El Real Madrid, a frenazos
CESAR MANSO / AFP via Getty Images
La no victoria en Gran Canaria vuelve a levantar ampollas en el conjunto blanco
El Madrid no arranca, y parece encallado en el lodo. Tras tres jornadas ligueras disputadas, saldadas con dos empates (Mallorca y Las Palmas) y una victoria (Real Valladolid) por lado madridista, el FC Barcelona, líder de la tabla, ya se distancia en cuatro puntos de su máximo rival. El 1-1 que rubricaron anoche los pupilos de Carlo Ancelotti sobre el Estadio de Gran Canaria, ha instaurado aún más dudas en un ecosistema blanco que escatima en rodaje y sinergias.
Hace un par de semanas, la Supercopa de Europa se afincó en la sala de trofeos del Santiago Bernabéu y, por ende, todo hacía indicar que el equipo capitalino había aprendido la lección a las primeras de cambio, a una velocidad supersónica. Pero, a día de hoy, esa teoría es papel mojado… puesto que todavía no ha cuajado nada de lo previsto, como se pudo corroborar frente a la UD Las Palmas de Luis Carrión.
El cuadro canario, a rebosar de ilusión, se topó con un Real Madrid mortecino en todas sus líneas. Al no entrar con buen pie, el 1-0 vio la luz de forma prematura. Tchouaméni y Militao pecaron de flaqueza, con lo cual, McBurnie pudo dibujar un pase placentero y letal a su compañero Moleiro, quien, mediante un chut cruzado, vio puerta. Y solo corría el minuto 5 de partido.
Llamó verdaderamente la atención el ritmo plomizo de los once hombres que colocó en liza el preparador italiano, una temática que se estiró hasta el tiempo de descanso. Ya en la segunda mitad, hubo una pequeña mutación enardecida por los cambios que sirvió para poner la igualada en el marcador. Vinicius, desde el punto fatídico, no erró. Aunque, si bien los blancos rozaron el desempate, Las Palmas también gozó de una colección de oportunidades para anotar. Al final, punto y disgusto.
Escaseó el tino en los metros definitorios de la sociedad formada por Vini y Mbappé, un dúo que aún no ha encontrado su estado de bienestar: no levantan la bandera blanca, generan y provocan el pánico escénico en las defensas contrincantes. En cambio, la pelota no está entrando en estos primeros envites, asunto que termina contagiando al conjunto merengue con el paso de los minutos. De la paciencia al nerviosismo.
En todo caso, el debe del Real Madrid no solo yace en el último cuarto. «Hay mucha distancia entre las líneas, la presión muy alta la hemos hecho bien pero en bloque medio nos falta recuperar bien el balón», respondió Ancelotti ayer en la rueda de prensa posterior al choque. En la medular, donde figura un Tchouaméni con poco colmillo y a años luz de su ‘prime’, se ven las costuras. No solo en Gran Canaria, sino en lo que va de campaña. Valverde, ese perro de presa que acaba los partidos sin aparente fatiga, necesita un guardaespaldas de garantías.
Aparte de eso, la fortaleza defensiva entra dentro de la lista de cosas a mejorar para amilanar las dudas vertidas: «Nos cuesta buscar la solidez del año pasado. No tenemos que buscar excusas», fue otra de las frases de Carletto en la sala de prensa del estadio canario. Con todo ello en mente, el Madrid afronta el domingo (21.30, hora peninsular) una prueba de fuego contra el Real Betis antes del parón de selecciones. Oportunidad de oro para convertir las críticas en halagos.