#DesdeLaGrada La Opinión de: @pepo2204 «Los bandoleros ya no son buenos»
Lejos quedan ya los tiempos en los que las series de bandoleros llenaban de alegría las tardes y noches de los hogares de nuestra España. Estos hombres de alforja, fajín, trabuco y sombrero calañés que campaban a sus anchas por las serranías de la península ibérica en los siglos XVIII y XIX llegaron a ser los héroes cotidianos para muchos niños – y no tan niños – a lo largo y ancho del país. Cómo no recordar a El Tempranillo, a Diego Corrientes o a Luis Candelas, pero por encima de todos al gran Curro Jiménez que rodeado de sus secuaces – el Algarrobo y el Estudiante entre otros – se colaron en nuestras vidas o en las de nuestros progenitores.
Y es que en nuestra querida Piel de Toro somos tan peculiares que hemos tenido la tendencia de ensalzar la picaresca desde tiempos inmemoriales. Desde El Lazarillo de Tormes, pasando por El Lute o El Dioni siempre ha habido algún ladronzuelo de mayor o menor renombre del que se hayan cantado o contado sus “hazañas”. Inclusive aquí se ha valorado positivamente al “experto fiscal” que lograba eludir el cumplir con sus obligaciones tributarias ante Hacienda y por ello solía acabar con las palmas grabadas en su hombro a modo de surco por parte de sus colegas de chateo.
Afortunadamente esta tendencia se está revertiendo en nuestro país, y mientras otros valores parecen flaquear, el robo o latrocinio forma parte de esas acciones que la sociedad española considera que está mal que se hagan. O al menos, una parte de la sociedad.
Es por esto por lo que en lo tocante al fútbol patrio, los aficionados del Real Madrid estamos asistiendo mitad perplejos, mitad indignados, a la impunidad con que se están produciendo determinadas actuaciones arbitrales en el marco de la competición liguera a lo largo de las últimas temporadas, en las que la gota que había de colmar el vaso fue la inconcebible actuación del colegiado canario Hernández Hernández en el Clásico del pasado domingo en Barcelona. Calificar la misma en los términos de “robo”, “atraco” o el más vulgar “mangazo” no es ni mucho menos desproporcionado a la vista de lo acontecido en el encuentro. Las acciones que en él se produjeron dejaron un saldo desfavorable completamente a los de Zidane, por más que hubiera también alguna – las menos – que pudieran haber favorecido al Club de Chamartín.
Si esto constituyera un hecho aislado, podríamos achacarlo a un mal día del árbitro – todos los tenemos, creedme – o simplemente a la escasa o nula colaboración de los veintidós protagonistas con el trencilla. Pero la realidad no es ésa, lamentablemente. Las estadísticas que tan brillantemente han trabajado personas que no son periodistas – qué curioso – como puedan ser @maketolari o @juanpfrutos han venido mostrando que la diferencia entre expulsiones y penaltis señalados – a favor y en contra – al Barcelona a lo largo de varias temporadas es simplemente abismal.
Esto queramos o no, pesa en la cabeza de los jugadores del Madrid que ven que como dice su entrenador, LaLiga es no sólo difícil por el hecho de mantener la regularidad durante treinta y ocho jornadas, sino además por el hándicap que supone tener que capear también las decisiones tomadas por los muchachos de Sánchez Arminio, por lo que se debería – siempre bajo mi punto de vista – , poner en valor los torneos ganados por el Real Madrid a lo largo de este periodo.
Como ya empezáis a conocerme no es necesario que os diga que el simple hecho de escribir estas líneas me duele sobremanera por mi condición de ex árbitro, ya que si bien ni soy ni he sido jamás corporativista, he tratado y trato de guiarme por la honestidad a la hora de juzgar lo que veo en un terreno de juego y me precio de reconocer los errores cuando los hay, favorezcan o no a mi equipo, faltaría más. Es por eso que ante situaciones como la del último Clásico, o penaltis inventados del tipo de los que este mismo colegiado pitó al Eibar frente al Barça por caída en vuelo libre de Jordi Alba tras pisar el suelo, mi indignación alcanza el estado “Top” que diría D. José Mourinho; porque no hay justificación alguna para el “error no forzado” como lo calificaríamos si de tenis estuviéramos hablando.
Refuerza esta indignación la connivencia de los medios de comunicación que prefieren aplaudir el status actual o simplemente mirar hacia otro lado indicando que se reparten los errores si el perjudicado es el Madrid, o calificarlos de robo u otros epítetos de mayor calado si por ventura – cosa que no sucede desde tiempo inmemorial – el perjudicado fuera el Barcelona. Situación de antimadridismo latente en el momento actual y del que no voy a hablar en estas líneas porque ya lo he hecho con anterioridad y no es mi intención redundar siempre en lo mismo.
Por eso quiero terminar expresando mi deseo de que más pronto que tarde se ponga fin a este nuevo tipo de “bandolerismo” del siglo XXI en el que los trabucos y dagas han sido sustituídos por silbato y tarjetas y ante el que parece que todos los Madridistas estamos reaccionando – por fin – al darnos cuenta de que los atropellos y fechorías no están bien vistos. Al menos no en este siglo. Ya no.
Texto: @pepo2204
Imagen: rtve.es / realmadrid.com