#BlancoYEnBotella | Por una vez que maté un perro …
Resulta difícil de explicar la impotencia que siento en estos momentos al ver cómo, una vez más, se está machacando al Real Madrid y se está manchando de basura su última victoria por una controvertida decisión arbitral.
Sobre todo, después de una temporada en la que el VAR ha sido, por lo general, un triste protagonista en muchos partidos, perjudicando gravemente al Real Madrid en algunos casos y beneficiando, en la mayoría de ocasiones, al Barça y, en menor medida, al Atlético de Madrid, cómplice en este engrudo federativo y arbitral.
El Real Madrid, siempre a contracorriente
Como si fuese el primer y único error arbitral de la temporada, todos los focos se han puesto sobre el penalti a Casemiro que le dio el pasado domingo el triunfo al Real Madrid en el Ciudad de Valencia ante el Levante.
Una jugada que, una vez vistas las imágenes, no parece descabellada la señalización del punto fatídico, habida cuenta que la brutal patada de Doukoure fue de tal calibre que él mismo se rompió el ligamento cruzado de su rodilla y que, si bien no impactó de forma directa sobre el tobillo del brasileño, sí que lo rozó de forma ostensible.
De hecho, y como dijo el propio presidente del Levante, Quico Catalán, de haber impactado directamente sobre Casemiro le habría sacado del estadio, luego era juego brusco grave y por tanto, falta. Es más, si Dokuoure hubiese dado de lleno, no sólo habría sido penalti sino que también debería haber sido expulsado por juego brusco muy grave.
Pero eso da igual. En el mismo momento en que Iglesias Villanueva decretó la señalización del penalti, ayudado por Jaime Latre desde el VAR, el Tribunal de la Santa Inquisición de Prensa Nostra ya había celebrado su particular juicio sumarísimo y, como era de esperar, condenó a muerte al club blanco, acusándole de robo.
Empezando por la Mónica Marchante de turno, desde el palco y Ricardo Sierra desde el pie de campo, y acabando por los directores y mamporreros del Régimen en las radios y TVs, entre ellas RTVE, empezaron a agitar el avispero, a ver si entre todos podían destruir la victoria y, sobre todo, popularizar aún más la idea de que sólo hay un equipo ladrón en España y ése es el Real Madrid.
La mejor forma, sin duda, de blanquear todo lo que hemos estado viendo estos últimos meses, con escándalos mayúsculos aún más graves pero que, curiosamente, no despertaron la trompetería mediática que sí se generó con la jugada del domingo.
Por citar tan solo unos pocos ejemplos recientes, nadie, absolutamente nadie, se preocupó de entrevistar al presidente del Girona cuando no hace mucho, González Fuertes dejó al equipo rojiblanco injustamente con 10 jugadores y pasó por alto dos clarísimos penaltis en el área culé (un agarrón de Jordi Alba a Stuani y una mano de Piqué).
Ni tampoco nadie se interesó por saber el sentir de la directiva del Valladolid cuando el equipo albivioleta fue estafado en el Nou Camp por Martínez Munuera, cuando cayeron derrotados por un penalti inexistente sobre Piqué.
Como tampoco nadie le preguntó hace una semana al presidente del Rayo ni a ningún aficionado local cómo se sentían, después de que el Atlético de Madrid hubiese ganado su partido con un gol en posición ilegal de Griezzman.
El VAR no puede ayudar al Real Madrid
Ahora resulta que el VAR no puede decidir a favor del Real Madrid. No. Siempre ha de decidir en nuestra contra, hasta el punto que en estos momentos es el equipo que más veces ha sufrido los rigores del videoarbitraje con hasta ocho actuaciones puntuales, sin que nadie haya dicho nada al respecto.
Y no me parece mal, ojo, porque si con esas actuaciones se ha corregido un error arbitral, perfecto porque ésa debería ser la filosofía del VAR.
Con lo que ya no estoy tan contento es con el bombo y la parafernalia que montan toda esta gentuza cuando el VAR beneficia al Madrid, presentándolo sistemáticamente como un efecto de los hilos del Bernabéu y el poderoso influjo de Florentino Pérez en la RFEF, pese a que todos sabemos que ahí pinta menos que la Tomasa en los títeres.
Lo vimos, sin ir más lejos, en el derby ante el Atlético de Madrid cuando, a pesar de que fuimos penalizados por su uso, o mejor dicho por su “no uso” en el gol de Griezzman (que partió de una clarísima falta de Correa a Vinicius no señalada por el árbitro), se vendió por la prensa del Régimen como un atraco al Atlético.
Y todo porque el VAR dio validez al penalti de Giménez a Vinicius, claro y diáfano donde los haya, y no señaló un posible derribo de Casemiro a Morata y en el que el exjugador del Real Madrid exageró su caída, y anuló un gol por un justísimo fuera de juego -que lo era- al mismo Morata.
De aquello, como de lo del domingo, se escribieron ríos de tinta y se despacharon horas y horas de tertulieta en los medios españoles. Un tiempo que, curiosamente, nunca dedican ni a Barça ni Atlético de Madrid cuando los beneficiarios del VAR, errores incluidos como los antes citados.
Todo lo contrario, mientras que dedican tres cuartas partes de los programas a presentar al Madrid como un ladrón y dan voz a toda suerte de posibles perjudicados, buscando “rajadas” contra el club, luego le dedican si acaso cuatro o cinco minutos (de reloj) a las jugadas polémicas que benefician a los verdaderos equipos del Régimen o pasan de puntillas sobre las que perjudican al Real Madrid.
De hecho, en esta forma de ingeniería social, se ha llegado incluso a excluirlas de los resúmenes que el inefable Roures y su mano derecha Óscar Lago le pasan a las otras televisiones, de modo que lo que no sale en esos extractos de apenas dos o tres minutos, sencillamente nunca existió, lo que ayuda a potenciar en el imaginario colectivo la idea de que sólo hubo en el partido jugadas favorables al Real Madrid o que no hubo jugadas polémicas a favor de Barça o Atleti.
Por eso, y como decía el refrán, “por una vez que maté un perro, me llamaron mataperros”. Es decir, que para una vez que el VAR nos beneficia (ojo, que no nos regala nada) resulta que los ladrones somos nosotros y no los que, desde que mediante el uso del videoarbitraje le expulsaron a Lenglet un lejano mes de noviembre, no han vuelto a verse perjudicados por su uso nunca más y ahora llevan una jugosa ventaja, cimentada entre otras cosas, en dichos errores no corregidos.
Foto de portada: AS