Crónica Real | La leyenda que nunca acaba (3-1)
La épica se abrió paso en el Santiago Bernabéu en una de esas noches mágicas que permanecerán en la memoria de todo el madridismo. Con un 0-2 en contra, con el equipo de los millones y millones derrochados en frente y con todos los pronósticos en el lado contrario, pero con un orgullo y una historia que no se puede comprar con dinero. Mientras unos hablan, el Madrid estará en el bombo de los cuartos de final.
Hace media hora, es probable que está crónica fuera escrita con pena por estar eliminados de la máxima competición del mundo del fútbol. Pero el Madrid, la institución deportiva más grande de la historia, escapa a la lógica, y escribe su propia historia a un ritmo que nadie puede igualar, por muchas estrellas que junte. Venía el PSG con ventaja y como favorito, no estaban Mendy ni Casemiro y para colmo, al descanso un imparable Mbappe puso el 0-1 en el partido (y el 0-2 en la eliminatoria). Pero lo que sucedió después solo lo entienden los que aman a este sagrado club con todas sus fuerzas.
Bastó un pequeño error para destapar el tarro de las esencias. Disculpen que obvie todo lo anterior, pero la noche lo merece. Vinicius asistió a Benzema para empatar tras el fallo de Donnaruma, y a partir de ahí el estadio se transformó, los jugadores parecían otros distintos y el rival empezó a sentir ese miedo, por decirlo de manera suave, que se siente cuando el mejor club del mundo te aprieta. Y claro, es cuestión de tiempo que, además de apretar, también ahogue. Y más cuando tienes al verdadero balón de oro en tus filas, que lo hace todo más fácil.
Tras ese 1-1 los franceses no existieron, y vimos media hora eléctrica, de puro Real Madrid. Un Valverde imperial, un Rodrygo funcionando como revulsivo, pero por encima de todo un Modric desatado, un Vinicius imparable y un Benzema convertido más aún en leyenda, por si alguien tenía dudas. Entre el croata y el francés fabricaron el 2-1, que fue el que forzaba provisionalmente la prórroga. Pero quién conozca al Madrid sabe que va a por más, que aplasta a los rivales en su competición fetiche a la mínima duda que muestren. Tener a jugadores como estos en tu equipo es jugar con ventaja, claro; nadie como ellos se maneja en estas eliminatorias.
Quedaba la rubrica definitiva, y en una noche así, no podía ser otro que Benzema el que lograra cerrar la épica remontada. El Psg, asustado, regaló el balón nada más sacar, y el resto ya es historia. Alaba con una silla en los brazos celebrando el gol, el Bernabéu cayéndose de la locura, Benzema y Vinicius abrazado, y el rival, con muchos millones pero un espíritu inexistente, sucumbiendo ante el verdadero rey de Europa. Y no solo eso, sino que en lo que restaba de partido, estuvo mucho más cerca el 4-1 que el 3-2. Es lo que tiene jugar contra el mejor, y hacerlo con 9 (hola Messi, hola Neymar).
Si alguien dudaba o no conocía al Real Madrid, ya tiene la respuesta. Nunca subestimen el corazón de un campeón, y sobre todo, no duden de estos futbolistas. Nacieron para noches como hoy, y si tienen la oportunidad, volverán a reinar. Solo queda dar las gracias, porque pase lo que pase de aquí en adelante, está noche ya es inolvidable e histórica.
Foto: JAVIER SORIANO/AFP via Getty Images