David Beckham, sinónimo de elegancia en el terreno de juego
Si pensamos en una gran figura del fútbol inglés durante los últimos años, el que se nos viene a la cabeza es David Beckham. En mi retina aún se mantiene su imagen antes de proceder a chutar una falta con su clase magistral, a mi parecer uno de los mejores lanzadores de faltas de la historia del fútbol. El efecto que le daba al balón era endiablado y prácticamente imparable, una falta cerca del área era sinónimo de peligro si Beckham se encontraba en el campo.
David Robert Joseph Beckham proviene de una familia humilde y heredó el amor de su padre por el fútbol y por el Manchester United. Se apuntó al equipo de su barrio, con el que anotó 100 dianas en tres temporadas, demostrando que quizás estaba formándose una estrella.
Con 11 años se produciría un evento que marcaría un cambio de etapa en su vida. El famoso futbolista inglés Bobby Charlton organizó un torneo de habilidades en Old Trafford, concurso que ganaría David Beckham y que tuvo como premio participar con las promesas de la Masía del F.C Barcelona.
Aunque el chaval no lo sabía, estaba siendo observado por los ojeadores por orden de Alex Ferguson, que finalmente en 1991 lo ficharía para el Manchester United. Allí compartiría vestuario con una generación de futbolistas ingleses que pasarían a la historia posteriormente, entre ellos: Ryan Giggs, Paul Scholes o los hermanos Neville.
En 1992, con tal solo 17 años, debutó de manera oficial con el primer equipo del United frente al Brighton. Pasaría bastante tiempo hasta que el jugador volviese a jugar, ya que en esa etapa el Manchester funcionaba a la perfección. Se estrenaría también en la Champions League frente al Galatasaray en 1994 con un gol.
Beckham vería su sueño cumplido en la temporada 1995-1996 al poder debutar en la Premier League contra el Leeds United. Durante esta primera campaña disputó apenas cuatro partidos, pero la siguiente sería su temporada, David Beckham se afianzaría como titular de los “red devils”.
Beckham heredaría el “7” de Cantona y se convertiría en pieza clave del cuadro de Old Trafford. El anglosajón demostró su enorme técnica, consolidándose como uno de los mejores asistentes y lanzadores de faltas del mundo del fútbol. Su forma de golpear el balón era admirable, un jugador con clase que ponía el esférico con una precisión al alcance de muy pocos.
Durante su etapa en Manchester jugaría 394 partidos, en los que anotaría 85 goles, logrando 6 Premier league, 1 Champions League, 2 FA Cup, 2 Community Shield y 1 Copa Intercontinental. También viviría algún que otro momento de tensión, el más sonado fue una riña con Ferguson tras perder un partido contra el Arsenal, en la que el entrenador perdería los estribos y le lanzaría una bota que impactaría en la ceja izquierda del jugador.
La temporada 2003-2004 David Beckham abandonaría el club de su vida para recalar en el Real Madrid. El United tuvo negociaciones con el Barcelona, pero el jugador se negó rotundamente, tenía claro que si salía del Manchester era solo para formar parte del club blanco. Florentino Pérez le ganó el pulso a Joan Laporta, quien había prometido en su campaña electoral a la afición culé que traería al anglosajón.
El jugador inglés pasó a formar parte de los llamados “galácticos” del Real Madrid, junto a Luis Figo, Ronaldo y Zinedine Zidane. Costó 35 millones de euros, que quizás en la actualidad parezca una ganga, pero en aquella época era una cantidad bastante alta.
Beckham debutó en la Supercopa de España frente al Mallorca con un gol, ganándose fácilmente a la afición merengue. Aunque Beckham no pudo ganar todo lo que hubiera deseado en el Real Madrid, ya que solo ganó la Supercopa mencionada anteriormente y una Liga, participando en 159 partidos y marcando 20 goles. Desgraciadamente, fue una mala época para el club de la capital, que a bien seguro recordarán muchos seguidores. Igualmente Beckham se convirtió en un jugador muy querido por el madridismo y nunca dejó de mostrar su calidad con el balón en los pies.
Tras ganar la Liga con el Real Madrid, el futbolista inglés, consciente de su declive físico, se marcha a la MLS para jugar con Los Angeles Galaxy. En el equipo estadounidense jugó un total de 124 partidos y marcó 20 goles. Como suelen hacer varias estrellas de la MLS, Beckham aprovechó los parones de la competición para jugar cedido en Europa durante las campañas de 2008 y 2009, en este caso en el AC Milan.
En 2013 finaliza su contrato con LA Galaxy y recala en el París Saint-Germain durante cinco meses, los últimos de su carrera como profesional. Tuvo una participación mínima y en su último partido se retiró del terreno de juego envuelto en lágrimas y ovacionado por todo el estadio y sus compañeros.
Como no podía ser de otra manera, David Beckham también sería todo un icono en su selección, la inglesa. La primera competición importante en la que participó fue el Mundial de Francia de 1998, aunque él no debe tener buenos recuerdos, puesto que fue expulsado frente a Argentina y recibió enormes críticas por dicha acción. Para la Eurocopa 2000 David ya era el capitán de la selección, pero tampoco sería un éxito, ya que Inglaterra sería eliminada en la fase de grupos.
Durante la Eurocopa de Portugal en 2004 y el Mundial de Alemania en 2006, Inglaterra caería a manos del mismo verdugo, Portugal. La selección lusa eliminaría en ambos casos a los ingleses en tanda de penaltis. De esta manera terminaría su trayectoria en la selección, en la que el anglosajón disputó en total 115 partidos, marcó 17 goles y dio 40 asistencias con la elástica de los “tres leones”.
Bajo mi punto de vista, David Beckham es uno de los mejores jugadores ingleses de la historia del fútbol. Jugaba con tal elegancia que merecía la pena pagar la entrada de un partido solo por verle lanzar una falta o poner un córner. Sin duda alguna, hablamos de un maestro del esférico y seguramente pasen muchos años antes de que haya otro que pueda ser comparado con Beckham.
Alexandre Branco Lopes
@AlexBrancoRM