El escollo que lastra a Güler
PIERRE-PHILIPPE MARCOU / AFP via Getty Images
Pese al cambio físico, el turco suma minutos a cuentagotas en su primera campaña con la camiseta blanca
A falta del tramo grueso de la temporada, donde hasta la posibilidad más remota puede darse, Arda Güler (19 años) va camino de cerrar un año para olvidar en cuanto a rodaje sobre el verde se refiere. Cierto es que durante el pasado verano cumplió un sueño colosal, el de fichar por el Real Madrid, pero la maldición de las lesiones le ha ido persiguiendo hasta que se adentró el 2024, momento en el que pudo, por fin, debutar con el club madridista.
Ese estreno con el Real Madrid llegó en Aranda de Duero a principios de enero. Allí, Carletto le puso de inicio y consumó una hora de encuentro bastante aceptable teniendo en cuenta que acababa de dejar atrás su extenso paso por la enfermería. Precisamente, desde ese instante, el futbolista turco solo ha disputado 31 minutos de juego repartidos en cinco encuentros (Las Palmas, Girona, Rayo Vallecano, Celta y Osasuna). Un bagaje atípico e insuficiente para una de las figuras que está llamada a hacer historia en el mundo del fútbol.
Para la mayoría de jugadores, el proceso de asentarse en el conjunto capitalino es cosa de meses o años. O, si no, que se lo digan al propio Vinicius. También Arda forma parte de ese grupo. Si ya de por sí adaptarse a una nueva ciudad y a un club lleva tiempo, el tema de las lesiones obstaculiza aún más el asunto.
Con la Eurocopa en el horizonte, Güler necesita minutos y horas de juego para llegar bien pulido a la cita veraniega. En Turquía, él es la pieza que completa el puzzle y que, por consiguiente, más adeptos acumula día a día. Durante el último parón por selecciones participó en los dos compromisos amistosos que enfrento a los turcos ante Austria y Hungría. En total, superó la cifra de los 100 minutos, hecho clave para retomar la confianza perdida.
Un cambio físico brutal
Aunque Güler no cuente con la confianza de un Carlo Ancelotti que suele usar su carta en las postrimerías de cada choque (y no siempre es así, ya que son varias las ocasiones en las que se ha quedado sin saltar al terreno de juego), el método Pintus ha entrado en escena. Un trabajo físico que pronto ha dado efecto en la imagen del ex del Fenerbahçe, que ansía de recibir más oportunidades por parte del técnico italiano.