Crónica Real | Trámite resuelto (3-1)
Tras una semana realmente gloriosa de nuestro equipo, donde confirmó que compite excepcionalmente bien en los partidos más exigentes o contra los equipos más complicados, decorándolo además con un ritmo extraordinario y un gran juego, muchos madridistas vieron vía libre para entrar en pánico, por supuesto.
Tras salir de esa semana infernal, nos tocaba el Athletic, por lo que se intuían rotaciones por las que temer y quejarse y una posible relajación que diera al traste con lo conseguido. Rotaciones, por supuesto, que incluirían a los jugadores más odiados, que harían un partido desastroso.
Cabía otra posibilidad. Que el equipo hubiera recuperado confianza y alcanzado un punto de forma en el plan de Zidane, con valles y picos, óptimo que mejorara el rendimiento y, a su vez, consiguiera una dinámica positiva que mejoraría el juego de todos, incluso de los que parecían peor.
Al final no hubo ni una mísera rotación (más allá de la obligada entrada de Valverde por Casemiro, que está sancionado), burlándose de todos nosotros una vez más en su imprevisible proceder…. Y porque no dejaba de ser un partido complicado.
Lo cierto es que se notó la acumulación de esfuerzo. El equipo se mostró lento, espeso en la circulación, con demasiados toques de cada jugador. Además nos encontramos con un Athletic muy agresivo en la presión en ese inicio, si bien la primera ocasión fue de Benzema, que estuvo bastante lúcido y nos obsequio con un par de genialidades (una espaldinha y un regate con la cintura en el área sencillamente magistral).
Esa agresividad de los bilbaínos desembocó en la rapidísima expulsión de Raúl García. Pensé que no vería nunca a este jugador ser expulsado, uno de los más sucios de la competición, pero fíjate tú que cuando menos te lo esperas acontecen sorpresas. Justa y por doble amarilla sancionando lo que tantas veces le perdonaron.
Al bueno de Cafucas Vázquez es a uno de los que más se le ha notado la pesadez y la acumulación. Tuvo varias pérdidas que provocaron peligrosas contras y estuvo fallón en algunos controles. También Modric, siempre solicito en el esfuerzo, pero menos chispeante.
Por el contrario, vimos a un Vinicius irregular pero mucho más entonado que en el pasado encuentro. Apareció mucho y se cargó el juego por su lado. Le perdonaron una amarilla por fingir, pero provocó un clarísimo penalti, de esos con los que me pregunto para qué están los del VAR… Mano dentro del área.
Ya en superioridad, el equipo se manejaba con seguridad. Lo veían fácil, pero faltaba ese punto de intensidad o, más bien, de chispa. En cualquier caso, las ocasiones fueron cayendo por su propio peso, cada vez más claras.
Ocasión de Valverde, Ramos alto rematando un córner… Kroos desviado desde fuera del área, Vinicius alto también… Fue en los últimos minutos cuando las aproximaciones se aceleraron, siendo todas de mucha claridad. El gol se mascaba. Vinicius marrando a bocajarro. Valverde también fallando en el área pequeña…
Así llegó el gol, en una gran combinación por la izquierda, en la que Vinicius dejó el balón perfecto para que Kroos golpeara de primeras desde fuera del área un zambombazo ante el que Unai Simón no pudo hacer nada.
En definitiva, un partido en el que parecían pesar las piernas un poco, pero que se puso de cara para no tener que hacer esfuerzos excesivos.
Si fácil se vio en la primera, y más con la expulsión, más aún debieron verlo en la segunda con el marcador de cara porque salieron, literalmente, dormidos. Los jugadores del Athletic se permitían carreras de 30 metros sin que nadie les saliera durante cinco minutos hasta que empataron, claro.
Un buen bofetón para espabilar. Se volvió a encerrar al Athletic en una tendencia que avisaba de un inminente gol nuestro, necesaria actitud por culpa de la desidia de esos primeros minutos. Gol anulado a Vinicius y un rondo en las proximidades del área con un Athletic que acumulaba a sus once jugadores en la frontal.
Los cambios de Vinicius y Valverde por Isco y Asensio no sentaron del todo bien al equipo, que perdió un poco el ritmo. A pesar de todo, la inercia nos impulsaba hacia el 2/1. Kroos al portero desde fuera del área como previa al gol de Benzema.
El cabeceador francés, que está de dulce en el juego aéreo, remató un centro perfecto de Carvajal a la red.
A dormir otra vez.
Hay que elogiar la actitud de un Athletic que con uno menos casi todo el partido no le perdió la cara al encuentro en ningún momento y tuvo una fantástica reacción al gol de Benzema, viniéndose arriba y cercando nuestra portería con córners e incursiones por banda. Y por dejación nuestra con un desesperante ritmo cansino y dando un paso atrás, donde nuestra salida de balón era muy deficiente porque carecía de rotaciones para el apoyo.
Todo parecía decidido, pero quedaba la incertidumbre del resultado y un juego rifado y falto de control que podía desencadenar cualquier desgracia. Asensio disparó alto, pero fue Courtois el que se tuvo que emplear a fondo para salvar el empate cuando quedaban segundos para finalizar el partido.
Del posible 2/2 llegamos al 3/1 en una fulgurante contra tras la brillante acción del portero madridista, que remachó Benzema para hacer doblete.
Partido discreto donde ha pesado el esfuerzo de los anteriores encuentros, de ahí que las rotaciones fueran una opción a tener muy en cuenta, que se pensaba resolver a medio gas, pero que costó más de lo necesario porque nuestra circulación era muy espera al ser nuestros movimientos de rotación y desmarque cortos y lentos. Nos favoreció mucho el jugar con uno más para que no se notaran tanto todos estos aspectos.
Se resolvió trámite, que era lo importante, pero es necesario dar descanso a los hombres clave, y hacerlo con sabiduría y moderación.
Texto: @MrSambo92
Foto: OSCAR DEL POZO/AFP via Getty Images