romperse.
Y no, no es suerte, es trabajo, es creer, es entereza, es capacidad de sufrimiento, dedicación, concentración, disciplina, entrega, calidad, preparación, mentalidad.
Nadie hubiese resistido lo que ayer resistió el Real Madrid. Y lo que es más importante, nadie lo hubiese soportado con la firme convicción de que lograría la victoria. Ahí reside la diferencia entre unos y otros. Ese es el ADN del Real Madrid, creer que la victoria está siempre a un paso.
Pero el fútbol no se entiende sin las individualidades del conjunto. Las pequeñas batallas que cada uno libra contra si mismo y contra el propio fútbol. No se entiende sin las historias de redención.
Ayer Nacho vuelve a demostrarse a si mismo que tiene nivel Real Madrid. Que puede seguir compitiendo al máximo y nivel y que es capaz de secar a delanteros de la talla de Haaland. Que tiene el liderazgo, la personalidad y la calidad para convertir un penalti con todo un estadio en contra y en el momento más decisivo.
Lucas Vázquez demuestra porqué el vestuario le adora. Toma la voz en la charla previa a los penaltis y recuerda a sus compañeros las razones por la que visten la camiseta del Real Madrid. Y tras ello, vuelve a dirigirse a los 11 metros entre toquecitos de balón, con la convicción del que sabe que ese penalti va dentro. Cabeza, huevos y corazón.
Rüdiguer que empezó la temporada siendo suplente, volvió a realizar un partido que lo reafirma como el mejor central del mundo. Lideró la defensa y con sus celebraciones tras cada acción defensiva despejó las pocas dudas que pusieron surgir. Un rechace suyo acabo siendo el 1-1 y falló el 1-2 en la prórroga. Pero sabía que el destino siempre da otra oportunidad. Así pues, en el último y más decisivo penalti, el alemán corrió hacia el balón con la mirada del que se sabe vencedor. Una historia de redención, dentro de una historia de redención.
Militao volvió a sentirse futbolista en los últimos minutos de la prórroga. Tuvo que sustituir al que, para mí, fue el mejor del partido, Dani Carvajal. El brasileño volvió a elevarse, a correr, a sentirse inexpugnable. Se vistió de corto y volvió a celebrar como estaba acostumbrado antes de su lesión. Un paso más cerca de volver a ser el que era.
Pero si hablamos de sobreponerse, sobrevivir, de ser resiliente, no podemos ejemplificarlo mejor que en alguien como Lunin. El ucraniano, que a pesar de la lesión de Courtois, no era titular a principio de temporada, supo esperar su momento. Todo comenzó en aquel partido de Champions contra el Braga donde, curiosamente, atajó un penalti. Espero sin desesperar y tantas fueron las razones que aportó que acabo siendo titular. Pero no sólo eso, en esta misma eliminatoria, Lunin concede un gol a Bernardo Silva en el minuto 1 de la ida. Pues bien, el ucraniano se convirtió ayer en el héroe del Real Madrid tras serlo también frente al Leipzig. ¿Saben a quien detuvo el primer penalti aguantando en el medio? Efectivamente, a Bernardo Silva. El fútbol es el mejor guión jamás escrito.
Hoy el antimadridismo habla de suerte, incluso de vergüenza. Es la reacción humana más lógica ante la incapacidad para encontrarle explicación coherente a algo. Es normal no lo pueden entender.
Hoy el madridismo disfruta de una victoria sufrida por el orgullo de que sus jugadores compitiesen hasta el final. Porque hasta cuando algunos dudamos de su victoria, ellos en el césped no. Y es que la definición de lo que es el ADN Real Madrid es el «hasta el final, vamos Real».
Ancelotti lo definió a la perfección «muchos nos dieron por muertos, pero el Real Madrid nunca muere». Porque el Real Madrid puede perder, pero con la convicción de que volverá a ganar. Un club en el que los milagros no son más que heroicidades basadas en el creer más que nadie, en el luchar hasta que ya no quede tiempo, en vender su piel más cara que nadie.
Ayer el Real Madrid y sus jugadores demostraron su grandeza una vez más, que es la capacidad de redención.