#DesdeLaGrada Opinión: «Llamada de primavera»
La primavera es la estación más bonita del año. Es la época de las lluvias y en ella se produce la floración de los campos, la naturaleza recupera su esplendor, se produce el deshielo de los ríos y es la época del año en la que muchos seres vivos recuperan la normalidad en su actividad y se aprestan a la noble tarea de tratar de perpetuar la subsistencia de sus respectivas especies. Es el tiempo del amor.
Hoy quiero contaros la historia de dos amantes. Su amor data de hace algunos años pero aún está vivo y fresco como el primer día. Tan vivo está que con mucha frecuencia deciden renovar sus votos, hasta once veces lo han hecho ya. Se juraron amor eterno en París como no podía ser de otra manera, que para eso es la ciudad del amor. Uno de blanco, la otra brillante; guapos los dos. Ceremonia espléndida con la mejor puesta en escena que se pudiera imaginar, incluyendo el tener el mejor de los padrinos posibles, al que llamaban la Saeta Rubia. Todo fue perfecto. Tan perfecto que su apasionado idilio dura desde entonces.
El amor que se profesan es puro; por veces rutinario, capaces de demostrarlo en público hasta cinco veces de manera consecutiva, otras veces furtivo entregándose como cuando aquella vez en la que el tiempo ya agonizaba en la estrellada noche lisboeta y otras tantas pletórico, con ganas de mostrarle al mundo que nunca hubo ni habrá una comunión que pueda ni siquiera acercarse a esas cotas de perfección y pureza.
Como podéis imaginar, cuando las cosas son tan bellas como la historia de nuestros protagonistas siempre despiertan ciertas envidias, y no faltan también quienes miran a nuestros amantes con recelo. Estas malas lenguas han llegado a ningunearles menospreciando su importancia en ocasiones y otras, muchas, calificando de injusticia la naturaleza de su vínculo: “Que si tiene las orejas muy grandes”, “que si se la robó a éste o a aquél”, “que si es cuestión de suerte”… Como si dos seres tan perfectos no hubieran nacido para unirse sin necesidad de vicisitud alguna. Sin embargo, ellos siempre miran hacia adelante y no pierden la oportunidad de vez en cuando de sonreír de soslayo compadeciendo a sus detractores. Porque están protegidos. Tienen muchos amigos.
¿Y qué dicen de ellos esos amigos, los que les conocen, los que comparten con ellos su vida? Como habréis imaginado nuestra pareja no está sola; tienen la suerte de contar con el grupo de amigos más numeroso, fiel y apasionado que se conoce. Unos amigos que les demuestran su fidelidad y devoción cada semana. Amigos que se convierten en compañeros de viaje cuando les acompañan y renuevan sus votos nupciales allá donde tengan a bien. Ese tipo de amigos de los que siempre están ahí, de los que nunca fallan. Que son capaces de vestir de blanco por su devoción hacia el mayor de los dos amantes. Que sufren con la pareja cuando las cosas no van tan bien pero que son quienes más se alegran con sus éxitos.
Este año nuestros amantes quieren volver a renovar sus votos. Han centrado todo su esfuerzo en ello, incluso dejando algún asunto doméstico de lado por el camino. Será la decimosegunda vez, en total trece – doce más una como diría un gran Campeón ya fallecido – ceremonias que celebren tan magno evento. Para ello la ciudad elegida es tan exótica como atractiva. Pero antes quieren reunir a sus amistades en su casa. Necesitan explicarles que un férreo alemán pretende impedir que el acontecimiento planeado para la última semana de mayo tenga lugar. Han convocado a todos, a los que caben en su extraordinaria morada en Chamartín, en Madrid y a los que aún no cabiendo tendrán la oportunidad de poder seguir atentamente cuanto acontezca de ese enfrentamiento. Porque aunque sea fácil caer en la tentación de pensar que con la fuerza del amor de nuestra pareja es suficiente para despachar al terco bávaro, sólo plantándole cara y mostrándole cuán fuerte es la intención y determinación para conseguir alcanzar el objetivo, se logrará que desista en su empeño y permitirá así, que los amantes se reencuentren por fin como tanto anhelan una vez más.
Todos van a acudir a la llamada. Nadie les va a fallar. Están seguros de ello. Si hay alguno que tenga dudas a estas horas, sirva esta modesta narración para tratar de convencerle. Porque este cuento, la más bella historia de amor que jamás ha existido en Europa en el planeta fútbol debe continuar. Porque los amantes, Real Madrid y Copa de Europa merecen seguir juntos. Y además es primavera.
Texto: @pepo2204
Imagen: realmadrid.com