El editorial de @DbenavidesMReal : Condenar a Zidane, pase lo que pase.
Zidane está condenado. El cuestionamiento permanente le persigue. Si se pierde; se le inculpa por los resultados. Si se gana, hay que lamentar la ausencia de cualquier jugador que no haya disfrutado de minutos. El banquillo del Real Madrid es un lugar inhóspito, nefando. Da igual que se recueste en él una leyenda que abandera los valores bucólicos de este club. Da igual que esa leyenda, además, se haya granjeado el respeto como entrenador a base de títulos.
Encomendarle a un técnico la dirección técnica de este Club resulta una proposición deletérea. Nadie estará a salvo de las críticas desabridas inherentes al cargo, en muchas ocasiones enunciadas por madridistas con sentimiento añejo y sincero hacia el Real Madrid. Más que grave se me antoja luctuoso. Ni a Zidane se le perdona nada. Bueno, ni se le concede el beneficio de la duda.
Con la vuelta de París como destino de referencia para todo el madridismo, uno aspiraba a que se aparcaran las cuitas y se adoptara una postura de unión y de estabilidad. Iluso. Cualquier movimiento de Zidane se escruta y cualquier posible desliz supone el enardecimiento de los críticos.
En esta ocasión, la entrada en el terreno de juego de Ceballos ha sido el motivo de la discordia. Se le ha otorgado a Zidane una intencionalidad maquiavélica y ladina. Se le ha venido a conceptuar como un entrenador que humilla y vilipendia a uno de sus futbolistas. Roza el desdoro que se le atribuyan connotaciones tan peyorativas a un entrenador que, si por algo ha pecado, ha sido por confiar en esta plantilla. Ha frenado cualquier contratación en el mercado invernal. Lo fácil para el francés habría sido señalar a su plantilla y solicitar fichajes. No ha sido el caso. Ha defendido lo que tiene hasta las últimas consecuencias.
Es cierto que, desde fuera, parece que Ceballos y Llorente salen con desventaja en el reparto de minutos. Seguro que Zidane habla regularmente con ellos y les convence de que la temporada no ha declinado y pueden convertirse en protagonistas. Yo entre creer en negativo o en positivo, opto por lo segundo. Confío en el entrenador. De no ser así, sería preferible prescindir del cargo. Si tienes un entrenador, es para que se confíe en él. Y se considere que sus decisiones cuentan con una explicación, por muy inextricable que ésta resulte.
En el caso que nos compete, en mi experiencia como futbolista viví una situación equivalente a la de Ceballos. Jugábamos contra un equipo fuera de casa. Íbamos ganando por 1-2. Mi entrenador me pide que me quite el chándal iba a entrar. Sin embargo, el adversario aprieta. Presiona arriba. Generan peligro. Mi entrenador de entonces se enoja. Grita sin dirigirse a mí en concreto: “¡Se acabaron los cambios!”. En el minuto 89 hacemos el 1-3. Me reclama. Salto al campo. No toco ni el balón. En el partido siguiente, vuelvo a la suplencia. En el vestuario me anima y me dice que espera contar conmigo que le agrada mi actitud. A la media hora se lesiona un compañero, me concede la oportunidad y la aprovecho. Me gané la titularidad. Y probablemente lo hice confiando en su palabra. Si te ciñes a lo de “se te humilla” por jugar segundo, estarás conformándote con tu papel.
Ojalá que Ceballos pueda vivir una experiencia análoga a la mía. Alguno apuntará que no era necesario salir para jugar un puñado de segundos. Yo prefiero pensar que Zidane tiene en su conciencia a Ceballos, y sabe que quizá el día menos esperado por todos, deba jugar. Y en la actitud de cómo lleve la suplencia se estará ganando ese puesto de futuro.
Hoy iba a salir a perder tiempo. Luego ya no hacía falta, pero Zidane ha decidido seguir con el cambio antes de mandarlo otra vez al banquillo -también se habría considerado como humillante-. Un jugador debe estar preparado también para esto.
Puede que en París juegue Ceballos minutos importantes. Sin embargo, aunque así sea, Zidane volverá a ser condenado una vez más. En ese supuesto, la condena le vendrá por sacar al campo a un jugador sin ritmo. Al tiempo.
@DbenavidesMReal
Imagen: realmadrid.com