El Bayern de verdad se cruza en el camino del Real Madrid
Se me cuestiona por twitter si considero que el Bayern era el adversario más complicado del sorteo. Por plantilla, sí. Por urgencia histórica, también. La Bundesliga es una competición totalmente descafeinada. El Bayern se reserva la posibilidad de menguar las fuerzas de sus rivales -Hummels y Lewandowski son dos de los ejemplos- en el caso de que vea amenazado su trono. Incontestable su dominio. Nadie osa sublevarse pese al inicio de temporada del Leipzig. Lo anterior lo sabemos. Lo que conviene recordar es que Carlo dispone de una nómina de jugadores de jerarquía.
En esta eliminatoria se enfrentan dos plantillas colosales. Sin parangón en Europa. Ningún club puede permitirse tantas rotaciones como Madrid y Bayern. En definitiva, ambos están perfectamente preparados para destinar las mejores energías a la batalla europea.
A todo lo anterior se debe añadir un factor adicional. Ya no está Guardiola. El Bayern ya no es dirigido por un entrenador que arrastra seguidores en la propia prensa madrileña y cuyo concurso provoca continuas alteraciones de la realidad. Ancelotti está demostrando que se puede ganar de calle la Bundesliga, casi a medio gas. No se le debe conceder un excesivo mérito a la empresa. Los pepistas, sin embargo, prosiguen en sus divagaciones filosóficas acerca del estilo, de la plasticidad y de la superioridad moral. Todo ello está muy bien para dotar de contenido a las revistas especializadas, pero en el seno del Bayern son conscientes de que sus opciones de alcanzar la final de Champions resultan más palmarias a día de hoy, sin él.
Mas Guardiola está exento de crítica. El Manchester City a principio de temporada era temible para algunos. Ahora está en construcción. El próximo año sus futbolistas ya serán figuras esbeltas, ágiles y cohesionadas. Se ve que Guardiola ha heredado las figuras obesas, boterianas y viejas que presentó Pellegrini en la pasada semifinal de Champions.
Dejando a un lado el pasado del equipo de Munich, creo que el 4-2-3-1 es el dibujo que mejores réditos ha dado en los últimos años a los alemanes. Nada de falsos nueves. Lewandowski. Nada de jugadores con corsés que antepongan el balón al desborde o a la acción individual. Con Robben, Ribery, Douglas Costa o Alaba hay mucho 1 contra 1. Ancelotti lo promueve.
Sabemos que Carlo exalta el equilibrio. Para ello cuenta con Xabi que, a falta de facultades físicas, aporta colocación y experiencia y, por supuesto, Vidal, que es el Edgar Davids moderno pero con todavía una mayor tendencia a la brusquedad. Incluso Hummels y Javi Martínez aportan más lustre en el juego aéreo. Uno de las debilidades características de este equipo en los últimos años.
No va a ser una eliminatoria fácil, pero podemos ser optimistas. El Madrid es mejor equipo ante los conjuntos con historia, con recorrido. Los de Zidane se crecen en las grandes citas. Es cierto que el Bayern a doble partido también es más competitivo que con Guardiola. El anterior técnico ya vivió eliminatorias dramáticas en las últimas ediciones de la Champions para derrotar a Arsenal o Juve, en cambio el actual Bayern se cubre mejor, es capaz incluso de enfriar los partidos. Y, de hecho, estoy seguro de que Carlo se adaptará al Madrid y planteará un partido más cerrado de lo que esperamos. No caerá en el error de su predecesor.
Mientras alguno espera a que el City florezca, disfrutemos del mejor partido que se puede disfrutar en Europa. Y auguremos algún gol de Ramos a Neuer. Para seguir con la tradición más reciente.