#BlancoYEnBotella | Nunca están contentos
La llegada al banquillo de Santiago Solari ha vuelto a dejar con las vergüenzas al aire a toda la prensa nacional, la mafiosa Prensa Nostra, a la que la decisión, primero, de su contratación y su presunta interinidad y su confirmación posterior para nada menos que dos temporadas y media, le ha pillado una vez más con el pie cambiado.
Por eso, no es de extrañar que la práctica totalidad de medios españoles, que llevaban dos meses gozando más que cerdos en el barro por la errática situación deportiva del Real Madrid, ha vuelto a emplear su proverbial doble rasero y esa indecente manía de criticar una cosa y su contraria, con el fin de atacar la decisión de contar con el argentino hasta el 30 de junio de 2021.
Lopetegui, con él empezó todo
Ya se vio con el trato infame y vejatorio que le dispensaron a Lopetegui cuando se anunció su fichaje por el Real Madrid. El técnico vasco cometió el delito de lesa patria, el pecado nefando de cambiar la sacrosanta y felicísima Roja por el dinero del imperialista Real Madrid, traicionando a toda una nación.
Entonces, Lopetegui -que hasta la fecha era un ídolo y un magnífico entrenador para toda la prensa- se convirtió en el pimpampum de la prensa, especialmente desde que el equipo entró en barrena, a partir del mes de octubre.
Los que apenas cinco o seis meses atrás decían de él que era el mejor entrenador español y un tipo con un talento especial desde el punto de vista táctico, se dedicaron a despellejarle, semana tras semana. Y, de paso, ajustarle las cuentas que tenían pendientes con él desde su destitución como seleccionador nacional por parte de Rubiales apenas a dos días del inicio del Mundial, con el resultado por todos conocido.
En su línea habitual, lo que le reprochaban a Zidane y exigían del técnico del Real Madrid (fuese quien fuese) es que tuviese el bagaje táctico y técnico que el galo no tenía. Zidane, aun con tres Champions y una Liga y otros títulos menores en el zurrón en apenas tres años, era un “piernas”, un alineador con suerte y un mero gestor de egos.
El Madrid necesitaba, pues, un tío que supiese de fútbol. Pero claro, llegó Julen y con él los malos resultados y el conocimiento táctico que era imprescindible para entrenar a un club como el Real Madrid ya no era necesario.
El equipo lo que ahora necesitaba era un gestor de egos, un tipo con “mano izquierda” para tratar con tanta estrella y no alguien que aburriese a los futbolistas con charlas tácticas y cuestiones deportivas. Vamos, lo contrario de lo que era Lopetegui y exactamente lo que criticaban furibundamente a Zidane hace apenas unos meses. Para volverse locos…
Julen, el nuevo mártir para Prensa Nostra
Pues bien, después de tratar durante varias semanas con un especial desprecio a Julen Lopetegui, al que daban por cesado incluso varias jornadas antes y al que consideraban poco más que un cadáver deportivo, acabó siendo despedido por el club tras la dolorosa derrota en el Nou Camp.
Entonces, ese cadáver, ese despojo ambulante que era Lopetegui para Prensa Nostra se convirtió de repente en un mártir y en un ser maltratado por el Real Madrid, no sólo por despedirle sino por hacer referencia en el comunicado donde se anunciaba su salida a que contó con ocho aspirantes al Balón de Oro y su desempeño al frente del equipo no fue precisamente el mejor.
Que a la larga y conociendo cada vez más entresijos de la etapa del vasco en el Madrid tenga ahora la sensación de que el club se quedó corto con lo que puso, es ya una mera opinión personal y además, no viene en estos momentos a cuento. El caso es que aquellas palabras fueron tomadas por Prensa Nostra como casus belli, una vez más, contra la Directiva y más concretamente, contra su Presidente, el verdadero objetivo de esta cacería.
Así pues, la Prensa, que había estado denostando a Lopetegui sin parar y faltándole el respeto a diario desde sus tribunas, se puso toda estupenda porque había considerado que aquella mención a la gran plantilla del Real Madrid en su comunicado eran una gravísima ofensa al pobre Julen, que de pimpampum para los medios se convirtió de un plumazo en el nuevo mártir de la causa antimadridista. Y, en base a ello, montaron horas y horas de tertulias y debates con el único objetivo de atizarle hasta en el cielo de la boca a Florentino Pérez.
Solari y el “petardazo” de Conte
Pues algo parecido ha pasado con Santiago Solari, cuya llegada al club blanco vino precedida del hecho de que Prensa Nostra se había pasado varias semanas (ojo, aun con Lopetegui en el banquillo y con contrato en vigor) dando por hecho de iba a venir Antonio Conte.
Conte por aquí, Conte por allá, que si era demasiado duro, que si la plantilla le iba a recibir de tal o cual forma, que si el respeto había que ganárselo en el campo y no a base de mano dura, etc.
Es más, en su delirio y en esa manía de hacer noticia cualquier rumor, por disparatado que sea y, por supuesto, sin tomarse la molestia en cotejar nada, algunos periodistas como Edu Pidal, de Onda Cero, llegaron a afirmar taxativamente que Lopetegui había sido cesado la misma noche de la debacle ante el Barça (cosa que no se produjo) y que sería sustituido por Conte.
Es más, incluso el avezado periodista se aventuró a decir como gran primicia que el técnico italiano sería presentado a la mañana siguiente a las 13:00 horas (algo que, evidentemente, tampoco tuvo lugar), para mayor escarnio del sujeto y de su medio.
Y como éste, el resto de prensa (hablada, televisada y congregada en infectos chiringuitos), que contaba con que el técnico transalpino y su pelazo se sentarían en el banquillo madridista más pronto que tarde.
Pues héte tú que el Real Madrid apostó por Santiago Solari y el ridículo de la prensa y esas presuntas fuentes de las que dicen beber (el entorno del club, la “zona noble”, gente cercana a Florentino, etc. ) fue oceánico y fuimos de nuevo testigos de cómo volvió a cubrirse de mierda el mejor periodismo deportivo que se hace en el mundo.
“Provisionalidad”, la palabra maldita
No sé bien si cabreados por el tremendo ridículo hecho anunciando la fantasmagórica llegada de Conte que nunca llegó o simplemente por el odio que nos profesan, la tomaron con Solari y, cómo no, con el club y su presidencia por la imperdonable falta de respeto que supuso etiquetar al argentino como “provisional”.
Qué terrible atentado al honor de Solari considerarle “provisional” en vez de cantar a los cuatro vientos que él sería el entrenador para esta temporada. Qué digo de esta temporada, de la próxima década o mejor aún, del próximo siglo…
Y como veían que, poco a poco, el enfermo –el Real Madrid- salía de la UVI y mejoraba más a base de goles que de fútbol pero mejoraba y, siguiendo el símil médico, evolucionaba positivamente dentro de la gravedad, había que enmerdar y cuanto más mejor.
Con el fin de minusvalorar los cuatro triunfos consecutivos y, por ende la labor de Solari en el banquillo de este nuevo Real Madrid, más goleador, cada vez más vertical y más serio, se dijo que había sido ante rivales de escasa entidad.
Eso sí, ignorando que estos mismos pájaros no hace mucho nos vendían sin ponerse ni colorados que Real Valladolid y Celta eran grandes equipos. Pero claro, eso era cuando los pucelanos se las hicieron pasar canutas al Barça, que ganó in extremis y gracias al VAR y cuando los del ya “extinto” Mohamed se pasó por la piedra al Equipo del Pueblo. Ahora ya era otra cosa.
Solari, el “agradaor”
Pero siendo esa forma de ningunear a Solari francamente vomitiva, más aún lo ha sido el trato denigrante que lo más “granado” de Prensa Nostra ha dispensado a nuestro nuevo entrenador, presentándolo como un perfecto mindundi, un pelele en manos del Presidente.
O como dijo Roberto “Gañoteman” Gómez, como bien le califica el gran Richard Dees, Solari no pasaba de ser un mero “agradaor”, un palmero de Florentino Pérez, cuya única labor al frente del equipo era la de poner en el equipo titular a aquellos jugadores que gustan en la zona noble.
Una corriente de opinión que ha explotado cuando, de nuevo desnudando al periodismo patrio, el club publicó esta semana un comunicado oficial en el que no sólo confirmaban a Solari como técnico del primer equipo de forma definitiva sino que encima lo sería hasta el 30 de junio ¡de 2021!
En todas las “porras” de las redacciones se daba por hecho que Solari acabaría la temporada y gracias o, en el mejor de los casos, que firmaría hasta 2020. Por eso este anuncio del Real Madrid les volvió a pillar con los pantalones a media asta.
Por tanto y para justificar su enésimo ejercicio de desinformación masiva, además de las citadas falta de respeto, se desempolvaron las apelaciones a la suerte porque, efectivamente, el Real Valladolid estrelló dos balones al larguero y el Celta uno al palo.
Una suerte que, curiosamente, no nos permitieron usar como atenuante en los fracasos cuando durante varios partidos consecutivos, como los días del Levante o e CSKA, llegamos a tirar hasta tres y cuatro tiros a los postes y acabamos perdiendo inmerecidamente. O cuando Modric tiró al poste del Nou Camp el día del Clásico, con 2-1 en el marcador y el Barça literalmente borrado del mapa por el Real Madrid y dicha jugada pudo cambiar el curso del partio.
Pero volviendo al tema de Solari, al que exigían retirar esa etiqueta de “provisional”, resulta que ahora están molestos porque el club le ha puesto un horizonte “laboral” demasiado exagerado y total, ese contrato es papel mojado porque van a venir las derrotas y le van a echar igual, aunque hubiese firmado hasta el 2050.
Porque, claro, por qué se van a poner en lo mejor y que, como Zidane –y con todas las salvedades habidas y por haber entre ambos– el equipo empieza a ganar partidos y acaba levantando algún título y, como el francés, acaba triunfando. Eso sería insoportable si nos atenemos a lo que han dicho de Solari y eso que apenas lleva un mes en el banquillo.
No, es mejor ponerse en lo peor y refocilarse babeando como el Perro de Pavlov esperando un batacazo, a ser posible esta misma temporada, y seguir con sus debates y dándole palos al Real Madrid, vengan o no a cuento.
Pues bien, desde aquí y viendo la que le espera al argentino, quiero desearle toda clase de éxitos. No sólo porque sus éxitos serán nuestros éxitos y su estabilidad, nuestra estabilidad. Y su proyecto, nuestro proyecto. Y nuestros triunfos serán nuestros triunfos. Y con todo ello su bilis, su úlcera y su rabia eterna. Y mi felicidad. Mi felicidad más completa.
Texto: Diego J. Montero
Foto de portada: AS