#CrónicasVikingas | Breitner: un maoísta en el Madrid de los setenta
Nacido en la orgullosa Baviera en 1951, Paul Breitner era tan conocido por su potencia y fiabilidad dentro del campo como por sus combativas e izquierdistas opiniones fuera de él… A imagen y semejanza de paisanos ilustres del calibre y genialidad de Herman Hesse o Nietzsche, su personalidad arrolladora e indomable marcó una fantástica carrera aderezada con Copas del Mundo y de Europa (jugaba en aquel legendario Bayern que arrebató al Atleti su primer entorchado europeo), amén de curiosos logros personales como ser uno de los pocos elegidos que ha marcado en dos finales de Mundiales diferentes, 1974 y 1982.
La llegada de nuestro afro favorito a la España tardofranquista de 1974 vino avalada directamente por Santiago Bernabeú, ávido de un gran nombre que contrarrestara el dominio culé desde la llegada de Cruyff a nuestra Liga. A pesar de que en Alemania solía percutir desde el lateral izquierdo, Míster Miljanic se sacó un movimiento genial de la manga juntando a Paul en la media con el también alemán Netzer, logrando una poderosa combinación de talento y fiereza física al más puro estilo teutón que hizo posible desbancar al mago Johan del trono y reverdecer laureles al Madrid,ganando dos Ligas y una Copa en los siguientes años.
Mas allá de su rendimiento en el campo Breitner era siempre figura destacada por los comentarios sobre su vida personal en Madrid: Icónica y muy comentada fue la mítica foto con su peculiar look de pelo afro y frondosa barba sentado bajo dos pósters del Che y Mao, llegándose a afirmar que siempre le acompañaba a cualquier parte el Libro Rojo del líder chino,por aquel entonces más que prohibido en la España de los últimos coletazos del Dictador y hoy inofensivo documento cubierto de polvo en librerías y bibliotecas.
Implicado fervorosamente en cualquier reivindicación social, nuestro querido Paul llegó a aportar 500.000 pesetas de la época para los obreros de una empresa en huelga que vivían atemorizados por no ser legal aún el derecho a ejercer cualquier tipo de paro en contra de la empresa. Estos detalles marcaron la agitada vida del Panzer bávaro en la capital,llegando su adiós en 1977 por el fracaso de la temporada de un Madrid menor y la ausencia durante todo su periplo de la familia, hecho crucial que combatía saliendo por las discos de moda y fumando puros con otros compañeros de vida más «disipada». El fichaje de Breitner por el Eintracht Braunschweig fue posible gracias al dinero que inyectó la popular marca de licores Jagermeister al club como patrocinio, aunque solamente jugó un año allí antes de volver a su querido Bayern.
El siguiente episodio convulso ocurrió en 1978, cuando el siempre imprevisible Paul se negó a ir al Mundial de Argentina en 1978 debido a su oposición y rechazo al régimen de Videla, causando gran revuelo en el entorno de la «Mannschaft» al criticar al resto de futbolistas y afirmar que no eran eunucos políticos ajenos a la sociedad.
Si el gran Herman Hesse levantara la cabeza hubiera soltado unas lágrimas de emoción al verle actuar como el protagonista de su obra maestra, El Lobo Estepario, y la lucha por ser él mismo ante los designios de la sociedad. Retirado a los 31 años por el hartazgo ante un fútbol cada vez más mercantilizado y fanatizado en las gradas, Breitner llegó a ser presidente del Bayern donde implantó junto a su amigo Hoeness el sistema que admiraba del único sabio que dice haber conocido, Santiago Bernabéu: Un club familiar,con gente que hace más fácil la vida del jugador al encargarse del colegio de los niños o de buscar el piso ideal,además de tener banco propio para sus operaciones y rodearse de antiguos jugadores históricos de la entidad. Actualmente trabaja como asesor del club y comentarista televisivo en Alemania ,tierra donde otros genios inmortales como Wagner o Beethoven crearon cátedra y marcaron una senda personal e intransferible siglos antes…
Texto: Guillermo Caridad