#CrónicaReal | Black Saturday en Ipurúa (3-0)
Tras el enésimo parón por los compromisos de las selecciones, la Liga regresaba a escena con un compromiso para el Real Madrid de esos que son catalogados como incómodos. Ni la hora, más propia del aperitivo que de un partido de Primera; ni el rival, un Eibar que siempre compite; ni siquiera el parte médico, con bajas como Nacho o Casemiro, siempre necesarios en campos como Ipurúa, hacían pensar que el conjunto de Solari fuera a tener un choque plácido.
Y poco tardó el Eibar en corroborar esas sensaciones de la previa. A los dos minutos la zaga blanca ya tenía el primer aviso en el cuerpo, después de un chut de Kike García desde fuera del área que se acabó estrellando en la madera. Los armeros comenzaban a acumular méritos, gracias al excelente planteamiento de su técnico, José Luis Mendilibar, ya que la actitud del Madrid, sin ser excelente, desde luego no era del todo deficitaria.
Cuando los blancos comenzaban a asentarse en el césped, incluida una jugada que Cote sacó en la línea de gol, llegó el 1-0. Fue curiosamente a partir de otra acción a priori favorable para el Real Madrid, con un lanzamiento manso de Ceballos que se estrelló en las piernas de la defensa eibarresa, el cuero cayó a los pies de un centrocampista local que monta una contra de manual. Entre Orellana y Cucurella abren una grieta en la banda izquierda para acabar con un centro al área; Kike remata a bocajarro, Courtois saca como puede y un frustrado despeje de Ceballos acaba con Escalante empujando el balón al fondo de las mallas. El Eibar se ponía con ventaja, VAR mediante, anunciando los pecados que penalizaría en el Madrid: las pérdidas de balón y la debilidad del costado derecho defensivo merengue.
El resto del primer acto fue un quiero y no puedo del Real Madrid. El Eibar se limitó a cerrar espacios, recurriendo a las faltas (11 al descanso) si era necesario para parar a un equipo que trataba de encomendarse a la organización de Modric.
DE MAL EN PEOR
Nunca sabremos si en el tiempo de asueto hubo indicaciones de Solari para cambiar el decorado. Se llevaba muy poco de la reanudación cuando Sergi Enrich ponía el 2-0 en el luminoso. La jugada fue un auténtico despropósito, desde el envío desde banda izquierda cruzando toda la línea defensiva hasta la resolución de Odriozola, con una pérdida a pies de Cucurella. Dos goles abajo y encima el lateral donostiarra lesionado. El comienzo de la segunda parte no pudo ser más negativo.
No se había repuesto el Madrid de ese golpe cuando llegó el 3-0. Acción de Kike García por banda derecha, centro al segundo palo que gana Cucurella para volver a enviar al área. Enrich falla en el primer palo, pero otra vez Kike le gana la acción a Varane para remachar a puerta vacía.
Con el Madrid noqueado, el Eibar pudo aumentar más la cuenta. Sólo Courtois lo evitó. Solari movió ficha, quitando a Modric, quién sabe si pensando en el partido de Roma el martes, para meter a Isco. Dio igual. La intensidad del Eibar no bajaba enteros y los blancos apenas se podían consolar con el dato de la posesión. Los de Solari bajaron los brazos y ni las entradas de Isco o Vinicius le cambiaron la cara a un equipo que sale muy tocado de Ipurúa, por el resultado, por la situación clasificatoria y, sobre todo, por la imagen mostrada. En este club se pueden perder puntos, pero nunca el decoro.
Texto: Francisco Quirós
Foto: Realmadrid.com