Claude Makélélé | El Galáctico olvidado
Cuando uno recuerda la primera etapa de Florentino Pérez en el Real Madrid, es imposible no acordarse de los denominados «Galácticos» que asombraron al mundo. Raúl, Figo, Zidane, Ronaldo, Roberto Carlos…toda una constelación de estrellas que acaparaban toda la atención mediática. Pero detrás de todos ellos estuvo durante tres temporadas un hombre imprescindible para comprender los éxitos entre los años 2000 y 2003: Claude Makélélé, posiblemente el jugador que daba sentido a todo…como se comprobó después.
Corría el verano del año 2000 cuando se produjo un inesperado cambio de presidente en el Real Madrid. Florentino Pérez ganó las elecciones de manera sorprendente a Lorenzo Sanz (que venía de ganar su segunda Champions en tres años) y con él llegó el fichaje del verano: Luis Figo. El portugués acaparó toda la expectación (con razón), pero ese mismo verano llegó al Real Madrid un centrocampista francés que se volvería imprescindible en el esquema de Vicente Del Bosque. Se trataba de Claude Makélélé, que tras ponerse en rebeldía llegaba al Real Madrid a cambio de 14 millones de euros, un traspaso bastante elevado para las cifras de esos años. Pese a sus dos excelentes temporadas en el Celta, el mediocampista apenas levantó expectación, y además del propio Figo hubo otros fichajes como Flavio, procedente del Deportivo, que parecían de mayor nivel. Pero nada más lejos de la realidad, ya que Claude demostró ser un fichaje de muchos quilates.
Y es que en sus tres temporadas en la capital de España, Makélélé rozó la perfección en su labor. Ni necesitó adaptación ni le pudo la presión, siendo titular indiscutible durante las tres temporadas que pasó en el club blanco. Para muestra, un botón: 145 partidos disputados en tres años, a una media de 48 partidos por temporada, prácticamente la totalidad. Y su rendimiento no ofreció lugar a la duda en ningún momento. El galo era un mediocentro de corte defensivo, sin demasiada técnica individual pero capaz de hacerle la vida más fácil a todos. Hábil para recuperar la pelota, rápido para no perder nunca la posición e inteligente para no cometer errores. En poco tiempo se coló entre los mejores del mundo en su puesto, ganando además la liga en su primera temporada, en la que jugó sobre todo junto a Helguera en el doble pivote. Para que todo aquel talento ofensivo funcionara, la presencia de Makélélé se antojaba tremendamente necesaria.
Si su primera temporada fue buena, la segunda superó todas las expectativas. Ganaría dos títulos más (Supercopa de España y la Champions) y su importancia fue aún mayor en el equipo. Había llegado Zidane, y el caudal ofensivo del equipo era aún mayor. Sin embargo en defensa había problemas, y el jugador encargado de sujetar ese sistema defensivo y permitir mostrar todo su talento a los Raúl, Zidane, Figo y compañía, volvía a ser el centrocampista francés. Ese año fue uno de los 5 jugadores con más recuperaciones de balón en la liga, marcó su primer gol como madridista y ya era para la opinión pública el mejor jugador del mundo en su puesto. El problema es que entre tanta estrella y en una época donde el talento destacaba más que el físico o la defensa, no se le termina de dabar a Claude todo el valor que merecía.
Pero la trayectoria de Makélélé en el club de Chamartín proseguía, y en la campaña 2002-2003 su importancia fue aún mayor, si es que podía crecer algo más. A la constelación de estrellas se sumó Ronaldo, y el Madrid llegó a jugar por momentos con un único pivote, debido a los numerosos atacantes que tenía pero también a que Del Bosque confiaba plenamente en que Makélélé se bastaba solito para asumir esa labor. El resultado fue una nueva liga, la segunda en tres años, y nuevamente Makélélé entre los mejores recuperadores de la liga. Fue su mejor temporada en el club, mostrándose incluso más fiable con la pelota y siendo uno de los jugadores más importantes del equipo. Pasados los años son muchos los compañeros del francés en aquel Madrid que afirmaban de forma contundente que era el jugador más necesario del equipo. El futuro les daría la razón, porque aquel equipo con tanto gol y talento se venía y se vino abajo en cuanto no existía la presencia del francés.
Fueron tres años fantásticos, pero se acabó todo el siguiente verano. El Madrid fichó a Beckham y nuevamente parecía que Claude se iba a tener que multiplicar para realizar su labor. Pero el galo se hartó y exigió una subida de ficha que el club no estuvo dispuesto a asumir. Tras un mes con bastante tensión, se anunció su traspaso al Chelsea por 20 millones de euros. El resultado para el Madrid fue de tres años sin ganar títulos (curiosamente hasta que volvió a reforzar esa posición) con jugadores de nivel bajísimo como Gravesen, Borja o Pablo García haciéndose con el puesto que antes tenía el mejor jugador del mundo para esas labores. Para cerrar el círculo, Makélélé ganaría dos Premier League y dos Copas en el Chelsea, siendo elegido en el año 2005 como el mejor jugador de la temporada por delante de Drogba o Lampard, por ejemplo. Pocas veces un jugador que no aparece en los «highlights» y que estaba entre los peores pagados de la plantilla, ha demostrado ser tan importante para que no se venga abajo un equipo.
En conclusión, jugadores como Makélélé siempre en mi equipo. El tiempo ha demostrado nuevamente con Casemiro que jugadores de ese perfil son imprescindibles para formar un equipo campeón. Puede que Makélélé no tuviera la velocidad de Ronaldo, la clase de Zidane, el regate de Figo o el olfato goleador de Raúl, pero ninguno de esos jugadores podría haber funcionado sin el francés hinchándose a recorrer kilómetros y recuperando balones como si no hubiera un mañana. Dos Ligas y una Champions en tres años así lo atestiguan, pero sobre todo los años posteriores sin títulos. Seguramente pocos aficionados actuales tengan en la memoria a Claude Makélélé, pero los que vivimos su etapa en el club y los tres años posteriores, sabemos perfectamente lo que supuso, especialmente su injusta marcha.