El Real Madrid, contra todo y contra todos
JOSE JORDAN / AFP via Getty Images
Las últimas horas tras el pitido final en Mestalla están siendo surrealistas. Podría ser únicamente por el error inaudito de Gil Manzano que impidió al Real Madrid consumar la remontada, pero es que es casi peor la campaña de desprestigio hacia el club blanco para justificar una decisión sin precedentes.
La indignación por el error del colegiado es más que evidente entre el madridismo. Mis compañeros se han encargado de reflejarlo a las mil maravillas. Es imposible no sentirse ultrajado por lo sucedido ayer. Pero es que hay mucho más.
Ayer el Real Madrid pierde a Jude Bellingham por reclamar una realidad como lo era el gol que anoto en el minuto 98. Y es que si vamos a los datos, la jugada se produce en el 98, cuando el árbitro había añadido 7. Parece que se le olvidó también sumar los 2 minutos y medio que se perdieron en la revisión de un penalti que era más que ridículo. Es decir, el corner jamás podía ser la última jugada porque el tiempo no se había cumplido. Lo que pasa después, no necesita explicación. Un error grave, manifiesto e incomprensible. Es difícilmente explicables que sea fortuito y no exista intención.
Más allá de la vergüenza sufrida con el arbitraje, el Real Madrid está sufriendo una campaña de desprestigio.
Se ha utilizado el bonito gesto de Modric, para atacar a Tchouaméni por la lesión de Diakhaby. Jugada desgraciada y fortuita en la cual todos los futbolistas del Real Madrid se mostraron con una actitud intachable. Patentes fueron los gestos de preocupación por el futbolista del Valencia. El primero de ellos, Tchouaméni, que se pudo ver visiblemente afectado por la situación.
Se ha llegado a insinuar que Joselu increpaba al futbolista mientras era atendido por los servicios médicos. Esto es de una gravedad inhumana. El internacional español solicitó rapidez a los servicios médicos por la situación de su compañero de profesión. Deslizar que hubo alguna mala intención por parte del delantero es, no solo una manipulación, un ataque personal impresentable.
Pero no es nada nuevo bajo el sol. Y es que si hablamos del caso Vinicius es la gota que colma el vaso. Un futbolista que después de lo sucedido la temporada pasada, fue recibido como el enemigo número uno. Pitadas constantes durante sus intervenciones y volvieron a reproducirse insultos racistas. Y él, que respondió en el verde, parece que no tiene derecho a reivindicarse contra una grada que le increpa desde su llegada al estadio. Parece que los futbolistas del Real Madrid no pueden celebrar los goles. Donde las dan las toman y ayer Vinicius volvió a poner las cosas en su sitio con fútbol. Y como los grandes, se lo hizo saber a una afición que no paró de increparle.
Con Vinicius todo era mucho más sencillo cuando fallaba. Desde su llegada, se decidió convertirle en el trabajo objetivo número 1 de las aficiones rivales. Al principio porque era muy malo y ahora que demuestra ser uno de los mejores no pueden aguantar la rabia de que lo demuestre incluso en días grises como el de ayer. Una Champions y muchos goles después, molesta que Vinicius sea uno de los mejores y que no caye ante lo que considera ataques personales.
Parece que aquí todo vale para no reconocer la única realidad que ayer existió. El Real Madrid fue gravemente perjudicado por una acción arbitral deleznable.
Pero que triste la liga española que lo peor no fue el error arbitral, si no la campaña de desprestigio que tiene que aguantar el Real Madrid y sus futbolistas.
Contra todo y contra todos, hasta el final vamos Real.