El Castilla no puede quitarse el lastre
Cada vez me siento menos apto para emitir juicios futbolísticos sobre el Castilla. Cada vez me veo en menor disposición para aludir al dibujo, a la táctica, al planteamiento o al momento de forma de algunos jugadores. Quizá alguna vez -cándido que es uno- pensé que se podría escudriñar todos los entresijos de este equipo. No se puede. Ni se puede ni se debe. Es totalmente ridículo hablar de fútbol cuando la aplicación del reglamento se vulnera para que un equipo actúe lastrado. Por eso he llegado a la conclusión de volver a hablar de arbitrajes. Mientras no exista igualdad de condiciones entre el Castilla y sus adversarios, mientras los colegiados no midan con el mismo rasero al Castilla y a su contrincante, hablar de fútbol es extemporáneo y lo conveniente es hablar de arbitrajes injustos. ¿Qué suena repetitivo? ¿Qué ya he escrito sobre esto? No deja de ser el análisis de una situación que se repite cada fin de semana.
Los arbitrajes insidiosos que recibe el Castilla se han convertido en el principal problema que hay que afrontar y, lo que es peor, ni Solari ni nadie encuentra un antídoto para convencer a los colegiados de que los chavales del filial se entregan en cuerpo y alma a este deporte para poder competir sin cortapisas. Sí, porque hay que empezar por convencerles y luego ya se planteará el partido.
Solari ha tenido que reconstruir un equipo con un sinfín de modificaciones, mientras clubes como el Gernika llevan años de conjunción y de sintonía. Ha tenido que idear una estructura que mantuviera el nivel sin el poderío realizador de Mariano y Mayoral, y sin la jerarquía de Marcos Llorente. Además, se ha visto en la necesidad de hallar recursos para reemplazar a puntales lesionados como ahora Lienhart.
Para no hablar de forma etérea, me voy a centrar en el partido de hoy. Debido al cruento arbitraje de Urritxe, el Castilla hoy no puede contar con Tejero y Tena por sanción. A esto hay que añadir las ausencias por lesión de Lienhart, Mario Hermoso, Álex Salto y Carlos Abad. Por otro lado, se cuenta con Achraf pero el bravo lateral diestro está con la mente en la convocatoria del primer equipo -inviable que no piense en ello-. Por si fuera poco, futbolistas como Abner y como Cedrés, pese a contar con minutos, no se encuentran en un momento físico óptimo y presentan molestias de diverso alcance. No están para 90 minutos ni de lejos. Y que nadie se equivoque, 7 jugadores presentes en el once titular deben acreditar su ficha con el Castilla. No puedes promocionar de repente a todos los jugadores del Juvenil A.
Los entrenadores siempre son muy reacios a variar su línea defensiva. El Gernika lleva desde tercera jugando con los mismos centrales, y su lateral derecho y su lateral izquierdo son indiscutibles. En el caso del Castilla, a Solari no le ha quedado más remedio que alinear a un Abner que se encuentra para disputar 15/20 minutos a la espera de seguir con su puesta a punto. Se debe alinear a Achraf pese a su convocatoria con el primer equipo. Y no queda otra que pedirle a Valverde que rinda en una posición totalmente novedosa para él. Un equipo en cuadro. De cara a buscar jugadores que mejoren el ritmo, en la segunda parte se ha recurrido a Cedrés (tocado) y, para mejorar en el remate, a Nikos que, hasta el momento, es un futbolista al que le falta un punto, no sé si de adaptación, de energía o de versatilidad.
Con el anterior escenario, plantar cara a un rival que encadena 11 partidos consecutivos sin perder ya parece utópico. Pues el Castilla no sólo quiere disputar el choque sino que quiere marcar la pauta del juego y quiere que sus centrales ocupen el medio campo en ataque.
Además, a falta de enumerar lo más grave, los contrarios cuentan con el plácet del colegiado para agarrar a Febas y frenarle, impedirle que rompa líneas con su velocidad. Pueden cometer tres manos sin que se señale ninguna pese a que una de ellas suponga un mano a mano del delantero centro rival con tu portero. El mediocentro defensivo del Gernika puede incurrir deliberadamente en 3 faltas merecedoras de amonestación; va a continuar en el campo y el propio entrenador visitante decide sentarlo en el descanso, consciente de que se le ha perdonado la expulsión. Por último hay que contar con que el Castilla marque un gol brillante, y que el asistente lo anule por un fuera de juego totalmente inexistente, que no puede provocar ni duda. Después de esa acción, el Castilla deja de desplegar su mejor fútbol -durante 15 minutos parecía encomendarse a las internadas de Quezada, cambio clave- y se vuelve a sumir en el desconcierto desolador de unos chicos a los que le afecta estar sumidos en un escenario de injusticia.
Una vez más. Perjudicados. Van tantas.., por suerte no hay que lamentar expulsados. Doy gracias por ello. También doy gracias por no ser Solari. Debe ser agotador tratar de entrenar a un equipo de fútbol que resulta lastrado cada sábado. Ignominioso.