#CrónicaReal | Sin alma (5-1)

#CrónicaReal | Sin alma (5-1)

Se presentó el Real Madrid en Barcelona como un equipo al que le sobran los motivos para la relajación y el pasotismo. Se presentó el Real Madrid en Barcelona como aquel equipo que lejos de entrar en el mes de noviembre, tercer mes de competición, pareciera que entrara en el primer partido de pretemporada, pero lo más difícil de entender, es que se presentó el Real Madrid en Barcelona sin ápice de alma, de orgullo, de determinación.

Tras una semana llena de dimes y diretes por parte de “plumillas” y jugadores, tras una semana donde se habló de todo, menos de fútbol, el Real Madrid llegaba a la Ciudad Condal en una oportunidad única de reivindicación, en una oportunidad única para que esta plantilla se reivindicara, y, de paso, defender al entrenador que tanto desean sea dueño del banquillo del equipo blanco.

El Real Madrid, como decimos, salió al campo como nos acostumbra, con un “tufillo” pasota que el Barcelona empezó a disfrutar volcando el campo hacia la banda de Jordi Alba. El lateral culé, aparte de hacer lo que más le gusta sobre el campo que es protestar, se hizo dueño de su banda y puso en ridículo tanto las posibilidades, como la forma física, de nuestro estimado Nacho.

Tras un primer disparo inocente de Benzemá a pase de Bale, el conjunto blaugrana en la enésima subida del lateral culé, llega a línea de fondo y, con tiempo suficiente como para ponerse un café, le pone el balón atrás a Coutinho que no tiene más que empujarla a la red sin oposición. 1-0.

El Real Madrid quedó lejos de una reacción, incluso lejos de un alarde de coraje para sostenerse en el partido y, tras un irrisorio, pero no único intento de sacar el balón de atrás jugado, Courtois realiza una gran parada que evita que el 2-0 subiera al marcador poco después del primer cuarto de hora.

Pasado el minuto 20 y con un Barcelona que tampoco está para tirar cohetes, todo sea dicho, el Real Madrid se hace con el balón por unos instantes y trata de trenzar alguna jugada, por pequeña que fuera, pero ni para eso nos da el actual plantel.

Y llegando a la media hora, en OTRA entrada de Alba por la izquierda, este envía un balón raso al área que, ante la pasividad o desconcentración de Varane, Suarez (tan listo como marrullero) aprovecha para adelantarse al central francés y dejar caerse al sentir el leve contacto de la pierna del defensor. El árbitro no lo pitó, pero el VAR… sí. 2-0.

Un Barcelona normalito, se va de dos goles al descanso enfrentándose a un fantasma, a un equipo que realiza una presión bajísima en intensidad, donde sus jugadores llegan lentos y no meten la pierna y que, con balón, son predecibles e inofensivos.

Esta primera parte define la temporada, un desastre atrás, unas “madres” delante.

Y en la segunda parte, como si el guion lo hubiera hecho nuestro peor enemigo, el equipo nos muestra de lo que sería capaz de hacer en el caso en el que pudieran, quisieran o supieran.

Lopetegui da entrada a Lucas Vázquez y saca del campo a Varane, en otra decisión controvertida del entrenador guipuzcoano, y, el Real Madrid empieza el segundo acto con una presión arriba prometedora, con algo más de garra y robando el balón a un Barcelona que, de enfrentarse a un equipo, en vez de a un pelele, se hubiera encontrado con algo bien distinto.

Tras diversas llegadas de los blancos, llega la única jugada bien trenzada, distribuida y ejecutada de los últimos partidos. Una jugada que tras pase al área de Lucas Vázquez, el balón le queda a Marcelo en el área y, tras llevársela con el pecho marca el 2-1 y pone la ilusión en los corazones blancos.

Tras el gol, el Real Madrid se parece a un vendaval, pero más por los nervios que les entraron a los culés, que de verdad porque el equipo blanco fuera capaz de asustar a nadie en la forma de juego y física en la que se encuentra. Una llegada de Ramos que cabecea alto, y, sobre todo un tiro a la cepa del poste de Luka Modric (madre mía cómo está el croata…), merecieron llevar el empate al marcador antes del primer cuarto de hora de esta segunda mitad.

Pero hasta ahí las ilusiones blancas. Tras una primera parte vergonzosa, el Real Madrid se ve obligado a afrontar una serie de peligros que, en un intercambio de golpes entre los dos equipos, con palo de Suarez incluido, el partido se rompe con el Real Madrid demasiado arriba y Sergi Roberto asistiendo para que Suarez haga el tercero para el Barcelona.

A partir de ese momento, volvió el equipo al que estamos acostumbrados a ver esta temporada, un fantasma, un juguete en manos ajenas. En el minuto 81 y, tras una pérdida de un descentrado y descolocado durante todo lo que llevamos de temporada, Sergio Ramos, Sergi Roberto vuelve a asistir para Suarez que, este no, no perdona y pone el cuarto en el casillero blaugrana.

Por si fuera poco, en el minuto 87, Arturo Vidal cabecea a la red un balón precedido de innumerables pases, coreados entre olés por una parroquia catalana enfervorecida, haciendo leña de un árbol caído, de un equipo triste, sin ideas y sin alma.

¡HALA MADRID!

Texto: Pedro González

Foto: Libero.pe

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