Crónica Real | Área, terreno vedado
¡Qué larga se ha hecho la espera! Qué insufribles son las horas hasta que llega un partido del Madrid, y más con confinamientos, esperas y limitaciones… Pero ya pasó, ya están los nuestros aquí de nuevo.
Tras el aplazamiento de la primera jornada, debutamos en liga con una visita nada fácil, Anoeta, contra una Real Sociedad que hizo gran temporada el año pasado comandado por nuestro Martin Odegaard, que ofreció un fútbol excelso que le ha valido adelantar su regreso al equipo como única incorporación de relumbrón. Beneficios de la política de juventud y talento por la que el club lleva apostando años y que va dando réditos.
Ante la ausencia de fichajes, la expectación estaba en si Zidane, que odia a los jóvenes y no da cancha a nadie, sacaba a Odegaard. Y va el tío y lo saca. A él y a otros dos canteranos debutantes más en el segundo tiempo.
Una alineación peculiar que casi nadie esperaba, así que, por supuesto, si la cosa salía mal habría motivo sencillo por el que criticar. Sin mediocentro defensivo, Zidane planteaba un equipo fresco, joven y muy ofensivo, un 433 con Vinicius y Rodrygo acompañando a Benzema y Kross y Modric completando el creativo y rubio medio campo. Los rubios, los llamaremos.
Es que falta contención, es que va a faltar contundencia… pero estaba claro que se apostaba por defender con balón y en la seguridad de que el señor Odegaard corre y abarca mucho más de lo que algunos suponen.
Por supuesto, como suele ocurrir en estos casos de mediocampo menos defensivo, en el lateral izquierdo aparecía Mendy, que acompañaba a los habituales Ramos, Varane y Carvajal.
Una apuesta valiente en un equipo que el año pasado apostó fuerte por la seguridad defensiva ante el descenso anotador, y que este año, sin apenas cambios, plantea de inicio un equipo ultra ofensivo del que se esperaba creatividad, posesión y ocasiones que el trío de ataque aproveche con mayor frecuencia. Y es que Rodrygo y Vinicius tienen un año más de experiencia y se espera mejoría en su rendimiento ante el gol, obviamente. El fútbol cambia y se mueve constantemente y ese cambio puede llevar en el club tiempo gestándose.
Lo cierto es que, paradójicamente, el equipo mostró un gran ritmo e intensidad física, movilidad y presión eficaz jugando todo el primer tiempo en campo contrario con la continua sensación de peligro, de que se mascaba una ocasión, pero sin llegar a concretar nada. En este Madrid da la sensación demasiado a menudo de que el último tercio del campo, el área rival, es tierra prohibida, por lo que se dedican a gozar de sus virtudes por el resto del verde… Mucha llegada por banda, un alto ritmo en el toque, bastante vertical, con un acertado mediocampo donde destacó Kross, y unos incisivos Benzema y, sobre todo, Vinicius… Pero sin ocasiones más allá de algún disparo lejano sin mucha mordiente y un remate de Ramos que desvió un defensa a córner.
Curiosamente, la Real, que sólo logró salir tres veces de su campo y llegar dos al área, gozó de la mejor ocasión del encuentro en un error en la salida, una ocasión doble con un mano a mano que desbarató Courtois, que parece haber comenzado la temporada como terminó la anterior.
Una extraña primera parte donde se siguieron apreciando los defectos o carencias del equipo, falta de pegada y mordiente en el área contraria, pero con un ritmo de juego que, desde luego, no es el habitual para una primera jornada liguera (en realidad es la segunda).
La línea defensiva estuvo perfecta, con la salvedad de esa ocasión fugaz, muy segura en líneas generales.
La segunda parte transitó por derroteros similares, pero una Real Sociedad más pujante, de hecho tuvo una clara ocasión nada más reiniciarse el encuentro.
Mucho toque, buen ritmo en el pase pero un último tercio de campo que parece no existir, vicio y carencia preocupante en el equipo, incapaz de perforar esa zona ni con jugadores tan verticales como Vinicius, que fue diluyéndose, y Rodrygo, muy apagado. Al menos pudimos ver a Odegaard filtrando algún balón. Se situó bien entre líneas el noruego, colaborando en la circulación, si bien estuvo en general tímido hasta que fue sustituido.
No podemos presumir de haber creado grandes ocasiones en todo el partido, lo que ha resultado bastante frustrante. Alguna buena jugada “combinativa”, salida de balón y aproximación, con bonitas paredes entre Vinicius y Benzema, por ejemplo, insuficiente a todas luces para desnivelar el encuentro. Un disparo de Carvajal por aquí, otro de Benzema por allá…
Se alternaba algunas contras del equipo donostiarra, que salía con más alegría que en la primera parte, con momentos donde el Madrid atosigaba sin dejar salir del área al rival.
Decidió Zidane meter el músculo en la segunda parte, minutos 69, con el rival más cansado, para comernos su mediocampo, pero lo cierto es que no sucedió. Casemiro, Valverde y Marvin por Modric, Odegaard y Rodrygo… En el descuento también entró Arribas por Vinicius, en lo que parecían más cambios de homenaje que otra cosa…
Se perdonaron expulsiones a Barrenetxea y Mendy.
En definitiva, un partido frustrante porque proponía muy buena actitud y maneras para caer en los mismos defectos que nos están lastrando en las últimas temporadas, incluso la pasada con Liga conquistada y todo. La extraña sensación de que el último tramo del campo es terreno vedado… Esperemos que sea también efecto de la falta de rodaje competitivo.
Texto: @MrSambo92